Un hombre agobiado y preocupado no encontrará la paz.
Será aguijón para su familia y dividirá el corazón del hombre.
No Descansará de sus agobios en el lecho de sus sueños.
Y cuándo haga cuentas de su vida, seguirá- agobiado por ella.
¡Bienaventurados los que están en paz!
Porque tienen paz y
dan la paz de Jesús.
Porque escuchan al mismo Jesús y Él se ocupa de ellos.
Dichosos por su alegría que hacen el bien, y no molesta a nadie.
Dichosos por su palabra que es serena, alegre y combativa,
y da fruto allí dónde se encuentra.
Dichosos por sus obras, por su fuerza
que no son suyas, sino de la serenidad del mismo Maestro Jesús.
Para el agobiado que deje de estarlo, es posible.
Recobra tu serenidad en el corazón de Jesús-
no en el corazón del hombre.
¡Pídeselo con humildad y volverás a encontrarte con su mirada!
Soy un hombre Feliz
Soy el Señor de mis emociones y pensamientos.