Antonio Piñero, Guía para entender el Nuevo Testamento

1. Una guía para entender
Quiero repetir la distinción anterior: Piñero ya no ha escrito una investigación para el estudio, con muchas notas y bibliografía interminable, es decir, un libro de texto, sino una guía de lectura, una especie de "mapa" que nos hace capaces de otientarnos en uno de los recorridos personales más fascinantes del mundo: la aventura cultural y religiosa del encuentro con los libros básicos de la Biblia Cristiana, que son el Nuevo Testamento. En un sentido podemos decir que ésta nueva obra es una continuación de la anterior, pues sigue siendo erudita, documentada, crítica. Pero en otro sentido es una obra muy distinta: no es ya la obra de un simple erudito, sino la reflexión de un experto ya muy maduro, que ha recorrido muchas veces los caminos de la Biblia y que se siente capaz de orientar como guía a los amigos y compañeros que quieran acompañarse.
La presente obra está concebida como Guía, sencilla en lo posible, que expone las claves de lectura e interpretación de cada uno de los 27 libros que componen el Nuevo Testamento. Su primer objetivo es comprender lo que quiso transmitir cada uno de estos escritos cuando se compuso y cómo debieron entenderlos los primeros lectores a los que fueron dirigidos. A lo largo de este itinerario, se intenta dar respuesta a las preguntas más comunes suscitadas por la lectura del Nuevo Testamento: ¿cómo se formó?; ¿cómo ha llegado hasta nosotros?; ¿se ha transmitido correctamente?; ¿son fieles las iglesias a la hora de reproducir el texto y de traducirlo? Y a algunos otros interrogantes de importancia como son: ¿podemos reconstruir fielmente la figura del Jesús histórico base del Nuevo Testamento?; ¿por qué tenemos cuatro evangelios?; ¿es Pablo el fundador del cristianismo?; ¿cómo fue progresando la Iglesia a medida que pasaban los años tras la muerte de Jesús? Esta Guía no está compuesta desde un punto de vista confesional. Su acercamiento a los textos es histórico y literario. Es respetuosa con las creencias, pero no se siente ligada a ellas, sino al intento de explicar por qué surgió el Nuevo Testamento y cómo puede comprenderse.
2. Otras obras semejantes. Antonio Piñero
La obra de Piñero se inscribe dentro de una serie de trabajos anteriores, que se han venido publicando en los años ateriores. Entre los más significativos podemos citar los siguientes:
R. E. Brown, Introducción al NT I-II, (Trotta, Madrid 2002)
H. Köster, Introducción al NT. Historia, cultura y religión de la época helenista e historia y literatura del cristianismo primitivo (Sígueme, Salamanca 1988)
Ph. Vielhauer, Historia de la Literatura Cristiana Primitiva. Introducción al NT, los apócrifos y los Padres Apostólicos (Sígueme, Salamanca 22003)
A. George y P. Grelot, Introducción crítica al NT I-II (Herder, Barcelona 1983)
R. E. Brown (ed.), Nuevo comentario bíblico San Jerónimo. NT, Verbo Divino, Estella 2004).
En esa línea destacan, finalmente, los cinco volúmenes dedicados al NT en Introducción al Estudio de la Biblia (=IEB), Verbo Divino, Estella 1992/2002.
Pues bien, a pesar de la abundancia de material comparativo, la obra de A. Piñero resulta importante y significativa.
Es importante porque plantea de un modo unitario los temas y problemas básicos del surgimiento del NT, respondiendo a las preguntas que se formulan con más frecuencia en este campo. Es significativa porque se mantiene en un nivel de erudición básico y resulta así comprensible para un abanico extenso de lectores que se interesan por la Biblia y por el surgimiento del cristianismo desde una perspectiva cultural, más que religiosa.
Antonio Piñero, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, es un investigados bien conocido, un experto en la filología de los textos del cristianismo primitivo y de su entorno (apócrifos, gnósticos etc.). Ha publicado, por sí sólo o en colaboración, diversos libros sobre el entorno cultural del critianismo, especialmente en la editorial El Almendro (de Córdoba), donde destacan sus trabajos sobre Las Fuentes del Cristianismo y sobre Las relaciones entre Cristianismo y Helenismo. En Trotta, donde ha dirigido la publicacación de los Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi I: tratados filosóficos y cosmológicos. II: Evangelios, hechos, cartas. III: Apocalipsis y otros escritos. También ha colaborado en la obra básica de A. Díez Macho, Los apócrigos del AT (Cristiandad, Madrid 1984), que él mismo está continando.
3. Contenido: temas básico
Pero vengamos ya a este libro donde A. Piñero recoge, de un modo básico, lo que ha sido su investigación y su enseñanza en la Universidad Complutense de Madrid a lo largo de varios decenios. Por eso, y por la orientación de la obra, se permite escribir y opinar como un maestro, sin tener que discutir en cada caso los temas. Su obra es una propuesta general, que presupone un inmenso estudio crítico anterior, pero que no lo va manifestando en cada caso. Éstas son sus partes:
(1) Lo que se necesita saber para estudiar el NT (formación del canon, texto, entorno. El NT es una obra histórica y literaria y en ese contexto ha de entenderse, a la luz de ls investigaciones histórico-literarias que ha puesto de relieve la historia y filología occidental.
(2) La figura de Jesús y el comienzo del NT (existencia histórica, vida, mensaje, personalidad, muerte y resurrección. El estudio de la vida de Jesús constituye uno de los elementos más importantes de la investigación histórica de la segunda mital del siglo XX. Lógicamente, Piñero la tiene en cuenta.
(3) Pablo y la fundación de la Iglesia (las primeras reinterpretaciones de Jesús, personalidad y doctrina de Pablo, fundación de la iglesia). El NT no es sólo el libro de Jesús, sino el libro de la iglesia primitiva. Hay, además de Pablo, otras figuras importantes en el surgimiento de la iglesia y del NT, pero Piñero ha destacado, sobre todo, la de Pablo, al que considera casi como el fundador del cristianismo.
(4) La literatura cristiana después de Pablo, con una presentación y análisis general de los textos del Nuevo Testamento: evangelios, escuela paulina, cartas católicas, Apocalipsis.
4. Contexto. Perspectiva fundamental
Piñero es un maestro y su obra es un ejercicio ejemplar de madurez histórica y síntesis doctrinal. Por eso quiero recomendarla sin reticencias, como visión de conjunto del NT, en perspectiva literaria, histórica y doctrinal. Su obra puede presentarse como culminación de un tipo de exégeis crítica de tipo histórico-racional, como lo mejor que puede decirse en ese campo, a partir de los estudios que empezaron en el siglo XIX.
Pero, dicho lo anterior, sin disminuir en nada la calidad de la obra, sino todo lo contrario, para situarla mejor, quiero mostrar el lugar en que se sitúa. De esa forma, los lectores conocerán mejor sus implicaciones y podrán complletar su aportación con la aportación de otas obras semejantes.
(1) Piñero se sitúa en la mejor línea del racionalismo liberal, respetuoso y abierto. De esa manera, estudia los textos con gran imparcialidad, como textos culturales, más que confesionales. De esa forma pone de relieve las conexiones del fenómeno cristiano con el fenómeno religioso en general y con la cultura del entorno. En ese sentido puede hablar de Dios en un plano cultural, con gran respeto, entendiendo la religión como un hecho humano de gran trascendencia. Por eso sitúa el cristianismo dentro de la religiosidad judía y helenista de su tiempo, poniendo de relieve las conexiones más que las diferencias de la figura de Jesús y del mensaje del NT.
(2) Ideología o praxeologìa. Para entender estar obra resulta fundamental el presupuesto, varias veces repetido, de que el cristianismo es un fenómeno ideológico, es decir, doctrinal (cf. pág. 298), de manera que debe entenderse y resolverse en ese plano. Evidentemente, Piñro tiene toda la razón: en un sentido, el Cristianismo es un fenómeno ideológico y, si lo olvidamos, no podremos entender nada. Pero, al mismo tiempo, somos muchos los que, desde el trasfondo judío, desde la novedad del movimiento social de Jesús y desde la Segunda Ilustración, pensamos que el cristianismo es también un fenómeno de trasformación social y que su verdad se sitúa en el plano de la práctica, más que de ideología. Es aquí donde, a mi juicio, se puede situar y se sitúa el "punto discutido" de esta obra. Todo lo que Piñero dice es válido, pero, quizá, puede ampliarse y matizarse a través de una visión más "activa y práctia" del mito, en línea de "praxeología" más que de ideología.
(3)La nueva investigación sobre Jesús. Lógicamente, como investigador que se funda en la mejor tradición académica, Piñero ha basdo su obra en los estudios clásicos del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX. Más aún, él ha asumido y recogido las mejores aportaciones de la investigación histórico-literaria de los últimos años. Pero, quizá de un modo deliberado, ha dejado a un lado algunos estudios que han destacado, desde diversas perspectiva, el aspecto práctico de la propuesta de Jesús y de la vida de la iglesia primitiva (pasando así del plano ideológico al praxeológico). En ese sentido, pienso que podría haber dialogado con propuestas como las E. P. Sanders, J. D. Crossan, F. Vouga, É. Nodet o el mismo G. Theissen, leído en profundidad... Pero quizá éste será el cometido y tarea de una obra futura del mismo Piñero, una obra que podría titularse: Guía para practicar el Nuevo Testamento.
5. Conclusión. Una obra que, gracias a Dios, puede ser continuada.
Ha sido un gozo haber presentado este libro, que quiere ofrecer una Guía para Entender el Nuevo Testamento, en el plano ideológico. Piñero ha logrado su cometido.Por eso, su obra es muy útil para situar de un modo general los temas y libros del Nuevo Testamento. Quien quiera concocer los temas y textos básicos de la Biblia Cristiana podrá y deberá volver a este libro. Gracias, Piñero, por haberlo escrito.
Pero, como siempre sucede, este libro es limitado. No ha podido decir todo y, así, apenas ha tenido en cuenta, críticamente, algunos de los autores más significativos (y discutibles) del último tercio del siglo XX. Eso hace que su obra sea muy buena, pero sin ser completa: pasa de largo ante Jesús como fenómeno "práctico" (iniciador de un movimienro social); no desarrolla las diversas tendencias de la iglesia primitiva; no dice casi nada de las comunidades de Galilea o de Santiago (¿por qué no estudia la posible producción literaria de los parientes de Jesús?), no dice casi nada sobre las mujeres, ni sobre las formas de entender la tumba vacía, ni las diversas experiencias pascuales...
Pero, en sentido estricto, esto no constituye una crítica, sino una alabanza, la expresión de que el camino está abierto. Creo que Piñero tiene aún mucho que decirnos en este campo... Estoy convencido de que puede volver a los temas que señalado como abiertos, para responder a las preguntas que ellos planean y presentar el cristianismo no ya sólo como fenómeno ideológico, sino como fenómeno práctico. Jesús y los primeros cristianos no quisieran entender el mundo, sino trasformarlo (o que Dios lo transformara con ellos). Antonio Piñero, te seguimos esperando.