No es cierto que el deporte, per se,inculque valores positivos. Pero sí que los puede impulsar. ¿Cómo lograrlo?
El profesor de Educación Física Ruiz Omeñaca hizo su tesis doctoral analizando, en unos grupos de alumnos, los
valores positivos y éticos que tiene el deporte en sí mismo, pero
también los de carácter negativo.
La práctica deportiva, dice, se asocia generalmente al trabajo en equipo, al afán de superación y al sacrificio. Pero no se tiene en cuenta que el deporte puede ser también competitividad en exceso y a cualquier precio, elitismo, y exclusión del que no llega a un nivel determinado.
Es la
cara y la cruz del deporte, de la educación y de quien no sabe hacer bien las cosas.
La premisa de la que partía es que el deporte en sí mismo no educa, al contrario de lo que se dice en algunas ocasiones. Y sostiene que si no se aplica una
metodología ética el deporte puede estar mal orientado.
Por eso, propone "avanzar hacia planteamientos que permitan impregnar a la actividad deportiva de una orientación ética".
Aboga, por ello, por
introducir la ética en la enseñanza deportiva. Y por resaltar el potencial educativo de la actividad deportiva en la promoción de un sentido ético de la vida.