18-25 enero: De las 7 iglesias del principio a las siete y más de la actualidad
Resulta difícil saber dónde saltó la primera chispa o si hubo varias a la vez (Magdalena, Pedro, otros discípulos en Galilea y en Jerusalén….). Lo cierto es que ardieron, por así decirlo, varios “fuegos” casi al mismo tiempo, de manera que la única iglesia de Jesús empezó a existir en varias iglesias, que dialogaron entre sí y se fueron enriqueciendo.
En la línea de aquellas 7 iglesias se sitúan las 7 y más iglesias cristianas de la actualidad, cuyo testimonio y riqueza evocamos estos días, del 18 al 25 de enero, fiesta de la Vocación de Pablo
| X.Pikaza
Quiero evocarsiete iglesias o comunidades especiales, tal como existían a los 20 ó 30 años de la muerte de Jesús. En esa misma perspectiva sepodrían situar las siete y más grandes iglesias de la actualidad:
(1) Iglesia católica romana. (2) Iglesias católicas ortodoxas, de tradición calcedoniana. (3) Iglesias no calcedonianas de tradición copta y etíope. (4) Iglesias no calcedonianas de tradición nestoriana. (6) Iglesias protestantes de tradición luterana. (7) Iglesias protestantes de tradición reformada. (7) Grandes iglesias de origen anglo-sajón: anglicana, metodista, bautista etc. (8) Confesiones reformadas de diverso tipo: Valdenses, husitas, anabautistas, pentecostales, adventistas, testigos de Jehová, Iglesias libres muy diversas entre sí.
Las iglesias cristianas actuales se mantienen vinculadas al testimonio y vida de Jesús de Nazaret, Cristo de Dios, a la palabra de Dios Padre y al testimonio del Espíritu Santo, esperando y preparando la llegada del Reino de Dios. Es bueno que haya diversas iglesias; es necesario que mantengan la memoria viva de Jesús y dialoguen entre sí.
1. Un primer foco fue Jerusalén, donde “acontecieron” las primeras experiencias cristianas, vinculadas a las mujeres del entorno de Jesús y al grupo de los Doce, con Pedro. Sin embargo, al poco tiempo, tras la expulsión de los helenistas (cf. Hch 6-7), en este foco quedaron como dominantes los judeo-cristianos de la línea de Santiago (parientes de Jesús), que no sólo se establecieron en la “ciudad santa” como Iglesia de los pobres de los últimos días, sino que enviaron misioneros por otros lugares donde, hacia el 49 se habían establecido las comunidades de Pablo, a fin de que sus seguidores «completaran» el camino de Cristo con las prácticas legales del judaísmo (en especial, con la circuncisión). En esa línea puede hablarse de iglesias de Judea (cf. Gal 1, 22) y también de un foco samaritano, del que conservamos varios indicios, no sólo en Hch 1, 8; 8, 1-14; 9, 31; 15, 3, sino en el evangelio de Juan en cuya comunidad parece haber samaritanos (cf. Jn 4).
2. Hubo (casi) al mismo tiempo, un foco galileo, menos atestiguado por los textos del Nuevo Testamento, pero muy activo al principio. En este contexto se sitúan muchas tradiciones de los sinópticos, vinculadas a Pedro y a los Doce, y a otros misioneros, que parecen haber actuado como puente entre diversos grupos de seguidores de Jesús, al menos hasta el momento en que la figura y grupo de Santiago se vuelve dominante en Jerusalén (cf. Hch 12, 17), en torno al 41/44. En este foco se inscribe de un modo especial el Documento Q, que parece haber influido en las comunidades vecinas de Siria. Las tradiciones de Galilea son básicas en Marcos y Mateo y muchos piensan (pensamos) que ambos evangelios provienen, en parte, de Galilea, especialmente el de Mateo, que puede situarse en un tiempo y lugar (entre el 80 y el 90 d.C.) en que también los judíos rabínicos estaban empezando a fijar allí sus normas de vida.
3. Hay un foco sirio, cercano a los anteriores, que puede dividirse en varias zonas. (1) La costa de Fenicia, que solía tomarse como parte de Siria (cf. Mc 7, 26), donde aparecen pronto seguidores de Jesús (cf. Mc 3, 8; Mt, 15, 21; Hch 21, 4). (2) Damasco y su entorno (incluso Decápolis), donde Pablo se hizo cristiano y desde donde comenzó a extender el mensaje hacia Arabia (cf. Gal 1, 17; 2 Cor 11, 32; Hch 9, 3-22). En ese entorno, de Damasco a Fenicia, pasando por el alto Jordán, cerca de Galilea, puede situarse la tradición de Marcos. (3) La metrópoli y entorno de Antioquía, donde la iglesia tuvo un fuerte desarrollo, de manera que los seguidores de Jesús comenzaron a llamarse allí cristianos (cf. Gal 2, 11; Hch 11, 20-30), dividiéndose pronto entre partidarios de Pablo, de Pedro, de Apolo y de otros “apóstoles” del evangelio. En ese contexto se produjo la primera simbiosis entre mensaje de Jesús y cultura griega. Desde ese entorno, vinculado al evangelio de Mateo, se expandieron después algunos movimientos ascéticos, gnósticos e institucionales, que se reflejan en la Didajé, en las cartas de Ignacio y en el evangelio no canónico de Tomás.
4. Hubo un foco asiático (de la provincia romana de Asia, actual Turquía)centrado en Éfeso, que empezó estando vinculado a Pablo (cf. 1 Cor 15, 32; 16, 8) y como reconocen sus seguidores y, en especial, el libro de los Hechos (cf. Ef 1, 1; 1 Tim 1, 3; 2 Tim 1, 18; 4, 12; Hch 18-19). Este foco se extiende después no sólo a un tipo de sucesores de Pablo (Cartas de la Cautividad, Lucas-Hechos), sino a los grupos del Discípulo Amado y del libro del Apocalipsis, con sus cartas a las siete comunidades: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia, Laodicea. Más tarde (a partir del siglo II d. C.), este foco asiático (del que provienen Policarpo e Ireneo) ha sido con Roma uno de los centros impulsores de la Gran Iglesia. En este contexto pueden situarse otras comunidades, vinculadas al proyecto misionero de Pablo (Galacia) y a la primera carta de Pedro (cf. 1 Ped 1, 1: Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia).
5. Hubo un foco propiamente griego,formado por las iglesias de Macedonia (Filipos, Tesalónica) y Acaya (Atenas, Corinto), a las que Pablo escribió, tras haber realizado allí su ministerio, entre el 49-53, ofreciéndose así el mejor retrato de sus problemática y despliegue. En un sentido extenso, esas iglesias se encuentran cerca de las ya citadas de Asia Menor, como muestran no sólo las cartas de Pablo, sino los textos de Lucas/Hechos, donde destacan las comunidades Corinto y Éfeso, como focos sobresalientes del cristianismo primitivo. En este contexto ampliado pueden ubicarse igualmente las Cartas Pastorales atribuidas a discípulos de Pablo, vinculadas también con las comunidades de la Isla de Creta.
6. Hubo un foco romano, que conocemos por Pablo (Rom) y por Hechos, así como por otros testimonios del NT (1 y 2 Pedro y quizá Hebreos). La Iglesia de la capital del imperio. La iglesia romana se expresa además en otros textos muy importantes del cristianismo primitivo, como 1 Clemente y Papías. Todo nos permite suponer que ella fue al principio bastante tradicional y multiforme, de tendencia judeo-cristiana. De todas maneras, la memoria de Pedro (y de Pablo), martirizados allí, y el hecho de que Roma fuera capital del imperio (y meta de la misión de Pablo) han hecho que Roma haya sido (con Éfeso y su entorno) un foco importante en el despliegue y consolidación fundamental del cristianismo (pues las cristiandades de Siria y de Egipto siguieron caminos algo diferentes).
7. Quizá podemos hablar de un foco alejandrino (egipcio), que en un primer momento resulta menos conocido. Hch 6, 9 habla de judíos alejandrinos que discutían con Esteban sobre de Jesús. Pablo se refiere a un misionero llamado Apolo (1 Cor 1, 12; 3, 4-6.22; 4, 6; 16, 12), a quien Hechos 18, 24; (cf. 19, 1) presenta como «natural de Alejandría, hombre elocuente y poderoso en las Escrituras». Parece que en principio esa iglesia fue más gnóstica que “ortodoxa”, en el sentido posterior de la palabra. Sea como fuere, ella alcanzó pronto mucha importancia, relacionándose con las iglesias de Siria, en una línea donde se mezclan rasgos que después se tomarán como gnósticos u ortodoxos, según los casos.
He presentado y situado estos siete focos eclesiales de forma esquemática para todo tipo de la línea de Ciudad-Biblia (Verbo Divino, Estella 2019), donde presento las claves de lectura geográfico-cronológica del conjunto de la Biblia del comienzo de la Iglesis