"El humanismo bíblico y clásico debe abrirse sabiamente para acoger una nueva síntesis creativa" Francisco aboga por "un nuevo humanismo" que ponga en diálogo a las distintas tradiciones culturales
"La pandemia ha puesto en tela de juicio muchas de las certezas en las que se basa nuestro modelo social y económico, revelando sus fragilidades: las relaciones personales, los métodos de trabajo, la vida social e incluso la práctica religiosa y la participación en los sacramentos"
"Na pandemia ha puesto en tela de juicio muchas de las certezas en las que se basa nuestro modelo social y económico, revelando sus fragilidades: las relaciones personales, los métodos de trabajo, la vida social e incluso la práctica religiosa y la participación en los sacramentos"
"La Iglesia tiene todavía mucho que dar al mundo, y nos obliga a reconocer y valorar, con confianza y valentía, los logros intelectuales, espirituales y materiales que han surgido desde entonces en diversos campos del saber humano"
"Hoy está en marcha una revolución -sí, una revolución- que toca los nudos esenciales de la existencia humana y exige un esfuerzo creativo de pensamiento y acción. De ambos"
"La Iglesia tiene todavía mucho que dar al mundo, y nos obliga a reconocer y valorar, con confianza y valentía, los logros intelectuales, espirituales y materiales que han surgido desde entonces en diversos campos del saber humano"
"Hoy está en marcha una revolución -sí, una revolución- que toca los nudos esenciales de la existencia humana y exige un esfuerzo creativo de pensamiento y acción. De ambos"
"Un humanismo necesario". El lema de la Asamblea del Pontificio Consejo de la Cultura sirvió como eje del vídeo mensaje enviado por el Papa Francisco, en el que subraya cómo es preciso poner en diálogo las experiencias de distintas tradiciones culturales que, integradas "en el humanismo europeo heredado de la civilización grecorromana y transformado por la visión cristiana", suponen "el mejor medio para hacer frente a las inquietantes preguntas sobre el futuro de la humanidad".
"En el universo digital todo se vuelve increiblemente cercano, pero sin el calor de la presencia", sostiene Bergoglio, quien añade cómo "la pandemia ha puesto en tela de juicio muchas de las certezas en las que se basa nuestro modelo social y económico, revelando sus fragilidades: las relaciones personales, los métodos de trabajo, la vida social e incluso la práctica religiosa y la participación en los sacramentos".
Pero también, y sobre todo, "ha replanteado con fuerza los interrogantes fundamentales de la existencia: la pregunta sobre Dios y el ser humano". Y es que "en esta coyuntura histórica, no sólo necesitamos nuevos programas económicos o nuevas recetas contra el virus, sino sobre todo una nueva perspectiva humanista, basada en la Revelación bíblica, enriquecida por la herencia de la tradición clásica, así como por las reflexiones sobre la persona humana presentes en las diferentes culturas".
El fin de las ideologías
Un nuevo humanismo que, siguiendo las huellas de Pablo VI, constate cómo "aquel humanismo laico profano es ya un recuerdo del pasado". Y es que "en nuestra época, marcada por el fin de las ideologías, parece olvidado, parece sepultado frente a los nuevos cambios provocados por la revolución informática y el increíble desarrollo de las ciencias, que nos obligan a replantearnos todavía que es el ser humano. La cuestión del humanismo parte de esta pregunta: ¿qué es el hombre, el ser humano?"
En tiempos del Concilio, recordó, el "humanismo secular, inmanente y materialista, y otro cristiano, abierto a la trascendencia" podían "compartir un terreno común, una convergencia fundamental sobre algunas cuestiones radicales relacionadas con la naturaleza humana". En la actualidad, "esto ha desaparecido debido a la fluidez de la visión cultural contemporánea. Es la era de la liquidez o de lo gaseoso".
En marcha la revolución
Pese a ello, "la Iglesia tiene todavía mucho que dar al mundo, y nos obliga a reconocer y valorar, con confianza y valentía, los logros intelectuales, espirituales y materiales que han surgido desde entonces en diversos campos del saber humano".
"Hoy está en marcha una revolución -sí, una revolución- que toca los nudos esenciales de la existencia humana y exige un esfuerzo creativo de pensamiento y acción. De ambos", proclamó el Papa, quien admitió que "están cambiando estructuralmente las formas de entender la generación, el nacimiento y la muerte . Se cuestiona la especificidad del ser humano en el conjunto de la creación, su singularidad frente a otros animales e incluso su relación con las máquinas".
"Pero no podemos limitarnos siempre a la negación y la crítica. Más bien se nos pide que repensemos la presencia del ser humano en el mundo a la luz de la tradición humanista: como servidor de la vida y no como dueño suyo, como constructor del bien común con los valores de la solidaridad y la compasión" insistió.
Preguntas por responder
"¿Qué significa hoy ser hombre y mujer como personas complementarias llamadas a relacionarse? ¿Qué significan las palabras "paternidad" y "maternidad"? Y además, ¿cuál es la condición específica del ser humano, que lo hace único e irrepetible frente a las máquinas e incluso a otras especies animales? ¿Cuál es su vocación trascendente? ¿De dónde viene su llamada a construir relaciones sociales con los demás?", preguntó Francisco.
La respuesta puede darse en "el humanismo de origen bíblico, en fecundo diálogo con los valores del pensamiento clásico griego y latino, ha dado lugar a una elevada visión del ser humano, de su origen y destino último, y de su forma de vivir en esta tierra". "Esta fusión entre la sabiduría antigua y la bíblica sigue siendo un paradigma fecundo", pero hay que ir más allá.
Una nueva síntesis
"El humanismo bíblico y clásico hoy debe abrirse sabiamente para acoger, en una nueva síntesis creativa, también las aportaciones de la tradición humanista contemporánea y de otras culturas", propuso Francisco, quien puso como ejemplo "la visión holística de las culturas asiáticas, en la búsqueda de la armonía interior y la armonía con la creación", o "la solidaridad de las culturas africanas, para superar el excesivo individualismo típico de la cultura occidental", o "la antropología de los pueblos latinoamericanos, con su vivo sentido de la familia y la fiesta. Así como las culturas de los pueblos indígenas de todo el planeta".
"En estas diferentes culturas existen formas de un humanismo que, integrado en el humanismo europeo heredado de la civilización grecorromana y transformado por la visión cristiana, es hoy el mejor medio para hacer frente a las inquietantes preguntas sobre el futuro de la humanidad", subrayó Bergoglio, quien concluyó pidiendo a los miembros del Consejo de la Cultura "redescubrir el sentido y el valor del ser humano en relación con los desafíos que afronta".
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