Y le prohíbe residir en su antigua parroquia, Conil de la Frontera Monseñor Zornoza suspende cautelarmente del ejercicio del ministerio al canónigo Rafael Vez

Se la tiene jurada y no parará hasta verlo reducido al estado laical. El obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, se sigue ensañando con uno de sus curas, el canónigo de la catedral, Rafael Vez. Ahora, da un paso más en la escalada de acoso y derribo del sacerdote. Además de suspenderlo cautelarmente del ejercicio del ministerio sacerdotal y de los demás oficios que tenía encomendados, lo más llamativo es que, tras echarle de la casa parroquial, le prohibe residir en Conil de la Frontera, el pueblo del que era párroco.

De ahí que el canónigo señale que esa decisión de prohibirle la residencia en Conil vulnera su "derecho constitucional a residir donde me plazca", al tiempo que asegura que el decreto de suspensión cautelar está "lleno de mentiras y falsedades" y, por eso, anuncia que ejerzerá su derecho de defensa "a sudebido tiempo y forma en sede judicial".

Y como el obispo le prohibe ejercer su ministerio sacerdotal, el padre Vez asegura que lo seguirá ejerciendo de otra manera: "rezando con la Iglesia, por la Iglesia y por las necesidades del mundo". Y concluye con un esperanzador: "¡Sigamos adelante! La verdad prevalecerá".

Texto íntegro de la comunicación de Rafael Vez

En el día de ayer me fue entregado por Sr. Vicario General, Don Oscar González, en presencia del Sr. Vicario de Pastoral, Don Fernando Campos, y el Secretario Canciller, que actuaba como Notario, Don Cristóbal Flor, el Decreto Episcopal firmado por Don Rafael ZORNOZA BOY, donde se me Comunica LA SUSPENSION CANÓNICA CAUTELAR DEL EJERCICIO DEL MINISTERIO SAGRADO Y DEMÁS OFICIOS ECLESIÁSTICOS, CON PROHIBICIÓN DE RESIDIR EN CONIL DE LA FRONTERA.

Curiosamente el Decreto Episcopal, que trae una introducción llena de mentiras y falsedades, y que a su debido tiempo y forma en sede judicial tendrán que ser demostradas, VULNERA MI DERECHO CONSTITUCIONAL A RESIDIR DONDE ME PLAZCA.

A partir de este momento, y hasta que no se resuelva todo este litigio, no podré celebrar ni ejercer públicamente mi ministerio sacerdotal, ni mis oficios de Profesor del Seminario y Canónigo Maestro de Ceremonias, que en la actualidad de facto se me impedían ejercer.

Viviré mi ministerio sacerdotal durante este tiempo de otra manera rezando junto con la Iglesia y por la Iglesia, y las necesidades del mundo.

¡Sigamos adelante! La verdad prevalecerá