Vídeomensaje papal al concierto benéfico para sostener la distribución global de las vacunas Francisco reclama "una solidaridad universal" que permita "el acceso universal a la vacuna y la suspensión temporal" de las patentes
"Reciban un cordial saludo de este viejo, que no baila ni canta como ustedes, pero que cree junto a ustedes que la injusticia y el mal no son invencibles"
"Evidentemente que estamos viviendo una crisis. La pandemia nos metió en crisis a todos, pero no se olviden que de una crisis no salimos igual, o salimos mejores o peores. El problema está en tener la inventiva para buscar caminos que sean mejores"
Bergoglio lamenta "una economía enferma, que permite que unos pocos muy ricos, unos pocos muy ricos, posean más que todo el resto de la humanidad, y que modelos de producción y consumo destruyan el planeta, nuestra 'Casa común'”
Bergoglio lamenta "una economía enferma, que permite que unos pocos muy ricos, unos pocos muy ricos, posean más que todo el resto de la humanidad, y que modelos de producción y consumo destruyan el planeta, nuestra 'Casa común'”
Francisco no se esconde, habla claro, se le entiende todo. Pese a quien pese. En este caso, a la industria farmacéutica. "Necesitamos un espíritu de justicia que nos movilice para asegurar el acceso universal a la vacuna y la suspensión temporaria de derechos de propiedad intelectual; un espíritu de comunión que nos permita generar un modelo económico diferente, más inclusivo, justo, sustentable", ha señalado a los participantes del concierto 'Vax Live', organizado por Global Ciizen para reclamar la distribución global, y equitativa, de las vacunas contra el coronavirus.
En su mensaje, Bergoglio se define a sí mismo como "un viejo que no baila ni canta como ustedes, pero que cree junto a ustedes que la injusticia y el mal no son invencibles". "Les ruego que no se olviden de los más vulnerables", insiste el Papa, recordando cómo el coronavirus "ha producido muertes y sufrimientos, afectando la vida de todos, especialmente la de los más vulnerables".
"La pandemia ha contribuido a empeorar las crisis sociales y ambientales ya existentes, como ustedes, los jóvenes, siempre nos lo recuerdan a nosotros. Y hacen bien en recordarlo", constata Francisco, quien reivindica los "caminos de sanación y salvación", una "sanación de raíz, que cure la causa del mal y no se quede solo en los síntomas. En esas raíces enfermas encontramos el virus del individualismo, que no nos hace más libres ni más iguales ni más hermanos, más bien nos convierte en indiferentes al sufrimiento de los demás".
"Y una variante de este virus es el nacionalismo cerrado, que impide, por ejemplo, un internacionalismo de las vacunas. Otra variante es cuando ponemos las leyes del mercado o de propiedad intelectual por sobre las leyes del amor y de la salud de la humanidad"
"Y una variante de este virus es el nacionalismo cerrado, que impide, por ejemplo, un internacionalismo de las vacunas. Otra variante es cuando ponemos las leyes del mercado o de propiedad intelectual por sobre las leyes del amor y de la salud de la humanidad", denuncia el Papa, quien también lamenta "una economía enferma, que permite que unos pocos muy ricos, unos pocos muy ricos, posean más que todo el resto de la humanidad, y que modelos de producción y consumo destruyan el planeta, nuestra 'Casa común'”.
"Estas cosas están interconectadas. Toda injusticia social, toda marginación de algunos en la pobreza o en la miseria incide también en el ambiente. Naturaleza y persona estamos unidos", recalca el Papa, quien invita a "abandonar nuestros individualismos y promover el bien común", en lo tocante a la vacuna, pero también en la creación de "un modelo económico diferente, más inclusivo, justo, sustentable".
"Evidentemente que estamos viviendo una crisis. La pandemia nos metió en crisis a todos, pero no se olviden que de una crisis no salimos igual, o salimos mejores o peores. El problema está en tener la inventiva para buscar caminos que sean mejores", concluye el Papa, quien acaba su mensaje pidiendo a los participantes en el concierto "el don de una nueva fraternidad, una solidaridad universal, que podamos reconocer el bien y la belleza que sembró en cada uno de nosotros, para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de esperanzas compartidas".
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