El Papa saludó y bendijo a todos los presentes y les pidió que rezaran por él Francisco visita por sorpresa un hogar de ancianos en Bruselas
Tras visitar el Castillo de Laeken para un encuentro con los soberanos y autoridades de Bélgica, Francisco se dirigió al Hogar Saint-Joseph, un centro dirigido por las Hermanitas de los Pobres, que acoge a mujeres y hombres de edad avanzada, gravemente enfermos y de escasos recursos
El Pontífice saludó y bendijo a todos los presentes, aseguró oraciones y pidió que rezaran por él
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La acogida en el Hogar Saint-Joseph
Dos monjas de las Hermanitas de los Pobres, congregación fundada por Santa Juana Jugan de quien heredó el carisma de solidaridad hacia los más frágiles, se acercaron a recibir al Papa y agradecerle la sorpresa. Dispuestos en semicírculo, todos los presentes en el Hogar Saint-Joseph acogieron al Papa con aplausos.
El saludo a Madame Zelle
Las monjas regalaron libros al Papa y le presentaron a Madame Zelle, de 102 años de edad, quien trabajó. «¡Felicidades!», le dijo el Papa Francisco, mientras un periodista belga que acompañaba al Pontífice, y que no esperaba encontrar allí a su niñera de la infancia, fue testigo de toda la escena. «Ella ayudó mucho a nuestra familia», relató.
El saludo a Agata
Después de Madame Zelle, el Papa quiso saludar uno a uno a los presentes. Entre la pequeña aglomeración se oyó la voz de Ágata en italiano: «Santo Padre, venga aquí, soy paralítica. Vengo de Bari». «Quería decirle que rece por mí y que yo rezo por él», dijo Agata a los medios vaticanos.
El encuentro terminó con el Padrenuestro y una petición de oración del Papa Francisco: «Recen por mí. Por mí, no contra mí». A partir de ahí, la despedida, con algunas religiosas que siguieron el coche hasta la salida, sin dejar de saludar y dar las gracias al Papa.
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