"Durante dos días enteros imploraron, en vano, ayuda. Una ayuda que no llegó" El enfado de Francisco, ante la muerte de otros 130 migrantes en el Mediterráneo: "Es el momento de la vergüenza"

El cadáver de una de las víctimas
El cadáver de una de las víctimas

"Recemos también por aquellos que pueden ayudar, pero que prefieren mirar hacia otro lado", clamó el Papa

"¡Qué bonito y consolador es saber que Jesús nos conoce a cada uno, que no somos anónimos para Él,  que nuestro nombre le es conocido!"

"Jesús conoce nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y está siempre listo para cuidar de nosotros, para sanar las llagas de nuestros errores con la abundancia de su gracia"

"Os confieso que estoy muy dolido por la tragedia que, una vez más, se ha consumado en días pasados en el Mediterráneo...", y el Papa guardó silencio. "130 migrantes murieron en el mar. Son personas, son vidas humanas, que durante dos días enteros imploraron, en vano, ayuda. Una ayuda que no llegó". Nuevo silencio.

"Hermanos y hermanas: preguntémonos sobre esta enésima tragedia. Es el momento de la vergüenza. Recemos por estos hermanos y hermanas, y por los muchos que siguen muriendo en estos viajes dramáticos. Recemos también por aquellos que pueden ayudar, pero que prefieren mirar hacia otro lado"

"Jesús defiende, conoce y ama a cada una de sus ovejas". Por segundo domingo consecutivo, Francisco se asomó al balcón de la plaza de San Pedro, de nuevo abierta al público, para rezar el Regina Coeli. Mañana soleada, en la que cada vez son más los fieles que, manteniendo las distancias, se animan a acompañar a Bergoglio en la oración del mediodía. Bendita normalidad, que poco a poco, parece ir avanzando, al menos en el Vaticano.

Fieles en San Pedro
Fieles en San Pedro

Recordando el evangelio de este domingo, dedicado al Buen Pastor, Francisco recalcó las diferencias entre "el asalariado", a quien "no le importan las ovejas, porque no son suyas", y "cuando llega el lobo huye y las abandona"; y la de Jesús, "pastor verdadero", que "nos defiende y nos salva en muchas situaciones difíciles,  peligrosas".

Un Jesús que, añadió el Papa, "conoce a sus ovejas y las ovejas le conocen a Él". "¡Qué bonito y consolador es saber que Jesús nos conoce a cada uno, que no somos anónimos para Él,  que nuestro nombre le es conocido!", explicó Francisco, resaltando que, para Cristo, "no somos “masa”, “multitud”, no. Somos personas únicas, cada uno con la propia historia, cada uno con el propio valor". 

Muchos más fieles en la plaza de San Pedro
Muchos más fieles en la plaza de San Pedro

"¡Jesús me conoce! Es verdad, es así: Él nos conoce como nadie más", subrayó Bergoglio. "Jesús conoce nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y está siempre listo para cuidar de nosotros, para sanar las llagas de nuestros errores con la abundancia de su gracia".

"El amor por sus ovejas, es decir por cada uno de nosotros, le lleva a morir en la cruz,  porque esta es la voluntad del Padre, que nadie se pierda", añadió, porque "el amor de Cristo no es selectivo, abraza a todos". Y esta es una de las bases de la "inquietud universal" de Jesús: "Jesús quiere que todos puedan recibir el amor del Padre y tener la vida".

Mártires del Quiché

Tras la bendición, Francisco recordó que este viernes fueron beatificados los 'Mártires del Quiché', "asesinados entre 1980 y 1991, tiempos de persecución contra la Iglesia católica, comprometida por la defensa de los pobres". "Fueron heroicos testigos de justicia y de amor. Su ejemplo nos haga más generosos y valientes en el vivir el Evangelio, un aplauso a los nuevos beatos".

Francisco también pidió por las víctimas de las erupciones de varios volcanes, y del incendio de un hospital de enfermos de Covid-19 en Bagdad, hasta el momento son 82 muertos. Bergoglio también pidió oraciones por las vocaciones, y por los nueve nuevos sacerdotes ordenados este domingo en San Pedro. "Pidamos al Señor que multiplique las vocaciones".

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