"La persecución y la cruz están ligadas al anuncio del Evangelio" subraya en la Misa Crismal Francisco: "Jesús no dejaba de sanar enfermos por las controversias moralistas, leguleyas, clericales que se suscitaban cada vez que hacía el bien"
"La palabra de Jesús tiene el poder de sacar a la luz lo que cada uno tiene en su corazón, que suele estar mezclado, como el trigo y la cizaña. Y esto provoca lucha espiritual". También hoy, "uno se ve obligado a discernir y a optar"
"Siempre es la hora. Y esto es lo que quiero compartir hoy con ustedes, queridos sacerdotes: que la hora del anuncio gozoso y la hora de la persecución y de la Cruz van juntas"
"El anuncio del Evangelio siempre está ligado al abrazo de alguna Cruz concreta"
"La cercanía de Jesús gana corazones, pero también despierta sentimientos de desprecio en los que se creen justos"
"¡Porque en la Cruz no hay ambigüedad! La Cruz no se negocia"
"Hay cruz en el anuncio del Evangelio, es verdad, pero es una Cruz que salva. Pacificada con la Sangre de Jesús, es una Cruz con la fuerza de la victoria de Cristo que vence el mal, que nos libra del Maligno"
"El Señor nos da siempre lo que pedimos, pero lo hace a su modo divino. Este modo implica la cruz. No por masoquismo, sino por amor, por amor hasta el final"
"El anuncio del Evangelio siempre está ligado al abrazo de alguna Cruz concreta"
"La cercanía de Jesús gana corazones, pero también despierta sentimientos de desprecio en los que se creen justos"
"¡Porque en la Cruz no hay ambigüedad! La Cruz no se negocia"
"Hay cruz en el anuncio del Evangelio, es verdad, pero es una Cruz que salva. Pacificada con la Sangre de Jesús, es una Cruz con la fuerza de la victoria de Cristo que vence el mal, que nos libra del Maligno"
"El Señor nos da siempre lo que pedimos, pero lo hace a su modo divino. Este modo implica la cruz. No por masoquismo, sino por amor, por amor hasta el final"
"¡Porque en la Cruz no hay ambigüedad! La Cruz no se negocia"
"Hay cruz en el anuncio del Evangelio, es verdad, pero es una Cruz que salva. Pacificada con la Sangre de Jesús, es una Cruz con la fuerza de la victoria de Cristo que vence el mal, que nos libra del Maligno"
"El Señor nos da siempre lo que pedimos, pero lo hace a su modo divino. Este modo implica la cruz. No por masoquismo, sino por amor, por amor hasta el final"
"El Señor nos da siempre lo que pedimos, pero lo hace a su modo divino. Este modo implica la cruz. No por masoquismo, sino por amor, por amor hasta el final"
El escándalo de la cruz, y de los crucificados, centró la reflexión del Papa Francisco en la Misa Crismal de la segunda Semana Santa del coronavirus. Con varios centenares de sacerdotes, cubiertos con la casulla, y todos con mascarilla. "Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús al tener que dar la vista a los ciegos en medio de gente que cerraba los ojos para no ver o miraba para otro lado", clamó el Papa, quien recordó que Jesús no se frenaba a la hora de "sanar enfermos y liberar prisioneros en medio de las discusiones y controversias moralistas, leguleyas, clericales que se suscitaban cada vez que hacía el bien".
Bendición de los óleos con los que se consagrarán nuevos sacerdotes a lo largo del año. Pórtico del Triduo Santo. Hoy, Jueves Santo, Jesús comparte la Última Cena con sus amigos, les lava los pies, instaura la Eucaristía y el Mandamiento del Amor. También, es traicionado y hecho preso, tras llorar lágrimas de sangre en Getsemaní.
La persecución y la cruz
"La persecución y la cruz están ligadas al anuncio del Evangelio", subrayó el Papa al comienzo de su homilía, destacando una frase que "se viralizó insidiosamente" en tiempos de Jesús, a su paso por Nazaret. Y es que nadie es profeta en su tierra. "¿Acaso no es este el hijo de José?", una de esas frases "ambiguas que se sueltan al pasar" y que, señaló, "contenían un germen de violencia que se desencadenó contra Jesús".
Jesús, que otras veces "hacía silencio o se iba a la otra orilla, esta vez no dejó pasar el comentario, sino que desenmascaró la lógica maligna que se escondía debajo del disfraz de un simple chisme pueblerino", y contesta. Porque "el Señor, como siempre, no dialoga con el mal espíritu, sólo responde con la Escritura".
Y es que, añadió Bergoglio, "la palabra de Jesús tiene el poder de sacar a la luz lo que cada uno tiene en su corazón, que suele estar mezclado, como el trigo y la cizaña. Y esto provoca lucha espiritual". También hoy, "uno se ve obligado a discernir y a optar". Muchos no aceptaron la palabra de Jesús, "y esto hizo que la multitud, enardecida, intentara acabar con su vida" en Nazaret. No era la hora.
Siempre es la hora
"No era la hora, pero la rapidez con que se desencadenó la furia y la ferocidad del encarnizamiento, capaz de asesinar al Señor en ese mismo momento, nos muestra que siempre es la hora. Y esto es lo que quiero compartir hoy con ustedes, queridos sacerdotes: que la hora del anuncio gozoso y la hora de la persecución y de la Cruz van juntas", proclamó el Papa.
Porque "el anuncio del Evangelio siempre está ligado al abrazo de alguna Cruz concreta" advirtió. "Lo vemos constantemente en el Evangelio". Un ejemplo: "La ternura del padre misericordioso atrae irresistiblemente al hijo pródigo para que regrese a casa, pero también suscita la indignación y el resentimiento del hijo mayor", al igual que sucede con el dueño de la Viña, con Zaqueo, con la Samariana.... "La cercanía de Jesús gana corazones, pero también despierta sentimientos de desprecio en los que se creen justos".
"Todo esto -añadió el Papa- nos hacer ver que el anuncio de la Buena Noticia está ligado misteriosamente a la persecución y a la Cruz". Dirigiéndose a los sacerdotes, les preguntó: "¿Qué reflexión podemos hacer para sacar provecho para nuestra vida sacerdotal al contemplar esta temprana presencia de la Cruz —de la incomprensión, del rechazo, de la persecución— en el inicio y en el centro mismo de la predicación evangélica?"
La cruz, presente desde el comienzo
Francisco ofreció dos reflexiones. "La primera: nos causa estupor comprobar que la Cruz está presente en la vida del Señor al inicio de su ministerio e incluso desde antes de su nacimiento", ya desde la turbación de María, el insomnio de José o la persecución de Herodes, que les llevó a padecer las mismas penurias que las de "tantas familias que deben exiliarse de su patria".
"Esta realidad nos abre al misterio de la Cruz vivida desde antes. Nos lleva a comprender que la Cruz no es un suceso a posteriori, ocasional, producto de una coyuntura en la vida del Señor. Es verdad que todos los crucificadores de la historia hacen aparecer la Cruz como si fuera un daño colateral, pero no es así: la Cruz no depende de las circunstancias", explicó.
Todos los crucificadores de la historia hacen aparecer la Cruz como si fuera un daño colateral, pero no es así: la Cruz no depende de las circunstancias
¿Por qué Jesús abrazó la pasión entera, abrazó la traición y el abandono de sus amigos ya desde la última cena, aceptó la detención ilegal, el juicio sumario, la sentencia desmedida, la maldad innecesaria de las bofetadas y los escupitajos gratuitos…? "¡Porque en la Cruz no hay ambigüedad! La Cruz no se negocia", recordó.
El escándalo de la serpiente
En segundo lugar, la cruz lleva consigo "la mordedura de la serpiente, la cual, al ver al crucificado inerme, lo muerde, y pretende envenenar y desmentir toda su obra". Una mordedura "que busca escandalizar, inmovilizar y volver estéril e insignificante todo servicio y sacrificio de amor por los demás".
"Es el veneno del maligno que sigue insistiendo: sálvate a ti mismo" recordó Bergoglio. Curiosamente, "en esta mordedura, cruel y dolorosa, que pretende ser mortal, aparece finalmente el triunfo de Dios".
"Hay cruz en el anuncio del Evangelio, es verdad, pero es una Cruz que salva. Pacificada con la Sangre de Jesús, es una Cruz con la fuerza de la victoria de Cristo que vence el mal, que nos libra del Maligno", explicó a los sacerdotes, llamándoles a "abrazarla con Jesús y como Él, “desde antes” de salir a predicar",para "discernir y rechazar el veneno del escándalo con que el demonio nos querrá envenenar cuando inesperadamente sobrevenga una cruz en nuestra vida".
Y una llamada: "Nosotros no nos escandalizamos, porque no se escandalizó Jesús al ver que su alegre anuncio de salvación a los pobres no resonaba puro, sino en medio de los gritos y amenazas de los que no querían oír su Palabra". No nos escandalizamos "porque no se escandalizó Jesús al tener que sanar enfermos y liberar prisioneros en medio de las discusiones y controversias moralistas, leguleyas, clericales que se suscitaban cada vez que hacía el bien".
Nosotros no nos escandalizamos, porque no se escandalizó Jesús al ver que su alegre anuncio de salvación a los pobres no resonaba puro, sino en medio de los gritos y amenazas de los que no querían oír su Palabra
"Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús al tener que dar la vista a los ciegos en medio de gente que cerraba los ojos para no ver o miraba para otro lado", recordó. "Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús de que su proclamación del año de gracia del Señor —un año que es la historia entera— haya provocado un escándalo público en lo que hoy ocuparía apenas la tercera página de un diario de provincia".
Un recuerdo 'oscuro' de Bergoglio
Porque "los sufrimientos que sobrevienen por el Evangelio no son nuestros, sino «los sufrimientos de Cristo en nosotros» (2 Co 1,5), y que «no nos anunciamos a nosotros mismos, sino a Jesús como Cristo y Señor» y nosotros somos «servidores por causa de Jesús»", culminó Francisco, quien quiso compartir un recuerdo de "un momento muy oscuro de mi vida".
"Pedía una gracia al Señor, que me liberara de una situación dura y difícil. Fui a predicar Ejercicios Espirituales a unas religiosas y el último día, como solía ser habitual en aquel tiempo, se confesaron. Vino una hermana muy anciana, con los ojos claros, realmente luminosos. Era una mujer de Dios. Al final sentí el deseo de pedirle por mí y le dije: “Hermana, como penitencia rece por mí, porque necesito una gracia. Si usted la pide al Señor, seguro que me la dará”. Ella se detuvo un largo momento, como si rezara, y luego me dijo esto: “Seguro que el Señor le dará la gracia, pero no se equivoque: se la dará a su modo divino”. Esto me hizo mucho bien: sentir que el Señor nos da siempre lo que pedimos, pero lo hace a su modo divino. Este modo implica la cruz. No por masoquismo, sino por amor, por amor hasta el final", culminó.
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