Chávez, Attard y Artime, juntos en el Capítulo General de Turín Los tres últimos rectores mayores cierran el 'cónclave' salesiano

Los tres últimos rectores mayores cierran el 'cónclave' salesiano
Los tres últimos rectores mayores cierran el 'cónclave' salesiano ANS

Una “celebración muy significativa”, la definió de inmediato el cardenal Fernández Artime. Y prosiguió: “Todo nos remite al inicio de esta preciosa aventura y realidad, donde nuestro padre sintió lo que Dios le pedía, y de donde todo comenzó"

Recordó que vocacionalmente los salesianos no son dueños de nada, mucho menos de los jóvenes, de quienes son “servidores, en nombre del Señor”

El último día vivido en Turín por los miembros del Capítulo General 29° de la Congregación Salesiana estuvo marcado por un tiempo de últimos intercambios informales y fraternos, la oportunidad de dar las últimas despedidas a los lugares donde nació el carisma salesiano, y – sobre todo – por la misa vespertina celebrada en la Basílica de María Auxiliadora, presidida por el cardenal Ángel Fernández Artime, y concelebrada en el altar por su predecesor, el padre Pascual Chávez Villanueva, y por su sucesor, el padre Fabio Attard.

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La nave central de la basílica de Valdocco estuvo completamente ocupada por los cerca de doscientos treinta capitulares que durante más de cincuenta días llenaron las aulas y los patios de Valdocco, siempre en busca de las mejores maneras para ponerse a la escucha del Espíritu Santo y así dar concreción al lema del Capítulo: “Apasionados por Jesucristo, dedicados a los jóvenes. Para una vivencia fiel y profética de nuestra vocación salesiana”.

Chávez, Attard y Artime

La solemnidad de la circunstancia fue percibida de inmediato por todos, en una misa que, por un lado, probablemente ha sido única en la historia de la Congregación – con la presencia de tres rectores mayores concelebrantes en el epicentro de la espiritualidad salesiana mundial; y por otro, ha constituido un simbólico y espiritual traspaso de responsabilidades entre el décimo (cardenal Artime) y el undécimo sucesor de Don Bosco(padre Attard), dado que hasta ahora, por los nuevos compromisos del pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (DIVCSVA), no había habido aún la posibilidad de un encuentro directo y en persona entre ambos. Todo esto, con la presencia autorizada y afable del noveno sucesor de Don Bosco (padre Chávez), quien con sus frecuentes intervenciones en sala supo ofrecer lecturas espirituales y hacer síntesis durante todo el tiempo de los trabajos.

Una “celebración muy significativa”, la definió de inmediato el cardenal Fernández Artime. Y prosiguió: “Todo nos remite al inicio de esta preciosa aventura y realidad, donde nuestro padre sintió lo que Dios le pedía, y de donde todo comenzó. Todos nosotros, desde un punto de vista vocacional y carismático, nacimos aquí. Hoy es un hermoso momento para dar gracias al Señor, al final del Capítulo, por tanta presencia del Espíritu Santo”.

Misa final del Cónclave salesiano

Posteriormente, en el transcurso de la homilía, el cardenal salesiano reiteró una vez más: “¿Cómo no vamos a bendecir y agradecer al Señor por tanta gracia, misericordia y amor con que cuida y vela por la Familia de Don Bosco y, hoy en particular, por sus hijos e hijas salesianos?”

Citando varias veces al Santo Padre, tanto en su mensaje a los capitulares del CG29, como en su carta encíclica Dilexit Nos, sobre el Sagrado Corazón de Jesús, el cardenal Fernández Artime subrayó que la grandeza de Don Bosco fue la de dejarse tocar, de “dejarse traspasar el corazón” por la situación de abandono de los jóvenes, y por la capacidad de conmoverse para aliviar su sufrimiento, olvidándose de sí mismo y entregándose por completo a buscar el bien de sus muchachos.

Por eso exhortó a todos sus hermanos a ser nuevos Don Bosco hoy, “misioneros enamorados, que, fascinados por Cristo, se sienten obligados a compartir ese amor que cambió su vida”.

Recordó que vocacionalmente los salesianos no son dueños de nada, mucho menos de los jóvenes, de quienes son “servidores, en nombre del Señor”. Luego, advirtió sobre las tentaciones del poder y de la vida cómoda, renovando el llamado a estar realmente apasionados por Cristo para estar dedicados a los chicos y chicas de hoy, a quienes cada salesiano debe poder decir con corazón sincero: “¡Pueden contar con nosotros. Existimos por ustedes y nunca los abandonaremos!”

Los tres últimos rectores mayores salesianos

Finalmente, no faltó un llamado a la fraternidad, que – como siempre ha reiterado también en sus diez años de rectorado – “no es accidental, ni opcional. Es esencial para nosotros, es carismática, y, si se vive auténticamente, genera una atracción extraordinaria, un ‘encanto’”.

La solemne celebración eucarística, animada debidamente por el coro litúrgico de la basílica, concluyó finalmente con un último gesto simbólico: el momento común de oración silenciosa del padre Chávez, del cardenal Fernández Artime y del Rector Mayor padre Fabio Attard ante la urna de Don Bosco, para encomendar a su protección, paterna y continua, la acción de la Congregación Salesiana en favor de los jóvenes de todo el mundo.

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