Reflexión de Mons. Miguel Ángel Cadenas Cardo, O.S.A. (Vicariato Apostólico de Iquitos-Perú) y Diandra Torres Monge (Derecho Ambiente y Recursos Naturales) Francisco, un Papa con alma amazónica

El Papa de la Amazonía
El Papa de la Amazonía Bea Prusinowska

Los amazónicos tenemos un rol que no podemos desconocer: estamos arraigados a nuestros ríos, a nuestras culturas, a nuestra historia de saqueos y genocidio ejecutados por otros, para extraer nuestros recursos. Debemos reconstruirnos, como dice Francisco, pues estamos encarnados en nuestro territorio, y ese es un legado que no podemos ni debemos olvidar.

En estos días, el mundo ha perdido, no solo al líder de la Iglesia Católica, sino al Papa de, por y para la Amazonía, cuyo compromiso con nuestra región, sus pueblos y su entorno natural ha sido inspirador e inquebrantable. Esperamos que su legado perdure en nuestro territorio para cumplir con los cuatro grandes sueños de su Querida Amazonía.

Por: Mons. Miguel Ángel Cadenas Cardo, O.S.A. (Vicariato Apostólico de Iquitos) y Diandra Torres Monge (Derecho Ambiente y Recursos Naturales)

La relación del Papa Francisco con la Amazonía no fue casual. Francisco fue uno de los principales redactores del Documento de Aparecida. Fue allí donde atendió al llamado de los obispos brasileños para incluir referencias específicas a esta región vital, abriendo así un camino que marcaría su pontificado. Años más tarde, ante la urgencia climática global y en preparación para la Cumbre del Clima en París (COP21), recibió la sugerencia de escribir una encíclica que ayudara a sensibilizar al mundo sobre la urgencia ecológica. El resultado fue Laudato Si’, publicada apenas unos meses antes de dicha cumbre, en la que nos recuerda que enfrentamos no dos crisis separadas —una ambiental y otra social—, sino una única crisis socioambiental que exige propuestas integrales.

Para poner en práctica los principios de Laudato Si’, Francisco eligió la Amazonía como laboratorio, un territorio de vida donde ensayar una nueva forma de caminar juntos: la sinodalidad con rostro amazónico. Una Sinodalidad que no es democracia, pero sí implica escucha, diálogo intercultural y búsqueda de consensos, alejándose de la lógica vertical del poder que está en la raíz del extractivismo. 

En la Exhortación Apostólica Querida Amazonía, Francisco nos deja un legado de profunda esperanza, sintetizado en cuatro grandes sueños: (1) Que la Amazonía luche por los derechos de los más pobres, (2) Que preserve su riqueza cultural, (3) Que custodie la abrumadora hermosura natural que la habita, (4) Que las comunidades cristianas se encarnen verdaderamente en el territorio, con un compromiso firme, humilde y transformador.

Estos cuatro sueños no deben quedar en el olvido. Al contrario, deben inspirar la implementación de políticas públicas que respondan a los problemas sociales, satisfagan las necesidades de la población y promuevan el bien común. Claramente en las regiones amazónicas, el punto de no retorno está en nuestras manos. Necesitamos profundizar el diálogo intercultural en nuestras discusiones. Las decisiones que se toman hoy —y las que vendrán— deben construirse a la luz de una nueva visión de desarrollo, donde participemos activamente como pueblos y ciudadanía.

Desde la mirada de un modelo extractivista, estos sueños pueden parecer restricciones al desarrollo. Pero desde una perspectiva de justicia socioambiental, son faros éticos para un nuevo paradigma de vida, donde el desarrollo no siga implicando sacrificios territoriales ni humanos.

Los amazónicos tenemos un rol que no podemos desconocer: estamos arraigados a nuestros ríos, a nuestras culturas, a nuestra historia de saqueos y genocidio ejecutados por otros, para extraer nuestros recursos. Debemos reconstruirnos, como dice Francisco, pues estamos encarnados en nuestro territorio, y ese es un legado que no podemos ni debemos olvidar. 

El mismo día del fallecimiento del Papa Francisco, Mari Luz Canaquiri, presidenta de la organización Kukama Huaynakana Kamatahuara Kana (Loreto, Perú), recibió el Premio Goldman 2025, el mayor reconocimiento mundial a defensores del medio ambiente. Su lucha logró que el río Marañón —uno de los más amenazados por megaproyectos— fuera declarado como titular de derechos. Un símbolo poderoso: mientras despedimos a un Papa que puso la Amazonía en el centro de la Iglesia y el mundo, el mundo reconocía la lucha de las mujeres de la federación Kukama en la figura de Mari Luz.

Francisco nos enseñó que todo está interconectado. Mari Luz nos recuerda que estamos en comunión con el resto de los seres con quienes compartimos la vida

En estos días, el mundo ha perdido, no solo al líder de la Iglesia Católica, sino al Papa de, por y para la Amazonía, cuyo compromiso con nuestra región, sus pueblos y su entorno natural ha sido inspirador e inquebrantable. Esperamos que su legado perdure en nuestro territorio para cumplir con los cuatro grandes sueños de su Querida Amazonía.

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