“No estamos dispuestos a soportar más humillaciones y faltas de respeto”, aseguran los parroquianos Los fieles y el párroco se plantan ante Munilla y cierran las puertas de la parroquia de la Sagrada Familia
Acusan al obispo de San Sebastián de nepotismo y de especular con los bienes de la diócesis
La respuesta de Munilla no se hizo esperar: a última hora de la tarde, cambió las cerraduras de la parroquia
La parroquia de la Sagrada Familia de Amara, en San Sebastián, apareció ayer cerrada. Con llaves y un candado de serpiente. Junto a él, una nota, en la que la comunidad acusaba al obispo, José Ignacio Munilla, de maltratar al todavía párroco, Martín, que se ha negado a ser enviado a Irún (se enteró a última hora que no iba como párroco, sino como coadjutor), y se ha unido a la protesta, que ha impedido entrar en el templo a los nuevos sacerdotes enviados por Munilla.
Esto dice la nota, adherida a las verjas de la parroquia:
ESCANDALO
El párroco se entera ayer miso que le sacan de esta parroquia para enviarle a la parroquia de la Sagrada Familia de Irún, pero no como párroco sino como coadjutor.
No estamos dispuestos a soportar más humillaciones y faltas de respeto.
Junto a ello, varios miembros de la comunidad de la Sagrada Familia y de otras parroquias de San Sebastián se han dirigido a RD para confirmar que “no estamos dispuestos a soportar más humillaciones y faltas de respeto”.
“El todavía párroco (se ha conseguido que no entren hoy los nuevos), se queda en la parroquia”, afirman desde la feligresía, que también muestran su apoyo a la iglesia del Espíritu Santo de Donostia, tras la destitución de su párroco (Luis Aranalde, oficialmente jubilado) y sus colaboradores.
“Martín se ha plantado y se niega a abandonar la parroquia. Le sacan de párroco y va como coadjutor. A eso se llama castigo. Él no acepta ser castigado. Y se queda”, denuncian.
El obispo cambia las cerraduras
La reacción del obispo no se ha hecho esperar. Anoche, cuando los parroquianos iban a celebrar la misa con su párroco, se encontraron con que “nos han cambiado las cerraduras. Sin previo aviso”. Y los nuevos clérigos han tomado posesión, a las bravas.
La cosa no parece que vaya a quedar así. Otro grupo de la parroquia muestran su “disgusto por la falta de respeto hacia nuestra comunidad”, que se repite en Arrasate, Oñati... “¿El obispo no comprende que hace mucho daño a las personas que las integran?”, se preguntan. “Son años de convivencia con el párroco que conoce bien sus problemas:separaciones, enfermedades, crisis de fe etc. También sus ilusiones: matrimonios, nacimientos, proyectos de vida…Es el animador de la fe y contagio con su ejemplo. ¿Qué derecho le otroga destruir todo ésto? ¿La norma? ¿Son las normas antes que las personas?”, se preguntan.
“Le pedimos que reflexione, no produzca tanto dolor y cuide mejor a su Diócesis. Tenga un corazón más generoso y comprensivo con su Diócesis con los inmigrantes, homosexuales, feminismo y marginados. No tanta foto y tanta cháchara y más espíritu evangélico que le lleve a preguntarse qué haría Jesús en este momento”.
Aquí es él quien manda
Otro colectivo de la diócesis denuncia que “el Obispo Munilla ha vuelto a dar un nuevo puñetazo en la mesa, recordándonos que aquí es él el que manda. Y nosotros preguntamos: ¿Dónde está nuestro pastor? ¿Cuándo se olvidó este obispo de la buena noticia de Jesús? ¿A cuántos sacerdotes más está maltratando porque quieren acompañar a las comunidades en el camino de la fe? ¿Por qué no quiere este obispo que los laicos seamos adultos en la fe?”
“Sabíamos que no escucha a los consejos parroquiales. Sabíamos que para él los consejos son solo eso, consejos que él decide seguir o no. Sabíamos que quiere meter a todos los sacerdotes en vereda. Pero ahora ya no se conforma con no escuchar, ahora ha decidido castigar a todo el que no le obedece ciegamente, incluso si eso supone faltar a la caridad”, subrayan.
Otros parroquianos denuncian a RD que Munilla “no se conforma con especular con el patrimonio de la Iglesia, también con el maltrato y denigración del personal de la diócesis”.
“¿Nadie puede pararle los pies? ¿No deberían las comunidades de Gipuzkoa unirse para impedir tanto desatino? No hay nadie por encima de él?”.