Miguel de Santiago, Hojas de Otoño: Meditación de Adviento
Miguel de Santiago (Fuentes de Nava, Palencia, 1948), sacerdote y poeta, periodista de "Informaciones", redactor jefe de ‘Ecclesia’ y director adjunto de 'Ultimas preguntas' (TVE-2), ha sido también presencia constante en Radio Nacional y en la Cadena COPE. Sigue siendo columnista en diarios diarios y revistas, una figura clave del periodismo católico.
| X.Pikaza
Miguel de Santiago, Hojas de Otoño (Meditaciones de adviento), Manuales de oración 20, PPC, Madrid, 2021 192 págs.
Miguel de Santiago es autor de una intensa y extensa obra poética, compilada en parte en 'El camino del alma hacia el Amor’ (Pontificia de Salamanca 2012)–, por la que ha recibido galardones como el XVI Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística y el de Antonio Machado de Sevilla. Ha publicado, además, dos exquisitosde Manuales de Oración,en PPC, Madrid, del que éste forma el número 20.
Más que como periodista quiero presentarleaquí como poeta del alma y amigo.Tuve el honor de publicar hace algún tiempo una reseña de la primerarecopilación de su poesía (Camino del alma hacia el amor. Obra poética y comentarios, Salamanca 2012, 580 págs.cf. cf. https://www.vidanuevadigital.com/libro/el-camino-del-alma-hacia-el-amor-miguel-de-santiago-universidad-pontificia-de-salamanca/). Quiero hoy destacar su trabajo de espiritualidad y renovacion interior, desde la base de la vida, desde la vida del mundo que es misterio de Dios.
Comenté en la reseña citada de Vida Nueva algunos aspectos de su obra, destacando su buen hacerde poeta y pensador, alimentado por la gran tradición de la Biblia y abierto a la comunicación personal, centrada en la Palabra, recreada desde su experiencia personal, el encuentro con la naturaleza y la apertura al misterio de la Vida, expresaday concretada en la existencia y tarea de los hombres y mujeres de una tierra/naturaleza entendida como espacio de revelación y belleza. en contacto con) las fuentes de la vida, en las tierras fuentes de la alta Castilla, mirando hacia León y las cordilleras del Cantábrico.
Allí le comparaba con los grandes poetas de la Biblia (profetas y salmistas) que forjaron sus cantos desde la apertura a la Palabra del mundo y de la historia, en un pueblo de orantes y profetas.
Le vinculaba también con Jesús, que no fue teólogo de oficio, ni jurista de ley, sino creador de poemas (parábolas) que él mismo explicó con su doctrina.su vida y compromiso de Reino, vinculando siempre la poesía y la prosa comprometida de la vida,pues sin poesía, que es gratuidad, belleza y llamada al amor no existe vida humana.
Le situaba, finalmente, en la línea de Juan de la Cruz, poeta y teólogo supremo, que compuso cantos de alma enamorada, con su experiencia de fuego, para comentarlos luego en otro registro conceptual y discursivo de prosa también poética, como ha hecho y hace aquí Miguel de Santiago, que escribe poemas y los comenta después (¡al mismo tiempo) con prosa que es también poesía y con fotos/imágenes de gran belleza, centradas en la naturaleza, cosa que Juan de la Cruz no pudo hacer, por las circunstancias de su tiempo (apenas podían componerse libros con imágenes, y menos de colores), aunque era también pintor y escultor de inmensa destreza.
Juan de la Cruz no tuvo tiempo para recoger en un libro unificado sus poemas y comentarios (¡murió con 49 años!) con las imágenes e ideogramas que fue componiendo, pero quiso la fortuna y providencia que ellos se publicaran unidos más tarde formando un enorme y bellísimo libro (provocador) testamento de vida, al que sus editores póstumos llamaron “Cántico espiritual”..
Comenté además, algunos años más tarde, un nuevo libro suyo, de la misma colección del que ahora presento: Contemplar para orar con la naturaleza, Tierra, agua, aire, fuego, Manuales de Oración 10, PPC, Madrid 1919, 160 págs. Mi primera reacción ante ese libro (con el que aquí presento (núm. 20 de la misma colección de “manuales de oración”) y un precioso manual sobre El rostro de Cristo en el arte fue y sigue siendo ¡Cuanta belleza!
Ésta es la belleza de los poemas propiamente dichos y de los comentarios, igualmente poéticosen prosa, belleza de los textos escogidos como acompañamiento, belleza, en fin, de las imágenes y de la composición, realizada entonces (2019) por nuestro común amigo Herminio Otero) y ahora por Eugenia P. Molina, en la editorial PPC, a la que felicito por la composición y publicación de esta obra, empezando por el papel, siguiendo por el formato y acabando por la belleza del conjunto .
Tanto el primer de Manuales de oración num. 10 (2019) como éste son obras para el gozo total de los sentidos, para la vista y el canto, para el tacto y la música latenta (¡poemas para ser acompañados con la cítara (=salterio) o el harpa, como los salmos de la Biblia, con los que en muchos momentos pueden compararse!), con fotos de colores de las estaciones y los tiempos, de la tierra, el agua, el aire y fuego (en el libro del 2019), con silencios, susurros o vuelos de las hojas del otoño (este libro de 2022).
En estos tres años que han pasado desde aquel libro (2919) hasta éste (2022) me he dedicado básicamente a escribir un comentario de los salmos. Me hubiera gustado que apareciera con imágenes y textos de acompañamiento como sabe hacer y hace Miguel de Santiago, aunque ha sido imposible, por la extensión del texto y por costumbre de la editorial donde aparecerá, Dios mediante, en primavera 2023, cuando Miguel estará ya preparando su nuevo manual de oración.
El primero (Orar con la naturaleza, 2019) era una eclosión orante de los colores del mundo de Dios, desde Castilla: color ocre de la tierra de Dios, alfarero del hombre, color verde de lagos y ríod, amarillo de mieses del verano, rojo maduro de hojas del invierno.
Este nuevo msnusl (Hojas de otoño,2 022) está totalmente dedicado al estallido final de loscolores y a la renovación de la la vida de los árboles de otoño, retornando motivos más profundos de la tierra, el agua, el aire y el fuego, con imágenes de hojas que vuelan y caen,con sembradores que alisan y siembren la gleba, con noches, tormentas, silencios, palabras... Todo el mundo del atardecer de la vida hecha plegaria de colores.
No se podía decir más ni mejor en ochenta hojas dobles, con anverso y reverso (160 páginas), para contemplar sentir y asombrarse con una sola mirada ante el texto y su contexto, con poema y prosa, reflexión y oración, citas de poemas o de Biblia, con silencios para tomar el texto en las manos, sentír y ver, escuchar en el silencio la palabra.
Se parece en un sentido a los libros del Talmud con recuadro centro-esencia y entorno de comentarios y glosas… Se parece, en otro sentido, a los libros de la Cábala que Moshé de León y sus compañeros recogieron, imaginaron y comentaron, hablando y cantando en arameo postbíblico, por los caminos de León y las dos castillas, en el siglo XIII d.C, entre Carrión de los Condes, Burgos y Soria, Ávila, Sigüenza, Salamanca y Toledo, por citar algunas paradas de descanso, gozo y trabajo, por tierras de Sefarad, como si fueran tierras de Israel en la hermosa y fuerte peregrinación de la vida.
Por eso, cuando medito y adivino el misterio de Dios con algunos "versos de la Cábala", mirando desde San Morales a los ríos y montes de Castilla, estoy adivinando y viendo con los ojos del alma los ríos y montes de Sefarad, que eran signo de Dios para los cabalisas, lo mismo que para Juan de la Cruz y Miguel de Santiago, autor y amigo de este libro de Manuales de oracion 20.
Leyendo los poemasa de Miguel y admirando las imágenes que acompañan a sus textos pienso en Cábala más honda de mis estudios post-bíblicos (con imágenes de Castilla y León) sabiendo sin saber del todo, entendiendo sin comprender muchas veces la letra, para así elevarme a los misterios que sólo no diciendo se pueden decir, toda ciencia trascendiendo. así me pasa cuando tomo en mis manos tu libro, querido Miguel.
PD. Perdona si no te he contestado antes. Me mandaste este libro del otoño a principios de verano, en Junio, recién salido de las ruedas de la imprenta, cuando despuntaban las hojas que ahora caen. Me heretrasado para llegar a tiempo, pues éste es un libro de otoño, y sólo ahora, en plena caida de las hojas, ante la Navidad anuncia de Adviento, puedo y quiero mandarte mi nota de agradecimiento y gozo, ante la Navidad cercana.
Por eso he qerido presentar tus poemas de prosa y de verso, con imágenes de hojas que mueren para renacer, como meditaciones de otoño, ante la Navidad. Con estas hojas que tú sientes caer estás anunciando como poeta y vigía de Dios la llegada de la Navidad. Por eso he querido dejar que este libro repose en mi mesa de lectura hasta el avance del otoño, que en el hemisferio norte donde estamos es preparación y portal de Navidad.
Las hojas caidas y arremolinadas de tu libro en los portales antiguos de tu tierra son la mejor preparación de Navidad. Por eso he querido presentar tu libro hoy, primer martes de Adviento 2022, como villancico temprano, mientras caen las últimas hojas en la meseta de la Alta Castilla, antes que nazca Jesús con el invierno.
La pascua se celebra en primavera, para abrir con gozo las puertas del verano, con Cristo/Sol en lo más alto del cielo. El otoño, en cambio, es celebración del adviento: Caen las hojas, empieza a dormir la tierra, fecundada por la siembra y las primera lluvias, cuando el sol desciende para besar la tierra, pareciendo que va a hundirse bajo el horizonte. Pero ese descenso con la caída de las hojas del sol es anuncio de nuevo ascenso, que empieza en Navidad con el año nuevo de Cristo.
Las hojas caídas, removidas por el viento, se hacen promesa y abono de mejor cosecha.Por eso he tardado en ponerte estas páginas, querido Miguel, sorprendido y gozoso por todo lo que has hecho en estos últimos años. Del número 10 de tus manuales de oración has pasado 20, en tres años. Me gustaría que dentro de tres pudieras mandarme el número 30 y que lo celebráramos con gozo y salud, por la tierra y y la amistad
Gracias, Miguel, por estos dos libros, el de los ejementos (agua, tierra, aire y fuego) y el de las hojas del tiempo que cae para elevarse de nuevo. Quizá tu tercer manual de oración podría tratar de los árboles, dentro de tres años (y quizá mejor antes).
PD. Dicen que la palabra "libro" viene de árbol, no sólo porque los libros tienen hojas (folia, folios) como los árboles, sino también porque la palabra liber/libro viene de la sub-coteza fina de algunos árboles (una especie de de “película” fina, entre corteza y tronco de los árboles sagrados, en la que escribían sus cantos y augurios etruscos y romanos antiguos.
Sé que tienes muchos temas pendientes… pero quizá podías dedicar tu tercer manual de oración a los árboles, que tan importantes son en las religiones antiguas, y de un modo especial en la Biblia, que empieza con los dos árboles del paraiso (Gen 2), se centra en el árbol del Calvario y culmina en los árboles medidinales del paraíso (Ap 21-22). Cuídate, Miguel; y gracias... y tu próximo manual de oración antes de tres años
Xabier Pikaza