El agua es para la vida y no para la muerte Del agua como don y vida, frente a la muerte
Seguimos, con el espíritu de Laudato si, en esta conversión a la ecología integral. Conciencia, sensibilidad y apuesta por la vida y el compromiso del cuidado de la naturaleza y de nuestra humanidad, en comunión integral. Porque no queremos la guerra del agua, porque hemo sido bautizados en el agua de la vida y de la comunidad, la que conduce a la vida eterna y no a la muerte.
Por el cuidado y el acceso al agua potable, te rogamos óyenos
Reflexión y oración desde el agua
Oigamos el grito del agua:
“El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, […….] ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible [….]. Un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días. [……] La diarrea y el cólera, que se relacionan con servicios higiénicos y provisión de agua inadecuados, son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil. Las aguas subterráneas en muchos lugares están amenazadas por la contaminación que producen algunas actividades extractivas, agrícolas e industriales, sobre todo en países donde no hay una reglamentación y controles suficientes. No pensemos solamente en los vertidos de las fábricas. Los detergentes y productos químicos que utiliza la población en muchos lugares del mundo siguen derramándose en ríos, lagos y mares”. LS28-29
Ante este desastre y amenaza se da una gran tentación:
“Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado…...... se advierte un derroche de agua no sólo en países desarrollados ….. ….., porque no hay conciencia de la gravedad de estas conductas en un contexto de gran inequidad”. LS30
Qué lejos esta situación de la armonía para la que fuimos creados, nuestro Dios es el Dios de los pequeños y de los grandes, envía la lluvia el agua para todos, buenos y malos. Nos da el agua para la vida, para la fecundidad, para la tierra, para la alabanza, para la belleza, para la salud…para cuidarla y protegerla. Y nos avisa, en Jesús, del peligro de corromperla, mercantilizarla, de esclavizar con ella, de someter, de amenazar de muerte, de violencia y guerra, de hacer de ella un elemento de poder: «Los poderosos de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. Que no sea así entre vosotros, sino que el que quiera ser grande sea el servidor» (Mt 20,25-26). LS82. Nos ilumina el encuentro de Jesús con la samaritana. Cuando el agua se desconecta de la vida se convierte en tensión entre judíos y samaritanos, se hace problema político, económico, social, pero cuando se descubre el agua de la vida, entonces es lugar de comunión de encuentro, de esperanza, de luz y de vida. El agua es para la vida. Para comunicarla, compartirla.
Señor, ayúdanos a saber ayunar de vivir despreocupados del problema del agua porque nosotros tenemos suficiente y potable. Ayúdanos a comprender junto a la Samaritana que el agua es de la vida y para la vida, a saber orar cada día desde ella, agradecidos y agradeciendo todo el agua que tenemos en nuestra tierra querida y en nuestra región. Que nuestra limosna sea en estos días dedicar tiempo a informarnos bien sobre las causas y consecuencias en el día a día, del no acceso a agua potable que sufre la mayoría de las personas de este mundo, aunque nos parezca increíble. Concienciarnos y concienciar a nuestros niños y nuestros jóvenes de la tarea de este don tan universal como gratuito, tan unido a la vida y a la dignidad de las personas. Que nuestro ser bautizados en el agua de la vida, nos ayude a comprometernos para que el agua limpia y sana sea un derecho universal de cada persona, y que lo sea inviolable.
Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén