Una tumba llena de Dios: Jesús y las tres marías (Pascua Salamanca 2023)

El antiguo Israel hizo un camino de Egipto a Tierra Santa (cuarenta años), pero no logró entrar en la Vida de Dios (Hebreos 3-4). Jesús hizo un camino de Galilea a Jerusalén (cuarenta días, cuadragésima.cuaresma) que culminaron en los tres días de pascua (muerte, sepultura, resurrección) con las tres marías (Myriam, Magdalena y Salomé).

De ese camino trata la revista Pasión en Salamanca 2023, donde he publicado, un año más, mi contribución, con las reflexiones que ahora siguen sobre la tumba llena de Dios; Jesús y las tres Marías.

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Jesús y las tres marías, una tumba llena de Dios (Semana Santa, 2023) 

Los Cuarenta años del primer camino de Israel desembocaron  en la muerte Moisés sobre el Monte Nebo, a la vista de la tierra prometida, pero sin entrar en ella para culminar en la guerra de Josué que conquistó con sangre y fuego la tierra santa (aunque sin entrar en Jerusalén para completarla). No hubo entonces tres mujeres que pudieran culminar aquel camino, como las tres Marías de Jesús (Myriam, Magdalena y Salomé).

Los cuarenta días semanas de la marcha de Reino de Jesús (nuevo Moisés, nuevo Josué), culminaron en su muerte, condenado por las autoridades, abandonado por sus compañeros, pero confesado como Cristo de Israel y del mundo entero  por las tres marías de la cruz (Mc 15, 40), del Santo entierro (15, 47)  y de  gran tumba (16, 1-8),  donde ellas entraron temblando y naciendo a la vida nueva del Dios que muere con los hombres ,por los hombres.

Entraron en la tumba, murieron de amor por Jesús y por todos los hombres y mujeres que mueren sin consuelo… pero descubrieron que la tumba estaba vacía de muerte y llena de la vida de Dios.

Esas son las mujeres del camino de Jesús, que ha descrito con toda precisión san Pablo (1 Cor 15, 3-8: Cristo murió, fue sepultado, resucitó). La tres María, que entraron en la tumba de Jesús, murieron por Dios, fueron enterradas con él  resucitaron así, llenas de Dios para iniciar (como debemos hacer nosotros ) el camino de la Iglesia desde Jerusalén y Galilea, como dice de un modo velado y misterioso el evangelio de la pascua

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 Ese camino de Dios es el Via-cruci, via de muerte y resurrección  de las tres marías. Ese camino lo había iniciado Jesús en Galilea y para culminarlo subió con sus apóstoles y un grupo de mujeres hasta Jerusalén, donde le condenaron los poderosos del mundo y le abandonaron sus compañeros varones. Fue el camino de Dios,  para recrear y culminar la historia de Israel y la del mundo entero, en forma de iglesia, encabezada por los pobres y excluidos, marginados, pecadores, enfermos y niños, para instaurar el Reino de Dios.

Jesús culmino ese camino de muerte y de vida (de Pascua), viviendo y muriendo por nosotros,  para que fuéramos nosotros, empezando por las mujeres (y después por sus otros compañeros convertidos) los que asumiéramos su proyecto y ratificaremos su obra, en forma de Iglesia estos tres días finales de su pascua, en la Semana Santa de Salamanca y de la tierra entera

Fue crucificado Jesús, expulsado de la casa de Israel y de su templo, condenado a muerte por el gran imperio del mundo (Roma), abandonado por su Doce Compañeros que, al final del trayecto, prefirieron seguir al servicio de los poderes “sagrados” del mundo auto-divinizado, huyendo a refugiarse a su antigua Galilea. Todo podía darse ya por destruido, la gran misión de la Iglesia había fracasado. Pero precisamente allí, en ese  fracaso, comenzó la verdadera historia, la resurrección, no sólo la de Jesús, sino con él y por él la de la Iglesia, a través de unas mujeres.

Las tres marías parecían escondidas, excluidas, derrotadas para siempre, las dos primeras marías (la madre de Jesús y Magdalena, su amiga, con la otra María, llamada Salome), pero fueron ellas las que supieron entender lo que pasaba (lo que era Dios, lo que había sido Jesús, descubriendo al final la tumba abierto y vacía (sin el cadáver de Cristo), pero  muy llena de su esperanza y de su vida. La tumba de la historia llena de Dios.

Pasión en Salamanca

 En una tumba debía terminar la historia humana, tal como Dios había proclamado al principio de la Biblia (Gen 2-3) cuando dijo a los primeros “padres”: El día en que comáis del árbol de la vida y de la muerte, el día en que matéis al último justo moriréis todos vosotros. Pero en una tumba llena de Dios empezaba…

Dios ha muerto, decía Nietzsche… a finales del siglo XIX y tenía toda la razón. Tenía que morir de amor para que para que de su muerte naciéramos nosotros.  Pero esa fue una muerte “especulativa”, como había dicho cien años antes (principios del XIX) el gran Hegel, el mayor teórico de los tiempos modernos.

Pero la palabra y experiencia clave no es que un tipo de Dios ha muerto. La palabra clave es la de Pablo en 1 Cor 15,3: Cristo ha muerto. Cristo ha muerto, la esperanza de los hombres… Ha muerto por nuestros pecados, le estamos matando, nos estamos matando de violencia y envidia, de guerra, de hambre,  de opresión, expulsión e injusticia…  Estamos clavando sobre la colina de muerte de este mundo nuestras tres cruces.

Había sucedido lo que Dios predijo: “El día en que matéis al último justo…”. El día que os empeñéis en matar y matar y matar moriréis todos en tres cruces…

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Pero Dios mismo ha querido asumir nuestra pasión y muerte, muriendo con nosotros. Estamos matando a Dios, pero Dios quiere darnos  nos da su vida, muriendo por nosotros. Ésta es la revelación de las tres marías…Ellas quisieron entrar y entraron en la tumba del Cristo Muerto, para embalsamarle y morir con él… Entraron, murieron con Dios… y descubrieron en la hondura de la muerte humana la vida de Dios…

Una tumba llena de Dios, eso es lo que vieron aquella mañana de pascua las tres más, conforme al evangelio de Marcos. Esa fue y sigue siendo la visión temprana de la nueva humanidad de Dios… Temprano madrugó la madrugada, temprano empezó a encenderse la luz de Dios en la tumba de muerte de los hombres.  Así lo descubrieron las mujeres al alba de Pascua en la tumba vacía de muerte, llena de Dios. Así empezó la historia de la resurrección por ellas, por María la Madre, María hermana (Magdalena) y la otra María, que debemos ser todos nosotros.  

Ciertamente, ellas tuvieron al principio miedo, como dice Mc 16, 1-6, porque una novedad y tarea como esa (ser testigos de la resurrección) era y sigue siendo sobrecogedora: ¿Quiénes somos nosotros/nosotras, hoy, este año de gran muerte, 2023, para retomar e iniciar el camino de la vida de Dios en Jesucristo y llevar su palabra al mundo entero, empezando por “convertir” a Pedro y a los restantes amigos de Jesús, que le han abandonado en su condena y en su muerte? ¿Quiénes somos nosotros/nosotras para asumir la herencia de Jesús y recrear su iglesia?

Ésta fue la pregunta final del evangelio de Marcos, a la que respondieron al final los antiguos compañeros de Jesús (Pedro y Juan, Andrés y Tomas, Santiago y Felipe, los cuatro evangelistas…), para recrear la iglesia y anunciar el mensaje de la vida hasta los confines de la tierra y de la historia. A esa pregunta y tarea debemos responder nosotros, en esta Semana Santa de muerte y pascua del año 2023.

Semana Santa de Salamanca – SSantaSalamanca

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