Desengaños contra el tiempo

Esta mañana, la niebla, como palio de la confusa fila de alisos, sauces y abedules, subió por el cauce del río lamiendo los cimientos de la montaña hasta A Fonte da Cunca. De trecho en trecho, los rayos del sol, como rasguños, borraban la blanca colada tendida durante la noche sobre los centenares.  Al atardecer, cuando en el bar, los hombres iban tirando a la mesa las cartas,  desengaños contra el tiempo,  el viajero bajaba  de la montaña admirando las columnas de humo de las chimeneas que, como plegarias mal hilvanadas que el tiempo en vano va limando, subían al cielo como cuentos tejidos y destejidos mil veces por generaciones y generaciones hasta llegar al origen del fuego, Y así, los días royendo el tiempo  van encogiendo el año.   

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