¿Maniobra dilatoria o primer signo de acercamiento a la Iglesia? Las monjas de Belorado piden prórroga al comisario pontificio que les concede cinco días
El arzobispo de Burgos le contestó afirmativamente el pasado sábado, tendiendo a las monjas de nuevo la mano, para lograr un acuerdo y que regresen al seno de la Iglesia o, al menos, para dialogar
Las monjas tienen dos alternativas: o abjurar de la decisión cismática que tomaron hace más de un mes o ratificarse en ella
Si las tres lideresas de las clarisas se empecinan en su decisión y así lo ratifican ante el delegado del comisario pontificio, se activaría los decretos de excomunión. Decretos que son personalizados, nunca en bloque
Pero la Iglesia no tiene prisa y las excomuniones no caerán como una guillotina sobre las 10 monjas encausadas. Quieren hacerlo con caridad, discreción y elegancia
Si las tres lideresas de las clarisas se empecinan en su decisión y así lo ratifican ante el delegado del comisario pontificio, se activaría los decretos de excomunión. Decretos que son personalizados, nunca en bloque
Pero la Iglesia no tiene prisa y las excomuniones no caerán como una guillotina sobre las 10 monjas encausadas. Quieren hacerlo con caridad, discreción y elegancia
Las tres cabecillas de la rebelión de Belorado pidieron, el pasado viernes, una prórroga al comisario pontificio, Mario Iceta. El arzobispo de Burgos le contestó afirmativamente el pasado sábado, concediéndoles cinco días y tendiendo a las monjas de nuevo la mano, para lograr un acuerdo y que regresen al seno de la Iglesia o, al menos, para dialogar.
Sor Isabel, la ex abadesa, Sor Sión y Sor Paz tenían de plaza hasta el día 16, para presentarse ante el delegado del comisario pontificio, el vicario judicial de la diócesis. Antes de que finalizase el plazo se dirigieron por vez primera a la archidiócesis y solicitaron una prórroga. ¿Para preparar su defensa y poner en marcha una nueva maniobra dilatoria o para manifestar públicamente su primer signo de acercamiento a la casa de donde parece que quieren salir?
En el arzobispado de Burgos no lo saben, lógicamente, y no tienen una respuesta clara a las intenciones de las monjas. Por un lado, quieren ver en el gesto un primer acercamiento, pero, por otro, escamados después de tantas idas y venidas y de comportamientos tan erráticos, se muestran pesimistas o, al menos, cautos y un tanto escépticos.
A pesar de que las monjas van a comparecer en la sala del tribunal judicial de la archidiócesis, no se tratará de un juicio, sino de un acto administrativo, aunque esté presidido por el vicario judicial, en el que las monjas tienen dos alternativas: o abjurar de la decisión cismática que tomaron hace más de un mes o ratificarse en ella.
Salir de la Iglesia es muy fácil (basta con decirlo), pero salir y llevarse con ellas los tres monasterios (Derio, Orduña y Belorado), ya es algo más complicado. Y ésa es una de las hipótesis que se barajan respecto a la intencionalidad de las 10 monjas de Belorado cismáticas proclamadas. Porque las cinco mayores y Sor Amparo, la que salió del convento, para no pasarse a una secta, siguen siendo monjas clarisas católicas, incardinadas en Belorado y, por lo tanto, propietarias de los tres conventos.
Si las tres lideresas de las clarisas se empecinan en su decisión y así lo ratifican ante el delegado del comisario pontificio, se activaría los decretos de excomunión. Decretos que son personalizados, nunca en bloque. Es decir, se publicarían en el boletín de la diócesis los decretos personalizados de excomunión y se leerían en la iglesia de Belorado, para que los habitantes del pueblo sepan a qué atenerse.
Pero la Iglesia no tiene prisa y las excomuniones no caerán como una guillotina sobre las 10 monjas encausadas. Quieren hacerlo con caridad, discreción y elegancia. No hay todavía fecha prevista para ello, pero sería a partir de los días 24 o 25, tras pautar la fecha y el texto de los decretos con Roma.
En ámbito eclesial, algunos quieren ver en este paso de las clarisas el primer signo de acercamiento a la institución, tras una larga etapa en la que hicieron gala de un profundo desconocimiento de la realidad, del derecho canónico y civil. Porque, hasta ahora y a pesar de que tanto el arzobispado como personas individuales lo intentaron, las monjas no han querido dialogar con nadie. Ni con Sor Lucía Caram, que lo intentó en sendas ocasiones, ni con varios sacerdotes de dentro y de fuera de la diócesis.