"Tengo esperanza de que esperanza de que la iglesia continúe este camino de renovación" David Jiménez, carmelita: "La sinodalidad es algo que Francisco ha querido dejarnos y que deberíamos vivirlo siempre"

"Francisco tenía gestos de cercanía. Era capaz de escribir una carta y de responder a cualquiera que le escribiera. Creo que eso ha acercado también la figura del Papa a mucha gente"
"Había mucha gente, incluso no creyente, que se acercaba a él, que se sentía muy tocada por la figura de un hombre que era capaz de acercarse a todos"
"Me gustaría un Papa que se dejara hacer por Dios y que llevase a la iglesia por los caminos que Dios tenga pensados para este momento. Ese sería un papa genial"
"Que elijan bien y que se dejen guiar por el espíritu. Y que escuchen a la gente que está también en la plaza, que escuchen el clamor de esa Iglesia"
"Me gustaría un Papa que se dejara hacer por Dios y que llevase a la iglesia por los caminos que Dios tenga pensados para este momento. Ese sería un papa genial"
"Que elijan bien y que se dejen guiar por el espíritu. Y que escuchen a la gente que está también en la plaza, que escuchen el clamor de esa Iglesia"
El carmelita David Jiménez Herrero goza del privilegio de vivir en la casa donde nació Santa Teresa en Ávila. Coincidimos en el avión que nos lleva a Roma, para rendir el último homenaje al Papa Francisco, un Papa que, a su juicio, resplandece "por sus gestos de cercanía" y por el gran regalo de la sinodalidad, que "deberíamos vivirlo siempre". Por otra parte, le gustaría "un Papa que se dejara hacer por Dios y que llevase a la iglesia por los caminos que Dios tenga pensados para este momento". Y, por eso, le pide a los cardenales del cónclave "que elijan bien y que se dejen guiar por el espíritu y que escuchen a la gente que está también en la plaza, que escuchen el clamor de esa Iglesia".
¿Vas a Roma a despedirte del Papa?
Sí, a despedirme del Papa y asistir a su funeral.

¿Qué le vas a decir cuando estés ante su féretro? ¿Lo has preparado? ¿Vas a improvisar?
No, no lo he preparado, pero supongo que voy a improvisar algo. Pero sí, es un sentimiento muy especial el que tengo, porque coincidió que cuando fue elegido yo estaba aquí en Roma y estuve en la plaza. He seguido mucho su trayectoria estos años y me siento como muy unido al Papa. Por eso, me gustaba estar aquí estos días despidiéndolo como más de cerca.
¿Llevas alguna petición especial de alguien que te haya dicho: ‘Oye tenme presente ante el féretro de Francisco’?
Pues sí, llevo la petición de un íntimo amigo suyo y de varios frailes de mi comunidad, que también me le han pedido.
¿Un íntimo amigo del Papa Francisco?
Sí, sí.
¿Y qué te pidió el íntimo amigo?
Nada, que orara por él.
Francisco era especialista en amar en lo concreto, ¿no? A las personas concretas
Yo creo que sí y eso es lo que ha atraído a tanta gente: Que tenía gestos de cercanía. Era capaz de escribir una carta y de responder a cualquiera que le escribiera. Creo que eso ha acercado también la figura del Papa a mucha gente.

¿Con qué te quedas de su legado?
Para mí, una cosa que tiene mucho significado es que fue capaz de escuchar. Que todo este movimiento que él ha iniciado en la Iglesia Sinodal es como el fin de algo que él ha vivido siempre. Capacidad de escuchar, de estar en la Iglesia y capacidad de estar con todo el mundo. De que quizá no importa tanto el espacio que ocupas, cuanto lo que eres. Porque creo que nos falta un poquito de esa humanidad a veces también en la Iglesia. Y él definía eso con su vida. Definía esa manera de ser cercano, de estar con todo el mundo y de atraer. Como hemos escuchado muchas veces en estos años: Había mucha gente, incluso no creyente, que se acercaba a él, que se sentía muy tocada por la figura de un hombre que era capaz de acercarse a todos.
¿El legado de la Sinodalidad crees que puede cuajar con el sucesor?
Bueno, me gustaría que cuajara. A veces lo veo difícil, un poquito complejo. Por las estructuras eclesiales a veces, ¿no? Pero yo creo que es un ideal hermoso: Que seamos todos los que trabajemos cada uno en nuestro ámbito, caminando y escuchándonos unos a otros. Creo que la sinodalidad es algo que Francisco ha querido dejarnos y que deberíamos vivirlo siempre. Es como un aldabonazo que nos ha dejado ahí a todos.
La reacción del planeta está siendo apoteósica. Eso demuestra que la gente le quería y le apreciaba
Demuestra que hay como un centro moral, un instinto moral. Algo que llama mucho la atención, cuando estamos metidos en un mundo de luchas, de divisiones, de guerras y de economías como muy alterado. Y, de repente se muere el Papa y todo eso parece que queda en un segundo plano. Y todos los medios de comunicación llevan en portada la figura de este hombre. Y el reconocimiento incluso de algunos políticos que parece que no le tenían mucho aprecio. Creo que ese es el simbolismo que hoy todavía sigue teniendo la figura de Francisco.
Y sin embargo algunos aprovecharon incluso estos momentos en nuestro propio país para clamar contra él y llamarle de todo
Sí, eso es una vergüenza, pero bueno. Ahora y antes. Es verdad que esas figuras se convierten en el eje de muchos odios personales, de muchas frustraciones. Además, ¿las personas que lo han insultado de esa manera no se dan cuenta de que lo único que están haciendo es darle visibilidad e importancia?

¿Qué tipo de Papa esperas?
Pues... No lo sé, la verdad. Me gustaría un Papa que haga iglesia, ¿no? Que nos haga a todos iglesia. Me gustaría que fuera un papa muy de Dios y que tuviera una gran experiencia de Dios. Y que se dejara hacer por Dios y que llevase a la iglesia por los caminos que Dios tenga pensados para este momento. Ese sería un papa genial.
¿Qué le pedirías al cónclave?
Que elijan bien y que se dejen guiar por el espíritu. Y que escuchen a la gente que está también en la plaza, que escuchen el clamor de esa Iglesia. Porque, como decía Ratzinger, el Espíritu necesita mediaciones humanas, que son ellos, los 135 cardenales electores. A mí me gusta una historia que pasó en el concilio de Éfeso. Cuentan que, cuando los obispos estaban hablando sobre la Virgen, y no terminaban de ponerse de acuerdo, el pueblo rodeó la iglesia y empezó a gritar: Teotokos. Y fue cuando los obispos definieron así a la Virgen. También hoy, a los cardenales y a todos nosotros nos vendría bien escuchar al pueblo.
¿Tienes esperanza de que la iglesia continúe este camino de renovación?
Claro. Tengo esperanza, sí. Además, este año jubilar de la esperanza, creo que ha sido el gran regalo que nos ha dejado el Papa. Esa virtud de la esperanza que nunca debemos perder.

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