Misal de Benedicto XVI. Los judíos no son pérfidos, pero deben convertirse

Una de las noticias más importantes de la Iglesia Católica de los últimos años es la aprobación del que podemos llamar Misal de Benedicto XVI, para aquellos que quieren celebrar la Eucaristía según el rito latino del Misal de San Pío V, del año 1570, en uso hasta el Vaticano II (Misal de Pablo VI, 1969).

Ese nuevo misal incluye una fórmula de Oración por los judíos (propia del Viernes Santo) donde no se les llama pérfidos, como antes, pero se pide por su “conversión y su entrada en la iglesia”, en contra de lo que hacía en misal del Vaticano II. Esta noticia ha molestado a muchísimos judíos y ha inquietado a muchos católicos, que piensan que estamos ante una seria involución teológica y pastoral.

1. Misal de Trento: San Pío V (1570)

Este misal latino ha estado en vigor hasta el pontificado de Juan XXIII (que introdujo algunas reformas) y el Concilio Vaticano II, por cuyo mandado se publicó el nuevo misal de Pablo VI el año 1969. Entre sus oraciones principales estaba una de tipo inquietante, llamada pro judaeis, a favor de los judíos, que decía así, según su texto latino y su traducción castellana (no oficial)

Oremus et pro perfidis Iudaeis: ut Deus et Dominus noster auferat velamen de cordibus eorum; ut et ipsi agnoscant Iesum Christum Dominum nostrum
Oremus. Flectamus genua. Levate
Omnipotens sempiternae Deus, qui etiam iudaicam perfidiam a tua misericordia non repellis: exaudi preces nostras, quas pro illius populi obcaecatione deferimus; ut agnita veritatis tuae luce, quae Christus est, a suis tenebris eruantur. Per eundem Dominum Nostrum J. C.. Amen

Oremos también por los pérfidos judíos para que Dios quite el velo de sus corazones, a fin de que reconozcan con nosotros a Jesucristo Nuestro Señor.
Oremos. Nos ponemos de rodillas. De pie.
Omnipotente y sempiterno Dios, que no excluyes de Tu Misericordia ni aún a los pérfidos judíos: oye los ruegos que te dirigimos por la ceguedad de aquel pueblo, para que reconociendo la luz de Tu verdad, que es Jesucristo, salgan de sus tinieblas. Por el mis¬mo Dios y Señor Nuestro."

Esta es una oración inquietante, que tiene muchos elementos positivos, que aquí no quiero mencionar, pero que muchos vieron como “poco conforme al evangelio”, como indicó Juan XXIII, que ye en 1959 mandó quistar sus palabras más hirientes: péridos y perfidia.

Los judíos eran pérfidos. En principio, esa palabra tiene solo una connotación religiosa. Pérfido es sólo aquel que se desvía en la fe. Peo inmediatamente significó “el que tiene mala fe” (Corominas), para acabar significando simplemente “malo, per-verso”. Esa palabra “justificó” indirectamente muchas persecuciones contra los judíos.

Para que Dios quite el “velo” de sus corazones. El tema está tomado de la controversia de Pablo con un tipo de judíos de su tiempo en 2 Cor 3-4. Pero no podemos olvidar que Pablo mismo era judío y que estaba empeñado en una polémica interna, entre varios grupos de judíos (entre ellos el suyo, el mesiánico). Pero al universalizar esa imagen del “velo”, los cristianos que han “rezado” esa oración han acusado al judaísmo en su conjunto de “ceguera” voluntaria o impuesta por Dios (que les habría puesto el velo).
Para que reconozcan con nosotros a Jesucristo… No se pide por los judíos como tales, para que hagan su camino, para que Dios les bendiga, sino para que se hagan “de los nuestros”. Ciertamente, eso se pide ante un Cristo Crucificado, que es perdón universal (estamos en Viernes Santo, ante la Gran Cruz pascual)… Pero se puede dar pronto un paso y decir que han sido los judíos los que han matado a Jesús, de un modo históricamente injusto, teológicamente equivocado y socialmente peligroso. No hará falta decir que, desde esta oración del Viernes Santo (¡que debía ser día de reconciliación universal y de acogida para todos!) muchos cristianos han expulsado a los judíos o les han “obligado” a convertirse. De esa expulsión y conversión forzada de los judíos vive todavía cierta historia de España.

2. Misal del Vaticano II: Pablo VI (1969)

La edición típica de ese misal está en latín, pero se ha traducido y adaptado a todas las lenguas. Ha sido hasta ahora el único misal “modelo” de la Iglesia católica. Decía así, en la oración del Viernes Santo:

Oremus et pro Iudaeis, ut ad quos prius locutus est Dominus Deus noster, eis tribuat in sui nominis amore et in sui foederis fidelitate proficere.
Oremus. Flectamus genua. Levate
Omnipotens sempiterne Deus, qui promissiones tuas Abrahae eiusque semini contulisti, Ecclesiae tuae preces clementer exaudi, ut populus acquisitionis prioris ad redemptionis mereatur plenitudinem pervenire. Per Christum Dominum nostrum. Amen.

Oremos por el pueblo judío, el primero a quien Dios habló desde antiguo por los profetas. Para que el Señor acreciente en ellos el amor de su nombre y la fidelidad a la alianza (que selló con sus padres).
Oremos. Nos ponemos de rodillas. De pie.

Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abrahán y su descendencia, escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para que el pueblo de la primera alianza (de la primera adquisición) llegue a conseguir en plenitud la redención (merezca llegar a la plenitud de la redención). Por nuestro Señor. Amén.

El texto castellano de esta oración ha sido adaptado, comentado y a veces ampliado en los misales de las diferentes conferencias episcopales de lengua castellana (no hay un texto único). Pero su sentido es claro. Ésta son sus novedades:


Los judíos no son pérfidos...
, no han perdido la fe, ni la han pervertido, sino que son el pueblo al que primero habló Dios por los profetas... La alianza de Dios con los judíos se mantiene. Más aún, no se llama „alianza antigua o vieja“, sino primera..., para así dintinguirla, pero no separarla, de la segunda (la de Cristo).

No se pide que los judíos se conviertan al critianismo, ni entren en la Iglesia, sino que sean buenos judíos, que vivan en plenitud su alianza... La tarea de la iglesia no es, según eso, convertir a los judíos al cristianismo, ni introducirnos en la Iglesia, sino rogar a Dios para que sean „buenos judíos“, para que vivan su alianza en plenitud.

Es evidente que al fondo de esta plegaria hay una esperanza final de reconciliación de todos los hombres. Es evidente que los cristianos estamos convencidos de que esta reconciliación y plenitud del judaísmo está vinculada a Cristo, pero no lo decimos de un modo externo cuando hablamos de los judíos, no lo imponemos, sino que queremos que les vaya bien, que sean buenos judíos.

3. Misal de Benedicto XVI: Misal-Neotridentino (2008)

Benedicto XVI no ha escrito un misal nuevo, sino que ha tomado el antiguo (el de Trento) y lo ha „fijado“, en una nueva edición, en Latín (para aquellos que quieran la misa latina y tridentina), introduciendo así en la Iglesia Latina (Católica) una división ofcial de misales que no había existido desde Trento. Pues bien, en este neo-misal, que puede utilizarse junto al misal de Vaticano II se ha cambiado así la oración por los judíos:

Oremus et pro Iudaeis. Ut Deus et Dominus noster illuminet corda eorum, ut agnoscant Iesum Christum salvatorem omnium hominum.
Omnipotens sempiterne Deus, qui vis ut omnes homines salvi fiant et ad agnitionem veritatis veniant, concede propitius, ut plenitudine gentium in Ecclesiam Tuam intrante omnis Israel salvus fiat. Per Christum Dominum nostrum. Amen.

“Oremos también por los judíos Para que nuestro Dios y Señor ilumine sus corazones, para que reconozcan a Jesucristo salvador de todos los hombres.
Oremos. Nos ponemos de rodillas. De pie.
Dios omnipotente y eterno, que quieres que todos los hombres se salven y alcancen el conocimiento de la verdad que procede de Ti, concede por tu bondad que la plenitud de los pueblos entre en tu Iglesia y todo Israel sea salvado. Por Cristo nuestro Señor, Amén”.

Las novedades fundamentales de esta fórmula son:

Los judíos no son pérfidos... ni tienen un velo ante los ojos. El nuevo texto ha quitado esa palabra del original latino de Trento, aceptando así la reforma de Juan XXIII. Ha suprimido también la imagen de „velo“ que tapa sus ojos, pero en el fondo la mantiene, porque pide por su conversiòn. El texto no incluya la "ceguera" de los judíos, pero en el fondo la supone, pues dice que Jesús les tiene que iluminar

Es una oracion „más confesional“ que la del Vaticano II. No se pide que los judíos sean „mejores judíos“ (es decir, que se conviertan, dentro del judaísmo), sino que se pide que reconozcan a Jesús como salvador universal (dejando así de ser judíos „particulares“)

Según esta oración, Dios quiere que todos los hombres se salven (cosa que también quieren los judíos).... Pero hay algo especial: esta oración quiere que la salvación se realiza por la entrada de todos los pueblos en la Iglesia; en ese contexto (conforme a un motivo de Pablo en Rom 11, 26) se pide que también los judíos entren en la Iglesia.

En ese sentido, esta oración refleja la visión teológica de la Dominus Iesus (2000), buscando un diálogo religioso abierto a todos, para que todos entren en la Iglesia (en esta Iglesia). El motivo en sí es bueno, la finalidad laudable... pero implica un retroceso respecto al texto y teología del misal del Vaticano II

El Vaticano II pedìa en el fondo un diálogo en libertad y concordia, para que todas las religiones (y en especial el judaísmo) hicieran un camino de bien, que podía llegar a la unión final. Los judíos tenían que convertirse... para hacerse mejores judíos, en la línea del mensaje más hondo de Jesús (Sermón de la Montaña)

Benedicto XVI quiere que los judíos se conviertan, pero no para ser mejores judíos, sino para hacerse cristianos. Esta visión es buena, pero resulta muy problemática y es lógico que muchos judíos hayan protestado. El Cardenal Kasper, como es lógico, ha defendido al Papa. Muchos judìos, también como es lógico, han protestado.

Reacción judía. Periódico Clarín, Argentina

http://www.clarin.com/diario
/2008/02/08/elmundo/i-02215.htm
El rezo insta a los hebreos a que se conviertan al catolicismo.
Los judíos se consideran gravemente ofendidos por una plegaria que el Papa anunció hace dos días para ser rezada en el rito de la misa en latín. En lugar de superar las heridas que causaba el anterior rezo por la conversión de los hebreos, el nuevo texto ha servido para causar una seria fractura que llevó a proclamar una "pausa en el diálogo" entre las dos religiones, según decidió ayer la asamblea de los rabinos italianos.

La "plegaria por los judíos" sustituye la oración preparada en 1962 por Juan XXIII poco antes de que comenzara el Concilio Vaticano II, que absolvió al pueblo de Israel de la acusación de deicidio, es decir, de ser los asesinos de Jesucristo.

El paso explosivo del nuevo texto de Benedicto XVI pide que Dios "ilumine el corazón (de los hebreos) y que reconozcan a Jesucristo como su Salvador". Ayer, los miembros de la asamblea de rabinos de Italia estaban furiosos y afirmaron que la frase es apenas un maquillaje del pasaje de la oración de 1962 en la que consideraba a los judíos un "pueblo enceguecido" que debía ser quitado "de las tinieblas".

Pese a todo, el texto cambiado por Juan XXIII era mucho mejor que la oración original que se decía durante el oficio de la misa en latín de rito tridentino, en la que se mencionaba la "perfidia judía" y se insistía en otra frase en denostar a los "pérfidos judíos" que debían convertirse al cristianismo para salvarse.

El serio contraste se extendió rápidamente de la comunidad judía italiana a otros grandes centros hebreos del mundo. Desde Jerusalén y Estados Unidos llovieron las protestas. La asamblea de los rabinos italianos emitió una declaración en la que considera que la nueva plegaria es "una derrota del diálogo" y que se impone "una pausa de reflexión" antes de reanudarlo.

El rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, dijo que la oración de Benedicto XVI "constituye una marcha hacia atrás de 43 años, porque reclama la finalidad de convertir a los judíos por parte de la Iglesia Católica".

El Concilio Vaticano II (1962-65) no sólo produjo un revolucionario "aggiornamento" de la Iglesia, sobre todo reconciliándola con el mundo contemporáneo, sino que cambió totalmente la perspectiva con respecto al pueblo judío y a Israel. Este proceso culminó con las relaciones diplomáticas entre Israel y la Santa Sede y la histórica primera visita de un Papa a una Sinagoga desde los tiempos de San Pedro, en 1986. En esa visita, Juan Pablo II pronunció una frase histórica, llamando a los hebreos "nuestros hermanos mayores".

Los judíos sostienen que si quería proponer una nueva plegaria para la misa en latín del Viernes Santo, el Papa podría haberse inspirado en el misal reformado de 1970, aprobado por Pablo VI sobre la base de las decisiones conciliares. La fórmula relativa a los judíos tiene un enfoque muy distinto. No ansía conversiones, sino que pide que "el Señor Dios, que los eligió primeros entre todos los hombres, los ayude a progresar siempre en el amor de su nombre y a la fidelidad de su alianza".

El Vaticano aclaró que la nueva plegaria va a ser pronunciada en el inminente Viernes Santo en los ambientes reducidos a tres docenas de iglesias donde se celebrará la misa en Italia en latín. En cambio, señaló que en el resto del país habrá miles de misas con el rito reformado y que lo mismo ocurrirá en el resto del mundo, en la que se leerá la plegaria elaborada por Pablo VI, que satisface a los hebreos.

La declaración de los rabinos firmada por el presidente Giuseppe Laras sostiene que "con esta plegaria se legitima también la praxis litúrgica de una idea de diálogo que apunta, en realidad, a la conversión de los hebreos al catolicismo, cosa que obviamente es para nosotros inaceptable".

Cardenal Kasper:

El cardenal Walter Kasper habló en una entrevista con un medio italiano, un día después de que los líderes mundiales del judaísmo revelaran que la nueva oración podría implicar un retroceso tras décadas de diálogo interreligioso.
"Debo decir que no puedo entender por qué los judíos no pueden aceptar que podemos hacer uso de nuestra libertad de formular nuestras oraciones", dijo el alemán Kasper, al Corriere della Sera.
"Pensamos que racionalmente, esta oración no puede ser un obstáculo al diálogo porque refleja la fe de la Iglesia y, lo que es más, los judíos tienen oraciones en sus textos litúrgicos que a nosotros, los católicos, no nos gustan", comunicó Kasper.
"Uno debe aceptar y respetar las diferencias", agregó el cardenal, que encabeza la oficina del Vaticano que supervisa las relaciones religiosas con los judíos.
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