David López Royo Es mejor mirar al futuro
Cuando el presente comienza a estar saturado y devaluado es mejor mirar al futuro. En la vida sucede que es preciso y, hasta conveniente, obviar el momento que te puede estar tocando vivir, se trata de una terapia que te ayuda a saber poner limite a todo aquello que termina haciéndote daño y, por tanto, te hace sufrir.
El presente para muchas personas se convierte, de buenas a primeras, en una carga pesada de llevar. De pronto, de la noche a la mañana, por una circunstancia o acontecimiento que tú no te esperas y, además, no puedes controlar, todo parece que se oscurece en tu vida.
Hay cientos, miles de personas que por un hecho puntual en la vida pierden la luz y la brillantez que tenían hasta ese momento. El fallecimiento de alguien que pertenece a tu circulo de personas más cercanas, una enfermedad, una causa judicial que te obliga a estar años y años sometido a una presión que no te mereces. Pensemos en tantas personas normales, empresarios y políticos que por diversas circunstancias han sido arrastrados por la lentitud de la justicia a ser reos de los medios de comunicación y de intereses particulares, y que, al final, aunque la justicia actúa con mucha lentitud, son exonerados de las acusaciones que les habían asignado; pero su dignidad ha quedado maltrecha y nadie les podrá quitar el sufrimiento que han tenido que vivir, y todos aquellos que quisieron hacerles daño seguirán como si el daño pretendido no hubiera ido nunca con ellos. Son personas que han buscado activamente destruir y poco les importará haber sido los artífices del mal.
El presente se convierte desde que ocurre ese hecho puntual en un espacio del que quieres huir y alejarte; pero no es cosa fácil. El acontecimiento que te ha tocado vivir te afecta de tal manera que puedes dejarte llevar por la tristeza y la desesperación, se origina en tu corazón y en tu mente un dolor inmenso que forma un muro entre tu yo y el yo de los demás. La tentación que tienes es encerrarte en un mundo sin perspectiva.
Así que lo más importante, una vez llegado a esta situación es buscar, de nuevo, la luz y la esperanza. Se trata de una decisión que tienes que lograr que ocupe la totalidad de tu cerebro porque no habrá otra manera de que logres abandonar el pozo en el que puedas estar metido.
Esto te obliga a mirar siempre al futuro. Entender el futuro como el espacio privilegiado para construir un proyecto nuevo y, volver a sacar todo lo positivo y bueno que existe en tu persona, es decir en tu corazón y en tu cerebro. Esto te hará superar el mayor de los dolores causados por el fallecimiento de un ser querido, te reubicará ante la enfermedad y logrará arrinconar a quienes te quieren hacer daño intentando emplear a la justicia como la herramienta para destruirte, es decir, manipulando y retorciendo el sistema sagrado de la Justicia, menos mal que el imperio de la Ley es la mayor de las garantías para poder acabar con la farsa que han pretendido mantener.
Hay que fijar la mirada en el horizonte del futuro porque esto hará que tu presente pueda transformarse, de la carga del sufrimiento a una fuerza que es capaz de generar tanta energía positiva que puedes empezar nuevos proyectos. Vivir un presente pensando que eres una persona desgraciada no conduce a ningún puerto que se llame “Esperanza”.
El horizonte del futuro se construye desde el hoy y nunca desde el ayer, el ayer es pasado y éste no puede ocupar tu presente haciendo que el futuro no se pueda ver porque la niebla te envuelve en las tinieblas de la tristeza.
El sufrimiento experimentado por los acontecimientos de la vida tienes que lograr transformarlo en el rayo de luz que se hace camino entre las nubes oscuras y cerradas del ayer, por esto es necesario que tu cerebro se deje arrastrar por todo lo positivo que hay en ti proponiéndote nuevos caminos, de esta forma, con toda probabilidad, volverás a hallar el camino más oportuno y pertinente para desarrollar la energía acumulada a través de los años.
A partir de este momento las personas dejarán de mirarte pensando que eres una pobre persona. Hasta ese momento sus palabras cuando te miraban eran “pobre ha fallecido su ...”, “fíjate tiene una enfermedad incurable, pobrecito ...” “mira, mira, ese es ... ha cometido ... ha hecho ...”
Debes de aprender a que los comentarios no lleguen a ser los que marquen tu vida. Esto es oscuridad y, de esto, hay mucho en la vida. Quienes los hacen, generalmente, son personas que solamente se preocupan de aquello que más daño puede hacernos.
Así que lo más conveniente es mirar al futuro, desde un presente que quiere ser constructor de positividad y de esperanza. Tenemos que huir de la noche sin esperanza porque caer en esta perspectiva es sentir que el amanecer no tendrá luz. Tenemos que retirarnos de los caminos sin salida porque esto supondrá que nuestro caminar no tiene rumbo. Tenemos que separarnos de los precipicios de las montañas porque esto nos podrá aproximar a una caída libre en el vacío. Tenemos que alejarnos de los que buscan hacernos daño porque esto nos hará adentrarnos en la toxicidad del mal.
Deberemos sentir, más bien, que tenemos capacidad para hacer que la noche tenga luz, que los caminos estén bien señalizados, que las montañas sean espacios naturales para disfrutar de los paisajes, y que siempre nos dejaremos llevar por personas de bien y que no se han alejado de ti por las circunstancias que la vida te ha marcado, porque experimentar la cercanía de éstas te habrá hecho descubrir que otras han decidido alejarse de ti, dejaron de comunicarse contigo, y esto quiere decir que eran interesadas y que nunca te tuvieron como amigo, aunque se aprovecharon de tu generosidad.
Mirar al futuro posibilita que se pueda volver a construir una vida basada en la esperanza y esto es lo más maravilloso que nos puede pasar a las personas. Por esta razón siempre es mejor mirar al futuro. Miremos al futuro confiando en nosotros mismos y dejándonos abrazar por las personas que nos quieren tal y como somos, porque son quienes alimentan nuestra fuerza y energía para superar los baches de la vida.