Último domingo de Cuaresma: Profecía y solidaridad Jóvenes que abonan para que las semillas del mundo rural no se sequen
Tanto quienes deben tomar las decisiones, como nosotros en el día a día, transmitimos que el mundo rural se está muriendo y nos negamos a abonar el terreno, a prepararlo, a hacer una buena gestión de él
Si los jóvenes solo detectamos desesperanza, desilusión o tristeza al hablar del mundo rural nuestras raíces se secan
Quien a lo largo de su vida ha sido regado y abonado, se entrega y se sigue entregado a los demás: da vida
Quien a lo largo de su vida ha sido regado y abonado, se entrega y se sigue entregado a los demás: da vida
| Celia Carnero Méndez. Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos
Así, como el grano de trigo necesita de una realidad concreta para poder germinar, los jóvenes del mundo rural necesitamos de unas condiciones para arraigarnos al terreno y no sentir que es la última y desesperada opción.
Si nos fijamos en el método tradicional, hay todo un proceso antes de que la semilla caiga en buena tierra. Primero se separa el trigo que vale del que no. El grano que no vale para engendrar vida, vale para alimentar a otro ser. Ese proceso de selección es minucioso y lleva su tiempo. Luego hay que llenar los sacos de trigo y llevarlos a la tierra, que tiene que estar trabajada y abonada. Después es necesario recorrer de arriba a abajo la tierra esparciendo esa semilla, sin olvidarnos un rincón y dejando espacios entre cada grano. Uno podrá caer en tierra buena, otra sobre una piedra, otra en el camino... Y por último, tener paciencia y esperar que en el tiempo adecuado, se den las condiciones meteorológicas adecuadas.
Muchas veces nos centramos en los recursos y tratamos de depositar la culpa de que la gente se marche o no valore esta opción de vida, sobre quienes tienen más responsabilidades y no hacen un buen reparto de recursos. Todos tenemos parte en este proceso, al igual que para llevar el trigo a la tierra necesitamos de instrumentos o maquinaria. Tenemos que ser conscientes de nuestra parte en ese proceso.
Podemos generar un ambiente adecuado que convenza y nos convenza. Podemos preparar nuestra mente y deshacernos de mitos, ser realistas, analizar la realidad que nos rodea y ver sus posibilidades, al igual que hacemos para decidir a qué tierra llevar el saco de trigo. No se nos ocurriría llevarla a una colina inclinada... con las primeras lluvias nos quedamos rápido sin simiente. La llevamos a la que está descansada, a la que se ha trabajado con anterioridad y a la que sabemos que tiene nutrientes suficientes.
Esencia y realidad del mundo rural
No es fácil transmitir la esencia y la realidad de vivir en el mundo rural y se nos dice que los jóvenes lo tenemos complicado. De esta forma, podemos tener fe y paciencia, esperar que la semilla germine sin que caiga una gota de agua, pero, en caso de dar fruto, no será bueno ni abundante. No habrá nueva vida.ç
Tanto quienes deben tomar las decisiones, como nosotros en el día a día, transmitimos que el mundo rural se está muriendo y nos negamos a abonar el terreno, a prepararlo, a hacer una buena gestión de él. ¿Cómo pretendemos que nuestra semilla de fruto? El amor es invisible, solo lo podemos ver en los gestos, los signos o la entrega de quien nos quieren y gracias a todo ello van creciendo nuestras raíces. Si los jóvenes solo detectamos desesperanza, desilusión o tristeza al hablar del mundo rural nuestras raíces se secan.
Dedicamos mucho tiempo de nuestra vida a evitar sufrimientos o problemas y de este modo, nos acostumbramos a cerrar los ojos ante el sufrimiento de los demás, nos acomodamos. Si la semilla no se entrega, si queda intacta... La vida termina con ella. No debemos caer en la tentación de pensar que el trabajo previo fue en balde.... alguna se entrega y da vida. Quien a lo largo de su vida ha sido regado y abonado, se entrega y se sigue entregado a los demás: da vida.