Así lo expresa José Luis Retana en la Carta Pastoral con motivo de la Cuaresma El obispo de Salamanca, con los agricultores y ganaderos: "Es un problema de todos"
El obispo de la Diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, ha recogido en la Carta Pastoral una referencia explícita a las movilizaciones que durante la última semana están protagonizando los profesionales del sector agrario
"En estos días los agricultores y ganaderos se manifiestan en nuestra tierra, en toda España y en Europa. No podemos ser insensibles a sus justas demandas, expuestas de manera cívica"
De manera concreta, ha pedido tener presente la situación en el Ofertorio de cada Eucaristía
De manera concreta, ha pedido tener presente la situación en el Ofertorio de cada Eucaristía
(Diócesis de Salamanca).- El obispo de la Diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, ha recogido en la Carta Pastoral que con motivo de la Cuaresma publicará el próximo lunes, una referencia explícita a las movilizaciones que durante la última semana están protagonizando los profesionales del sector agrario.
“En estos días los agricultores y ganaderos se manifiestan en nuestra tierra, en toda España y en Europa. No podemos ser insensibles a sus justas demandas, expuestas de manera cívica”, expone Mons. José Luis, quien subraya que el campo “es una forma de vida muy digna, no podemos por menos que pensar en los jóvenes agricultores y ganaderos de nuestro mundo rural”.
El prelado enumera algunas de las cuestiones que entiende afectan al buen desempeño del sector, como “las trabas administrativas, los bajos precios, la productividad controlada y subvencionada no reconocen, en muchos casos, la dignidad de estas personas, de sus familias y de su trabajo”.
En este sentido, considera que “su grito desesperado no debería pasar desapercibido para la comunidad, porque no es el problema de unos pocos sino de todos. Son un colectivo de nuestra diócesis que no podemos abandonar en sus justas reivindicaciones y en la atención pastoral que requieren”.
De manera concreta, ha pedido tener presente la situación en el Ofertorio de cada Eucaristía “pues el Pan de la Vida y el Cáliz de Salvación que comulgamos, son “fruto de la tierra, de la vid y del trabajo del hombre”, convertidos en Cuerpo y Sangre del Señor por la efusión del Espíritu Santo”.
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