El sustento principal del 41,4% de las familias españolas está en paro FOESSA constata que el 16,6% de los hogares no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada
"Poniendo apellidos a la pobreza se corre el riesgo, sobre todo en quienes tienen la responsabilidad de liderar las políticas públicas y los procesos de intervención social, de ofrecer soluciones parceladas", expresa D. Rodríguez de Blas, uno de los autores del Informe FOESSA
(Cáritas).- El informe de la serie FOCUS que la Fundación FOESSA acaba de sacar a la luz sobre “Pobreza Energética” constata que el 16,6% de la población española es incapaz de mantener la vivienda a una temperatura adecuada y que esta realidad alcanza al 41,4% de los hogares donde el sustentador principal está en situación de desempleo o al 29,2% de los hogares donde hay alguna persona no nacida en España.
Estos datos –que proceden en su mayoría de la Encuesta FOESSA (EINSFOESSA 2018) realizada en más de 11.000 hogares sobre la que se basó el VIII Informe FOESSA publicado en junio pasado— se han manejado siguiendo la metodología propuesta por el Observatorio Europeo de Pobreza Energética (EPOV) y que se obtienen a partir de cuatro indicadores establecidos para medir cómo afecta esa vulneración de derechos a las familias más vulnerables en las 17 Comunidades Autónomas:
- Temperatura inadecuada: Hogares que se declaran incapaces de mantener la vivienda a una temperatura adecuada. Supone el 16,6% de los hogares españoles.
- Retrasos en pagos: Hogares que declaran tener al menos dos retrasos en un año en el pago de las facturas energéticas de la vivienda. Son el 8,1%.
- Gastos desproporcionados: Hogares que se ven obligados a asumir gastos desproporcionados en las facturas energéticas. Esta situación afecta al 17,1% de los hogares.
- Pobreza energética escondida: Hogares cuyo gasto en energía es tan bajo que supone privación en las necesidades energéticas básicas para las familias. Ascienden a un total del 14,2% de viviendas.
"La pobreza es una, sin apellidos"
Como señala Daniel Rodríguez de Blas, uno de los autores de este Informe, “aunque en los últimos tiempos se ha popularizado el término pobreza energética, todas las investigaciones que hemos creado desde FOESSA nos permiten afirmar que la pobreza es una, independientemente de apellidos o dimensiones, y afecta íntegramente al hogar que la sufre”.
“Y si bien entendemos que parcelar la pobreza tiene un útil efecto comunicativo, creemos que se corre el riesgo, sobre todo en quienes tienen la responsabilidad de liderar las políticas públicas y los procesos de intervención social, de ofrecer soluciones parceladas y paliativas que, si bien pueden contribuir a resolver fracciones del problema, nos alejarían del necesario abordaje integral de la situación familiar”, añade.
Sube el precio de la energía y bajan los ingresos familiares
Los autores del informe explican que “un hogar entra en situación de pobreza energética cuando es incapaz de pagar una cantidad de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda”. FOESSA identifica tres grandes factores que influyen en esta situación: coste de la energía, ingresos insuficientes de las familias e ineficiencia energética de los hogares.
En los últimos años el coste de la energía y los ingresos familiares han seguido dinámicas inversas. Según los datos del informe, entre 2008 y 2018 el precio de la energía eléctrica para una familia media ha subido un 77,9%, al igual que el gas, que también ha visto incrementado su precio un 17,9%. Por otro lado, los hogares, lejos de incrementar sus ingresos, han visto reducido su poder adquisitivo en un 1,3%.
Componentes y datos de la pobreza energética en España
El informe indica que, si el 16,6% de la población global es incapaz de mantener la vivienda a una temperatura adecuada, esta dificultad alcanza al 41,4% de los hogares donde el sustentador principal está en situación de desempleo o al 29,2% de los hogares donde hay alguna persona que no ha nacido en España.
La autopercepción de un estado de salud malo es casi el doble en las personas que no logran mantener su vivienda a una temperatura adecuada (8,2%) que en los que sí lo logran (4,2%)
La dificultad para asumir el costo de la energía por parte de las familias afecta de forma desigual a la población dependiendo de múltiples factores. Para el 54,6% de las familias en situación de pobreza en nuestro país la energía supone un “gasto desproporcionado” con respecto a sus ingresos. Según el tipo de hogar, las familias numerosas (27,8%), las monoparentales (24,9%), y aquellas encabezadas por una mujer (23,5%) son las más afectadas en este sentido.
Del mismo modo, el retraso en el pago de recibos afecta en casi tres veces más a la población en exclusión (23,4%) o a las familias numerosas (25,5%) que a la población general (8,1%). El régimen de tenencia de la vivienda es otro factor diferenciador ya que las familias que se encuentran en situación de alquiler sufren casi el doble de retrasos en los pagos de suministros energéticos (16%).
Y todas estas realidades se disparan entre las familias que viven en hogares ineficientes energéticamente y en las que están sobrerrepresentados los colectivos más vulnerables. El informe considera que una vivienda es ineficiente cuando se dan alguna de estas tres casuísticas: graves deficiencias en la construcción, necesidad de arreglar las instalaciones de suministros y proceder al cambio de puertas o ventanas. Según esto, si la ineficiencia energética afecta al 4,2% de la población en general, la cifra se duplica cuando se pone el foco en la población excluida (9,5%).
Las familias numerosas (27,8%), las monoparentales (24,9%), y aquellas encabezadas por una mujer (23,5%) son las más afectadas en este sentido
El FOCUS sobre “Pobreza Energética” alerta de que la escalada de precios en el sistema energético sumada al descenso en los ingresos de los hogares da como resultado que muchas familias que se encontraban en un espacio de vulnerabilidad se vean ahora inmersas en problemáticas energéticas que hacen aún más precaria su situación.
La pobreza energética viene a sumarse a situaciones previas de exclusión, lo que genera múltiples dinámicas de vulnerabilidad. Por ejemplo, entre los hogares que no logran mantener la vivienda a una temperatura adecuada, el 76,8% se han visto además obligadas a reducir sus gastos de calzado y vestuario, y el 51,2% en alimentación.
Además, la pobreza energética empieza a poner en evidencia otras consecuencias de esta situación como, por ejemplo, en el ámbito de la salud: la autopercepción de un estado de salud malo es casi el doble en las personas que no logran mantener su vivienda a una temperatura adecuada (8,2%) que en los que sí lo logran (4,2%).
La serie de informes FOCUS forman parte del ambicioso proceso de investigación de la realidad social puesto en marcha en el marco del VIII Informe FOESSA para “poner el foco” en aspectos concretos de vulneración de derechos. A partir del importante yacimiento investigador aportado por la Encuesta FOESSA llevada a cabo en de 11.600 hogares de las 17 Comunidades Autónomas, en los últimos meses han salido a la luz los FOCUS sobre Vivienda, Empleo e Infancia, al que se suma ahora el dedicado a Pobreza Energética.