Sobre el P. Felipe Sáinz de Baranda y las carmelitas “maravillosas”

Fiel a su estilo, mi amigo Paco-Pepe, Cigüeña de la Torre, ha publicado una nota necrológica sobre dos “carmelitas de nombre” (//infovaticana.com/blogs/cigona/dias-fallecido-dos-carmelitas-descalzos-nombre/), donde nos cita. El texto dice así:

De uno (de los dos carmelitas fallecidos), Santiago Guerra, no sabía nada. Xabier Pikaza le ha dedicado una sentida necrológica y él sabe de eso mucho. Aunque no siempre coincidamos pero sí en el afecto. A tu encantadora Mabel un beso de nuestra parte.

Del otro, exgeneral de la Orden, Felipe Sainz de Baranda, sabía mucho más y poco bueno. Ahora conocerá si lo suyo fueron aciertos o errores. En mi opinión, que no vale nada salvo para mí, muy lamentable. Tuvo el penoso, para él, monumental batacazo de la escisión de las carmelitas “maravillosas” a lo que se opuso con todas sus fuerzas que evidentemente resultaron muy escasas.




Y en lo demás, tampoco, siempre según mi pobre parecer. Nada bueno. Más bien malo. O peor.
Hoy va de necrológicas y vuelvo a pedir a mis lectores que encomienden a Dios a estos dos descalzos. El exgeneral, por lo que veo, más bien deshabitado.



Ésta es la postal de PacoPepe, Cigüeña de la Torre, hombre que vigila como nadie el va y viene de obispos y otros hombres de Iglesia.

Le gusta la fidelidad al Papa (aunque quería más a JP II que a Francisco), pero obedece por igual a todos, porque obedece a la Iglesia, a la que ama y sirve, como un soldado que defiende su puesto de combate (desde el lugar donde ha colocado su puesto de vigilancia).

Ha escrito esa nota sobre el P. Felipe y el "batacazo" de las "maravillosas", y quizá tiene su razón, pero yo veo las cosas desde una perspectiva distinta, y así se lo quiero decir.



Sobre la Cigüeña de la Torre

Hemos comido alguna vez juntos, nos escribimos a veces… Pensamos de maneras muy diversas, y nos respetamos, desde la amistad y el buen hacer de los profesionales. Personalmente le quiero, aunque no comparto su estilo de “hacer” noticias.

Ante todo, buenas noches, PacoPepe. No suelo leer sus postales, aunque a veces me entra la curiosidad o el deseo de “saber” desde el otro lado, y pico, y no suelo quedar defraudado. Te descubro casi siempre en estado puro, y me alegro, pues sé que estás ahí, como cigüeña vigilante sobre el cada vez más mermado rebaño de gentes que pasan por debajo de tu iglesia.

Conozco tus filias y tus “recelos” (no me atrevo a decir fobias, pues no sería justa esa palabra)… y así te quiero, sin tomar muchas veces en serio lo que dices, pues sigo leyendo desde hace 47 años el evangelio de Mateo con Pablo, y aún no he terminado, y lo que ellos dicen me parece mas actual que lo que tú y yo decimos. Tienes algo del Pablo airado de Antioquía... pero creo que no siempre tienes razón, y además hay otros lenguajes de amor en tu iglesia.

Hoy no he podido resistir. Me ha llamado una amiga diciendo "os cita la Cigueña"... Se trata de la intervención del P. Felipe Sáinz de Baranza en la “escisión” de un grupo de comunidades de Monjas Carmelitas, las llamadas “maravillosas”, y de eso sabía algo hacia el año 90/91, y en ese contexto me atrevo a decir siete cosas:

Sobre el P. Felipe y las “maravillosas”

1. No le he saludado personalmente, aunque creo que le he visto alguna vez, pero conozco y bien a bastantes personas que le han conocido y querido. Todos me dicen que ha sido un hombre, un cristiano, un religioso carmelita ejemplar, y así quiero recordarle, dando gracias a Dios por lo que ha sido su vida, su forma de ser en el Carmelo y en la Iglesia.

2. Su labor como profesor y confesor, como religioso y superior ha sido excepcional, una gracia de Dios para la Orden del Carmelo Descalzo y para el conjunto de la Iglesia, lo sé de muy buena tinta. Ha enriquecido con su palabra, su amor y su “autoridad” a cientos de personas con las que ha tratado; ha sembrado vida, y esa vida florece.

3. Su forma de llevar el tema de la escisión de las “maravillosas”, como dice PacoPepe, me parece ejemplar, tanto antes de la ruptura (buscando por todos los medios la unidad de las religiosas, por oficio de General de una Orden unida y por convencimiento) como después (aceptando con caballerosidad y obediencia cristiana la ruptura, aunque sin compartir sus causas y caminos, como es obvio).

4. El P. Felipe admiraba, como yo admiro, a las religiosas de la reforma de Santa Maravillas, que han sido y han de ser un don para la Iglesia, pero pensaba que la auténtica reforma y retorno a las “constituciones” de Santa Teresa (al espíritu, y no a una letra discutible) no debería centrarse en detalles de hábitos y rejas de clausura, de colores de cama y de encerramiento y penitencias de comidas, sino en el camino de perfección contemplativa, en comunión de vida, en libertad de espíritu, en amor a Cristo.

5. El tema duro en aquello fue la actitud de algunos eclesiásticos (con cardenales cuyos nombres pueden verse en los papeles…). Recuerdo que viví con pasión el tema el año 1990/1991, siguiendo las informaciones de periodistas y profesionales como Pedro Lamet…,y hablando con muchos conocidos y amigos, y así quiero decir con libertad de amor lo que sentí.

(a) Santa Maravillas, que había muerto el año 1974, era de espíritu más hondo y hubiera llevado el asunto de otra manera. A ella todo mi cariño y mi oración, recodando sobre todo su estancia en las Batuecas, donde hemos ido a descubrir en silencio su paso por aquel valle de vida.

(b) Se decía que algunos eclesiásticos, incluso cardenales, querían encerrar bajo siete llaves a las carmelitas de la “reforma”, pero quedando ellos fuera, sin mover un dedo. Solíamos comentar que eran quizá ellos los que debían reformarse, en encierro y silencio. ¿Por qué no crearon una Orden de ese tipo, para ellos mismos? Quizá era una crítica exagerada la nuestra, quizá aquellos hombres tenían muy buena intención y gran santidad, y así lo digo ahora, pero no nos daba esa impresión. Perdón si he sido duro con ellos.

(c) No quiero entrar en lo que se decía por entonces sobre la conducta del P. Juan Pablo II, que es santo (¡está canonizado!) pero nos daba la impresión de ser muy duro, según se decía en todos los corrillos (¡quizá mis informaciones no eran exactas!). Tendría sus razones superiores para portarse como se portó (él y Dios lo saben), pero su forma de tratar al P. Felipe nos pareció poco “cortés”. Perdonen también los que ven las cosas de otra forma, y, a pesar de todo mi gratitud a Dios por el Papa Juan Pablo II (al Dios que escribe recto con líneas torcidas... como el mismo San Pablo decía en su carta a las "autoridades" de la Iglesia de Roma).

6. Ha muerto el P. Felipe, yo no soy carmelita… pero conozco y quiero a muchos carmelitas varones (y en su casa me siento en mi casa…), y conozco y quiero a muchas carmelitas mujeres… y en sus casas (Cabrerizos, Donamaría…) me siento en mi casa. Estas y otras muchas religiosas que no son “maravillosas” están ya convertidas, aunque tienen que convertirse aún más, en línea de contemplación de amor…, pero no necesitan hacerse para ello de la reforma de las seguidoras de Santa Maravillas. A ellas mi agradecimiento, por el cariño que me/nos tienen,sobre todo a Mabel... Gracias a todas por su fidelidad al espíritu de Santa Teresa (y también gracias a las carmelitas de Santa Maravillas, por su ejemplo de austeridad).

7. En esa línea, quiero decir aquí una palabra buena sobre las carmelitas de Santa Maravillas… A ella la tengo por santa, como es, y creo que son santas muchas de su “reforma”, aunque a mi juicio (y al del P. Felipe) esa reforma tendría que haberse realizado de otra forma. No las conozco directamente, ni aún de rostro, porque las muchas veces que he ido a rezar y recordar a Juan de la Cruz en Duruelo, entrando en la Iglesia, han corrido la cortina para no ser vistas (y lo mismo en Lerma y Mancera…). Es su modo de ser, Dios las bendiga, y las haga santas, pues son una bendición para la Iglesia... Pero no pierdo la esperanza de hablar algún día con ellas, pues estoy seguro de que llevan en el alma mucho fuego de la Madre Teresa y del “padrecito” Juan de la cruz. Quizá no fue buena la forma en que se hizo la separación, pero así como son,unas y otras, son un signo de Dios dentro de la Iglesia.

Postdata

Y perdona PacoPepe por esta reflexión. Me sale del alma. Sabes que te quiero, pero te quisiera a veces más tierno ante el sufrimiento de hombres como el P. Felipe por eso que tu llamas “batacazo”. Un abrazo, con un beso de Mabel.
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