VIERNES DE LA OCTAVA DE NAVIDAD / CICLO C/28-12-2018

VIERNES DE LA OCTAVA DE NAVIDAD / CICLO C/28-12-2018

EVANGELIO DEL DÍA: Mt 2, 13-18.

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»


COMENTARIO:

Estamos en Navidad. El amor de Dios por la humanidad es lo que enmarca toda la encarnación de Dios, asumiendo las categorías de espacio y tiempo en su más íntima dinámica…
La Iglesia conmemora hoy a los Niños Inocentes que el rey Herodes mandó matar.

En este Viernes de la Octava de Navidad leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 2,13-18).
Según señala el Evangelio de San Mateo, Herodes llamó a los Sumos Sacerdotes para preguntarles en qué sitio exacto iba a nacer el rey de Israel, al que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: "Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel" (Miq. 5, 1).
Al reconocer que no fue informado por los Reyes Magos del hallazgo, se enfureció y dio la orden de matar a todos los niños menores de dos años, en la ciudad y alrededores.

Señor, enséñanos a recorrer tus caminos. Enséñanos a esperar tu venida gloriosa. Señor, concédenos entrañas de misericordia y solidaridad, de fraternidad y de perdón. Amén.

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