EL AMOR MATRIMONIAL TIENE SU ESENCIA..
EL AMOR MATRIMONIAL TIENE SU ESENCIA.
1.-CARACTERÍSTICAS DEL AMOR MATRIMONIAL
El Catecismo de la Iglesia Católica dice: “La Alianza Matrimonial por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevado por Cristo Nuestro Señor a la dignidad y educación entre los bautizados” (CIC 1055).
El matrimonio es una comunidad de vida y amor, una institución donde se debe de vivir el amor maduro y adulto entre la pareja. Un amor maduro que es un "dar y recibir" continuamente en términos de entrega mutua y aceptación personal. Un amor que debe abarcar al ser humano total, que potencia la entrega integral de los cónyuges en todos los niveles humanos (espiritual, emocional, corporal, psicológica, etc). Un amor que tiende permanecer en el tiempo y que tiende a ser exclusivo.
El Matrimonio crea entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo. Dios mismo ratifica el consentimiento de los esposos (acto humano, consciente y libre de un hombre y una mujer que quieren entregarse mutua y definitivamente, con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo), y les confiere la gracia necesaria para alcanzar la santidad en la vida conyugal y educar responsablemente a los hijos.
El matrimonio tiene la misión de albergar en sí dos misiones importantes: por un lado, la convivencia de los esposos basada en un amor mutuo y por otro, la donación de un clima favorable para el desarrollo integral de los hijos engendrados. El matrimonio debe ser la primera escuela de aprendizaje en los valores, la célula vital de la sociedad.
El Papa Juan Pablo II, en Familiaris consortio, afirmaba que la familia cristiana es comunidad creyente y evangelizadora, comunidad en diálogo con Dios y comunidad al servicio de la persona” (Familiaris consortio, 50).
El documento conciliar Gaudium et Spes trataba bellamente el amor conyugal como un don recíproco de los esposos: "Este amor (conyugal) se expresa y perfecciona singularmente con la acción propia del matrimonio. Por ello los actos con los que los esposos se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejecutados de manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco, con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud" (G.S. 49).
2.-IMPLICACIONES DEL AMOR MATRIMONIAL
Los esposos deben ser un lugar de encuentro con Dios para los demás miembros de la familia, especialmente para los hijos.
Los esposos tienen la misión de crear en su hogar una “Primera Iglesia”, cimentada en Jesucristo con la intención de vivir los valores del Evangelio y las Bienaventuranzas.
Los esposos tienen la obligación permanente de buscar de vivir las exigencias del amor: olvidarse de sí mismo y capaz de renunciar al egoísmo, buscando la felicidad del otro cónyuge.
Los esposos están orientados para afrontar la vida matrimonial desde la Roca fuerte: Jesucristo, muerto y resucitado.
3.-PERMISO, GRACIAS Y PERDÓN
El Papa Francisco, en el día de San Valentín del año 2014, y ante miles de parejas de novios reunidos en la Plaza de San Pedro, en Roma, recordó la necesidad de de usar siempre las palabras "permiso, gracias y perdón". También recalcó que "no existe la familia perfecta, y ni siquiera el marido perfecto, o la esposa perfecta", y, con una sonrisa, "no hablemos de la suegra perfecta".
Afirmó que "es habitual pelear entre esposos... pero por favor recuerden esto, nunca terminen el día sin hacer las paces. Este es un secreto, un secreto para conservar el amor".
He recordado la Homilía que el Papa Francisco pronunció en la Solemnidad de la Sagrada Familia, cuando recordaba que las tres palabras y experiencias claves para vivir en paz y alegría en la familia: "permiso", "gracias", "perdón". Cuando en una familia no se es entrometido y se pide permiso, cuando en una familia no se es egoísta y se aprende a decir gracias, gracias, y cuando en una familia uno se da cuenta de que ha hecho algo malo y sabe pedir perdón, ¡en esa familia hay paz y hay alegría!"
4.-UN VERDADERO ITINERARIO MATRIMONIAL
Paul Newmann fue uno de los actores más carismáticos del cine. Estuvo casado con la actriz Joanne Woodward, su segundo esposa, más de 50 años, hasta su muerte en el año 2008.
Al comienzo de su relación, antes de casarse con ella el 29 de Enero del año 1958 en Las Vegas, le dedicó un poema de un autor americano, Wilferd Arlan Peterson, que puede ser un verdadero itinerario para todas las parejas que contraen matrimonio:
La felicidad en un matrimonio no es algo que simplemente sucede.
Un buen matrimonio debe crearse.
Los pequeños detalles son los que hacen grande un matrimonio.
Es nunca ser demasiado viejo para tomarse de las manos.
Es recordar decir “Te amo” por lo menos una vez al día.
Es nunca irse a la cama enojados.
Es no dar las cosas por sentado sin saber la opinión del otro;
El cortejo no debe terminar junto con la luna de miel, este debe continuar con los años.
Es tener valores y objetivos en común.
Es mantenerse siempre unidos de cara al mundo.
Es formar un círculo de amor que abarque a toda la familia.
Es hacer cosas el uno por el otro, no en actitud de sacrificio, si no mas bien, con espíritu de alegría. Es hablar el lenguaje de apreciación y demostrar gratitud en todos los sentidos.
Es no buscar la perfección en el otro.
Es cultivar la flexibilidad, paciencia, entendimiento y sentido del humor.
Es ser capaz de perdonar y olvidar.
Es brindarle al otro una atmósfera donde ambos sientan que pueden llegar juntos a la vejez.
Es la búsqueda en común de lo bueno y hermoso.
Es establecer una relación donde la independencia es igual a la dependencia mutua y la obligación es recíproca. Es no solamente casarse con la pareja ideal, es también ser la pareja ideal.
www.marinaveracruz.net
1.-CARACTERÍSTICAS DEL AMOR MATRIMONIAL
El Catecismo de la Iglesia Católica dice: “La Alianza Matrimonial por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevado por Cristo Nuestro Señor a la dignidad y educación entre los bautizados” (CIC 1055).
El matrimonio es una comunidad de vida y amor, una institución donde se debe de vivir el amor maduro y adulto entre la pareja. Un amor maduro que es un "dar y recibir" continuamente en términos de entrega mutua y aceptación personal. Un amor que debe abarcar al ser humano total, que potencia la entrega integral de los cónyuges en todos los niveles humanos (espiritual, emocional, corporal, psicológica, etc). Un amor que tiende permanecer en el tiempo y que tiende a ser exclusivo.
El Matrimonio crea entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo. Dios mismo ratifica el consentimiento de los esposos (acto humano, consciente y libre de un hombre y una mujer que quieren entregarse mutua y definitivamente, con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo), y les confiere la gracia necesaria para alcanzar la santidad en la vida conyugal y educar responsablemente a los hijos.
El matrimonio tiene la misión de albergar en sí dos misiones importantes: por un lado, la convivencia de los esposos basada en un amor mutuo y por otro, la donación de un clima favorable para el desarrollo integral de los hijos engendrados. El matrimonio debe ser la primera escuela de aprendizaje en los valores, la célula vital de la sociedad.
El Papa Juan Pablo II, en Familiaris consortio, afirmaba que la familia cristiana es comunidad creyente y evangelizadora, comunidad en diálogo con Dios y comunidad al servicio de la persona” (Familiaris consortio, 50).
El documento conciliar Gaudium et Spes trataba bellamente el amor conyugal como un don recíproco de los esposos: "Este amor (conyugal) se expresa y perfecciona singularmente con la acción propia del matrimonio. Por ello los actos con los que los esposos se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejecutados de manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco, con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud" (G.S. 49).
2.-IMPLICACIONES DEL AMOR MATRIMONIAL
Los esposos deben ser un lugar de encuentro con Dios para los demás miembros de la familia, especialmente para los hijos.
Los esposos tienen la misión de crear en su hogar una “Primera Iglesia”, cimentada en Jesucristo con la intención de vivir los valores del Evangelio y las Bienaventuranzas.
Los esposos tienen la obligación permanente de buscar de vivir las exigencias del amor: olvidarse de sí mismo y capaz de renunciar al egoísmo, buscando la felicidad del otro cónyuge.
Los esposos están orientados para afrontar la vida matrimonial desde la Roca fuerte: Jesucristo, muerto y resucitado.
3.-PERMISO, GRACIAS Y PERDÓN
El Papa Francisco, en el día de San Valentín del año 2014, y ante miles de parejas de novios reunidos en la Plaza de San Pedro, en Roma, recordó la necesidad de de usar siempre las palabras "permiso, gracias y perdón". También recalcó que "no existe la familia perfecta, y ni siquiera el marido perfecto, o la esposa perfecta", y, con una sonrisa, "no hablemos de la suegra perfecta".
Afirmó que "es habitual pelear entre esposos... pero por favor recuerden esto, nunca terminen el día sin hacer las paces. Este es un secreto, un secreto para conservar el amor".
He recordado la Homilía que el Papa Francisco pronunció en la Solemnidad de la Sagrada Familia, cuando recordaba que las tres palabras y experiencias claves para vivir en paz y alegría en la familia: "permiso", "gracias", "perdón". Cuando en una familia no se es entrometido y se pide permiso, cuando en una familia no se es egoísta y se aprende a decir gracias, gracias, y cuando en una familia uno se da cuenta de que ha hecho algo malo y sabe pedir perdón, ¡en esa familia hay paz y hay alegría!"
4.-UN VERDADERO ITINERARIO MATRIMONIAL
Paul Newmann fue uno de los actores más carismáticos del cine. Estuvo casado con la actriz Joanne Woodward, su segundo esposa, más de 50 años, hasta su muerte en el año 2008.
Al comienzo de su relación, antes de casarse con ella el 29 de Enero del año 1958 en Las Vegas, le dedicó un poema de un autor americano, Wilferd Arlan Peterson, que puede ser un verdadero itinerario para todas las parejas que contraen matrimonio:
La felicidad en un matrimonio no es algo que simplemente sucede.
Un buen matrimonio debe crearse.
Los pequeños detalles son los que hacen grande un matrimonio.
Es nunca ser demasiado viejo para tomarse de las manos.
Es recordar decir “Te amo” por lo menos una vez al día.
Es nunca irse a la cama enojados.
Es no dar las cosas por sentado sin saber la opinión del otro;
El cortejo no debe terminar junto con la luna de miel, este debe continuar con los años.
Es tener valores y objetivos en común.
Es mantenerse siempre unidos de cara al mundo.
Es formar un círculo de amor que abarque a toda la familia.
Es hacer cosas el uno por el otro, no en actitud de sacrificio, si no mas bien, con espíritu de alegría. Es hablar el lenguaje de apreciación y demostrar gratitud en todos los sentidos.
Es no buscar la perfección en el otro.
Es cultivar la flexibilidad, paciencia, entendimiento y sentido del humor.
Es ser capaz de perdonar y olvidar.
Es brindarle al otro una atmósfera donde ambos sientan que pueden llegar juntos a la vejez.
Es la búsqueda en común de lo bueno y hermoso.
Es establecer una relación donde la independencia es igual a la dependencia mutua y la obligación es recíproca. Es no solamente casarse con la pareja ideal, es también ser la pareja ideal.
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