Cananeos, filisteos, israelitas. Concha de púrpura, guerra de mercados


Introducción. Tres notas:
Nota 1) La tierra de la Biblia ha tenido tres nombres principales. (a) Era tierra de Canaán, de los cananeos o comerciantes, como veremos. (b) Era tierra de filistea (de Filistea viene Palestina), que se asentaron allí, en la zona de la costa, de Gaza a Tel Aviv, casi al mismo tiempo que los hebreos, en el siglo XIII-XII a. C. (b) Era tierra de los israelitas (Israel), descendientes de los hebreos, que se asentaron en la zona de los montes de Hebrón hasta Siquén (y más arriba) en ese mismo tiempo.
Nota 2). Los israelitas no cumplieron nunca los mandatos de exterminar a los cananeos, de los que hablé el otro día (en el tema de la Cara de Israel). Ese mandato de exterminio era propio de un grupo de celosos/extremistas/fundamentalistas, del llamado “partido de sólo Yahvé”, que nunca lograron imponerse. La gente en conjunto era más sabia y pactaba con cananeos y filisteos, en una historia hecha de mezclas religiosas y sociales… Ese partido de “sólo Yahvé” estaba vinculado a los deuteronomistas y humo un momento en que casi triunfaron, hacia el final del siglo VII a.C., (del 640 al 609) antes de Cristo, un rey piadoso que quiso imponer la ley religiosa estricta… La Biblia actual le toma como bueno: sólo Yahvé, sólo Jerusalén, sólo israelitas…, dominar a los contrarios. Pero cuando parecía que pudo triunfar murió en el intento, en la batalla de Meguido (Ar-Meguidón o Ar-Magedón, lugar de la batalla del fin del mundo, según el Apocalipsis: Ap 16, 16). Al no poder conquistar todo…, al no poder matar a los contrario, los judíos/israelitas, conquistados por Babilonio, se cerraron en forma de pequeño pueblo religioso. Por eso, de matar a todos los cananeos nada, eso fue una ideología (que por gracia de Dios ha quedado en la Biblia, porque nos enseña lo que podemos pensar y querer cuando nos hacemos intolerantes).
Nota 3) Estrictamente hablando, los filisteos-palestinos no eran cananeos, sino un pueblo de guerreros afincados en la costa. Los israelitas no les conquistaron nunca… La zona que va de Tel-Aviv a Gaza nunca fue judía… Estaban en guerra judíos/israelitas y filisteos/palestinos, pero en una guerra en que nadie conquistó nunca a nadie, una guerra de mezclas, de leyendas, de folclore… y de respeto mutuo en medio de la violencia. Además cuando los israelitas/danitas fuertes se iban de pu*as bajaban con frecuencia a Gaza (¡qué hermoso el texto de Jc 16, 1!)
Profundización social. ¿Quiénes son los cananeos?
Como han puesto de relieve los investigadores, en otro plano, la lucha de los israelitas contra los cananeos fue una guerra contra los “comerciantes capitalistas”. Ya sé que esto suena un poco duro, pero lo recuerda Groody en su libro sobre la Glogalizatión (New York 2007). Voy a tomar algunas de sus ideas
El Dios bíblico pide a los judíos que viven en justicia, compartiendo los bienes (cf. Neh 5; Is 61; Jer 34, 8-22). Pero cuando los ellos comenzaron a trabajar la tierra y cuando se volvieron propietarios de ella, comienzan a olvidar que eran hermanos y amigos unos de los otros. De esa manera, la búsqueda de posesiones, el afán de riqueza y seguridad, se volvió lucha contra Dios. Así lo dice en otro plano el mismo Deuteronomio:
Ten cuidado y no olvides al Señor, tu Dios, descuidando los mandamientos, decretos y preceptos que yo te prescribo hoy; no sea que cuando comas y quedes harto, cuando construyas hermosas casas y vivas en ellas, cuando se multipliquen tus vacadas y tus ovejas, cuando tengas plata y oro en abundancia y se acrecienten todos tus bienes, se enorgullezca tu corazón y se engría y olvides al Señor, tu Dios que te sacó del país de Egipto, del lugar de esclavitud; que te ha conducido a través de ese desierto grande y terrible, con serpientes abrasadoras y escorpiones, un lugar reseco, sin agua, y que hizo brotar para ti agua de la roca más dura (Dt 8, 11-15).
De esa manera, con mirada penetrante, el autor bíblico pone a los israelitas en guardia frente al engaño de una vida segura, poderosa, centrada en ellos mismos, es decir, contra el peligro de hacer de ellos mismos un ídolo, buscando su seguridad material y económica. Este es el peligro, la riqueza
Pues, de otra manera, podríais deciros a vosotros mismos: «Han sido mi propia fuerza y el poder de mis manos los me han creado esta prosperidad. En contra de eso, recordad entonces que ha sido el Señor, vuestro Dios, el que os ha dado poder para crear prosperidad, cumpliendo, como ha hecho ahora la alianza que bajo juramento prometió a tus padres (Dt 8, 17-18).
El peligro para Israel no son los cananeos como pueblo, sino el ansia de seguridad y de riqueza… el deseo de dominio.
Canaán, tierra de la púrpura
Para la Biblia, Egipto es más que la designación de un lugar físico. De un modo semejante, los Cananeos son para la Biblia más que un pueblo étnico (una raza). Los estudiosos disputan sobre el origen del nombre “Canaán”, pero algunos de ellos creen ese nombre (Canaán) viene de una palabra que significa púrpura-rojiza. La forma hebrea (Canaán) está tomada de una palabra hurrita que significa “perteneciente a la tierra de la púrpura-roja”. Mirrill F. Unger, “Canaan, Canaanites”, en The New Unger’ Bible Dictionary, Moody Press, Chicago 1988, 202. Desde el siglo catorce a.C., Canaán designaba aquel país donde los comerciantes “cananeos” o fenicios intercambiaban sus mercancías por un producto comercial más importante, el tinte de la púrpura-roja, que procedía del pigmento de unos moluscos de la costa de Palestina, que se empleaba para fabricar colorantes.
La púrpura era un color estéticamente bello que se empleaba para la ropa de lujo, un color que parece haberse utilizado simbólicamente para dar su nombre a los lugares o mercados donde se vendía. Si esto es así, es muy probable que exista una conexión entre el pueblo histórico que habitaba en esta tierra y los lugares de mercado (de púrpura). Con el tiempo, el nombre de “cananeo” vino a asociarse con el de comerciante. En esa línea, por ejemplo, en el evangelio de Lucas, el hombre rico que no tiene en cuenta a Lázaro, un pobre mendigo, se viste con atuendos de púrpura (Lc 16, 19); más que una simple observación literaria, este dato constituye una indicación ulterior del mal influjo de la prosperidad.
Según eso, la controversia de la Biblia en contra de los cananeos y el mandato de “destruir todas sus figuras de piedra y sus imágenes fundidas” (Num 33, 51-52) no se dirigía simplemente en contra de un grupo de gente, sino en contra una mentalidad vinculada al materialismo del mercado. Cuando los israelitas se iban aproximando a la tierra de Canaán, Yahvé les dijo: “No contaminéis la tierra en la que vivís, la tierra en medio de la cual yo habito; porque yo soy un Dios que habita en medio de los israelitas” (Num 35, 34). Es como si Yahvé pusiera a los israelitas en guardia ante el poder de seducción de los lugares de mercado, rechazando todo tipo de sincretismo utilitarista, que llevara a la vinculación de Yahvé con los dioses del comercio (Dt 20, 16-18).
Cuando los judíos se hicieron cananeos
Los cananeos son un símbolo de aquellos pueblos que ponen en práctica un tipo de vida que está gobernada por la búsqueda de ganancias. Los dioses del mercado son los que conducen a una autonomía egoísta, son los dioses del poder y de la seguridad, son los dioses del dinero. Los dioses cananeos tienen un gran poder de seducción, precisamente porque están asociados con los dioses del mercado; están vinculados con lo dioses de la fertilidad que impregnan la tierra, que ayudan a crecer a las cosechas y que, de esa forman hacen que aumenten las ganancias comerciales.
Este tema lo ha desarrollado Norman Gottwald, The Politics of Ancient Israel, Westminster John Knox, Louisville KY; Id, The Tribes of Yahweh: A Sociology of the Religion of Liberated Israel 1250-1050 BCE, Sheffield Academic Press, London 1979 (2ª ed. Sheffiled Academic Press 1999). En este contexto se pueden evocar los diversos lugares en los que el Antiguo Testamento ofrece referencias sobre la actitud de Yahvé en relación con los mercaderes y los lugares donde tienen lugar los mercados comerciales. Entre ellos, cf. Job 41, 6; Is 2, 6-8; Ez 16, 29; 17, 4; Os 12, 7; Sof 1, 11. Cada uno de estos textos coloca bajo una luz negativa el modo de actuar o la finalidad de aquellos que están implicados en el comercio: arrogancia, deshonestidad, codicia insaciable o, eventualmente, destrucción.
Ciertamente, hay otros aspectos en la guerra de Gaza. Pero tema, de judíos, cananeos, filisteos, hispanos y americanos… sigue vinculado al mercado del dinero.