El Papa expresa “su más sentido pésame”, recordando con gratitud “su testimonio coherente y comprometido, su dedicación al Evangelio y a la Iglesia, y en particular su diligente cooperación con la Santa Sede en su reciente reforma económica, para la que sentó las bases con determinación y sabiduría”.
Al mismo tiempo, eleva oraciones de sufragio para que Pell – a quien define como “fiel servidor, que siguió inquebrantablemente a su Señor con perseverancia incluso en la hora de la prueba” – sea recibido en la alegría del cielo y reciba la recompensa de la paz eterna.
Al final del telegrama destaca su bendición al Cardenal Giovanni Battista Re, a la familia del difunto Cardenal y a todos los que comparten el dolor de su fallecimiento.