La alegría del Evangelio
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Papa Francisco
El anuncio del Evangelio en el mundo actual
Capítulo Segundo
En la Crisis
I. Algunos Desafíos Del Mundo Actual
Algunos desafíos culturales
Desafíos de la inculturación de la fe.
68. El substrato cristiano de algunos pueblos, sobre todo occidentales, es una realidad viva. Allí encontramos en los más necesitados una reserva moral que guarda valores de auténtico humanismo cristiano. Una mirada de fe sobre la realidad no puede dejar de reconocer lo que siembra el Espíritu Santo. Sería desconfiar de su acción libre y generosa pensar que no hay auténticos valores cristianos donde una gran parte de la población ha recibido el Bautismo y expresa su fe y su solidaridad fraterna de múltiples maneras.
Allí hay que reconocer mucho más que unas "semillas del Verbo" ya que se trata de una auténtica fe católica con modos propios de expresión y pertenencia a la Iglesia. No conviene olvidar la tremenda importancia que tiene una cultura marcada por la fe, porque esa cultura evangelizada, más allá de sus límites tiene muchos más recursos que una mera suma de creyentes frenta a los embates del secularismo actual.
Una cultura popular evangelizada contiene valores de
fe y solidaridad que pueden provocar el desarrollo de una sociedad más justa y creyente, y posee una sabiduría peculiar que hay que saber reconocer con una mirada agradecida.
69. Es imperiosa la necesidad de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio. En los países de tradición católica se tratará de acompañar, cuidar y fortalecer la riqueza que ya existe, y en los países de otras tradiciones religiosas o profundamente secularizados se tratará de procurar nuevos procesos de evangelización de la cultura, aunque supongan proyectos a muy largo plazo. No podemos, sin embargo, que siempre hay un llamado al crecimiento. Toda cultura y todo grupo social necesitan purificación y maduración.
En el caso de las culturas populares de pueblos católicos, podemos reconocer algunas debilidades que todavía deben ser
sanadas por el Evangelio.: el machismo, el alcoholismo, la violencia doméstica, una escasa participación en la Eucaristía, creencias fatalistas o supersticiosas que hacen
recurrir a la brujería, etc. Pero es precisamente la piedad
popular el mejor punto de partida para sanarlas y liberarlas
70. También es cierto que a veces el acento, más que en impulso de la piedad cristiana, se coloca en formas exteriores de tradiciones de ciertos grupos, o en supuestas revelaciones privadas que se absolutizan. Hay cierto cristianismo de devociones, propio de una vivencia individual y sentimental de la fe, que en realidad no responden a una auténtica "piedad popular".
Algunos promueven estas expresiones sin ocuparse por la promoción social y la formación de los fieles, y en ciertos casos lo hacen para obtener beneficios económicos o algún poder sobre los demás. Tampoco podemos ignorar que en las última décadas se ha producido una ruptura en la transmisión generacional de la fe cristiana en el pueblo católico.
Es innegable que muchos se sienten desencantados y dejan de
identificarse con la tradición católica, que son más los padres que no bautizan a sus hijos y no los enseñan a rezar, y que hay un cierto éxodo hacia otras comunidades de fe.
Algunas causas de esta ruptura son: la falta de espacios de diálogo familiar, la influencia de los medios de comunicación, el subjetivismo relativista, el consumismo desenfrenado que alienta el mercado, la falta de acompañamiento pastoral a los más pobres, la ausencia de una acogida cordial en nuestras instituciones y nuestra dificultad para recrear la adhesión mística de la acción en un escenario religioso plural.
Ver: Papa Francisco
La alegría del Evangelio
Exhortación apostólica
Evangelii gaudium
Papa Francisco
El anuncio del Evangelio en el mundo actual
Capítulo Segundo
En la Crisis
I. Algunos Desafíos Del Mundo Actual
Algunos desafíos culturales
Desafíos de la inculturación de la fe.
68. El substrato cristiano de algunos pueblos, sobre todo occidentales, es una realidad viva. Allí encontramos en los más necesitados una reserva moral que guarda valores de auténtico humanismo cristiano. Una mirada de fe sobre la realidad no puede dejar de reconocer lo que siembra el Espíritu Santo. Sería desconfiar de su acción libre y generosa pensar que no hay auténticos valores cristianos donde una gran parte de la población ha recibido el Bautismo y expresa su fe y su solidaridad fraterna de múltiples maneras.
Allí hay que reconocer mucho más que unas "semillas del Verbo" ya que se trata de una auténtica fe católica con modos propios de expresión y pertenencia a la Iglesia. No conviene olvidar la tremenda importancia que tiene una cultura marcada por la fe, porque esa cultura evangelizada, más allá de sus límites tiene muchos más recursos que una mera suma de creyentes frenta a los embates del secularismo actual.
Una cultura popular evangelizada contiene valores de
fe y solidaridad que pueden provocar el desarrollo de una sociedad más justa y creyente, y posee una sabiduría peculiar que hay que saber reconocer con una mirada agradecida.
69. Es imperiosa la necesidad de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio. En los países de tradición católica se tratará de acompañar, cuidar y fortalecer la riqueza que ya existe, y en los países de otras tradiciones religiosas o profundamente secularizados se tratará de procurar nuevos procesos de evangelización de la cultura, aunque supongan proyectos a muy largo plazo. No podemos, sin embargo, que siempre hay un llamado al crecimiento. Toda cultura y todo grupo social necesitan purificación y maduración.
En el caso de las culturas populares de pueblos católicos, podemos reconocer algunas debilidades que todavía deben ser
sanadas por el Evangelio.: el machismo, el alcoholismo, la violencia doméstica, una escasa participación en la Eucaristía, creencias fatalistas o supersticiosas que hacen
recurrir a la brujería, etc. Pero es precisamente la piedad
popular el mejor punto de partida para sanarlas y liberarlas
70. También es cierto que a veces el acento, más que en impulso de la piedad cristiana, se coloca en formas exteriores de tradiciones de ciertos grupos, o en supuestas revelaciones privadas que se absolutizan. Hay cierto cristianismo de devociones, propio de una vivencia individual y sentimental de la fe, que en realidad no responden a una auténtica "piedad popular".
Algunos promueven estas expresiones sin ocuparse por la promoción social y la formación de los fieles, y en ciertos casos lo hacen para obtener beneficios económicos o algún poder sobre los demás. Tampoco podemos ignorar que en las última décadas se ha producido una ruptura en la transmisión generacional de la fe cristiana en el pueblo católico.
Es innegable que muchos se sienten desencantados y dejan de
identificarse con la tradición católica, que son más los padres que no bautizan a sus hijos y no los enseñan a rezar, y que hay un cierto éxodo hacia otras comunidades de fe.
Algunas causas de esta ruptura son: la falta de espacios de diálogo familiar, la influencia de los medios de comunicación, el subjetivismo relativista, el consumismo desenfrenado que alienta el mercado, la falta de acompañamiento pastoral a los más pobres, la ausencia de una acogida cordial en nuestras instituciones y nuestra dificultad para recrear la adhesión mística de la acción en un escenario religioso plural.
Ver: Papa Francisco
La alegría del Evangelio
Exhortación apostólica
Evangelii gaudium