Ser capaz de ver y reconocer las maravillas que rodean nuestras vidas es una gran virtud. Y no es fácil ejercitarla.
En Nueva York un célebre músico celebró un concierto de violín que resultó extraordinario y que, además, lo ejecutó con un maravilloso Stradivarius, que era un instrumento maravilloso.
A partir de este concierto decidieron hacer un experimento. Propusieron que este mismo artista tocara esas mismas piezas en el metro de Nueva York y con el mismo instrumento.
Al día siguiente lo hizo, pero disfrazado con ropas andrajosas de mendigo. Estuvo toda la mañana, apenas recogió unos veinte dólares y sólo dos personas se pararon más de un minuto.
No quiso cobrar nada por el experimento. Le bastaba la lección aprendida: lo más bello, lo más extraordinario, puede estar pasando a nuestro lado y no lo vemos, nos falta capacidad para verlo.
MORALEJA
En lugar de adoptar el papel de víctima e ir amargado por la vida valora, aprecia y disfruta lo que tienes. Puede ser mucho más de lo que crees. Y da gracias por tenerlo.