Encuentro de hombres y mujeres comprometidos con el proyecto del Evangelio Foro Montesclaros: Hacia una Iglesia sinodal de iguales

Foro Montesclaros: Hacia una Iglesia sinodal de iguales
Foro Montesclaros: Hacia una Iglesia sinodal de iguales

"Jesús constituyó un poder paralelo y alternativo, diferente a todo poder establecido. Su poder no se basa en el dominio de los demás sino en la libertad, el amor y el servicio al pueblo. La jerarquía no tiene sentido si no es para servir"

"Una Iglesia participativa, abierta al diálogo, toda ella ministerial, con una jerarquía de servicio. Una Iglesia profética, defensora de la vida y de los derechos humanos. Una Iglesia solidaria con el sufrimiento, luchas y esperanzas de los pobres y de los refugiados guatemaltecos acogidos en la diócesis"

"La Revuelta de las mujeres en la Iglesia es una expresión de ello. La lucha de la mujer por lograr espacios de participación en las decisiones al interior de la Iglesia está unida a la lucha de los laicos y de la comunidad cristiana en general por la realización de su vocación de ser sujetos activos, con voz y voto, en la misión y servicio de la Iglesia, participando en las decisiones y ministerios"

Este año el Foro Montesclaros se centró en la búsqueda de una Iglesia comunitaria, de iguales. En base al texto de Gálatas 3, 28: “Ya no se distinguen judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, pues en Cristo Jesús todos sois uno”.

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Participaron alrededor de 70 personas, hombres y mujeres comprometidos, desde la fe en Jesús de Nazaret, con una Iglesia de hermanos y hermanas para la construcción de un mundo más humano y fraterno. La mayoría de los participantes procedían de Cantabria, pero también del País Vasco, Cataluña, Castila y León y Levante en un ambiente de acogida, armonía y comunión. A todos nos unían los mismos ideales e inquietudes y la búsqueda de una Iglesia sinodal de hermanos y hermanas. Hubo plena libertad de expresión y respeto a las distintas opiniones.

Foro Montesclaros
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Los ponentes fueron hombres y mujeres muy variados. Lamentablemente, dos de los ponentes invitados, Cristina Inogés y el obispo mexicano Raúl Vera no pudieron llegar, por razones de salud. Avelino Seco supo hacer frente a estas ausencias, que se desarrollaron extraordinariamente bien.

Se abordaron temas que apuntan hacia una Iglesia profundamente sinodal, tales como el poder en la Iglesia: del poder absolutista al sinodal codicisivo, desarrollado magistralmente por Jesús Martínez Gordo. Se partió de la enseñanza y testimonio de Jesús de Nazaret, quién dijo: “El que quiera ser el más importante entre vosotros, que se haga el servidor de todos… así como el Hijo del Hombre no vino para que lo sirvieran sino para servir (Mc 10, 42-45).

Jesús constituyó un poder paralelo y alternativo, diferente a todo poder establecido. Su poder no se basa en el dominio de los demás sino en la libertad, el amor y el servicio al pueblo. La jerarquía no tiene sentido si no es para servir. Jesús denunció el mal uso del poder de las autoridades de su tiempo. No pretendió suprimir el poder sino darle una nueva dimensión de respeto, escucha, diálogo y comunión. Con frecuencia la jerarquía eclesiástica ha entendido el poder como dominio hasta considerarse infalible, representante de Dios, con autoridad absoluta sobre la comunidad. Pero en verdad, el poder está en la comunidad. Jesús debe ser siempre el referente en la vida de la Iglesia.

Una intervención en el Foro Montesclaros
Una intervención en el Foro Montesclaros

Asimismo, se abordó el tema del Derecho Canónico para una Iglesia sinodal, desarrollado por Rosa Fernández y Javier Madrazo. El Derecho Canónico se ha utilizado con frecuencia para imponer la decisión de la jerarquía en la Iglesia, que con frecuencia la ha llevado a un legalismo frío y antievangélico. Es necesario el Derecho como un servicio para la relación entre los miembros de la comunidad y posibilitar comunión y armonía, nunca para esclavizarnos. El Derecho Canónico es sencillamente un medio al servicio de la comunidad, particularmente a los más vulnerables. “No está hecho el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre” , dijo Jesús, (Mc 2,27) .

A modo de experiencia de Iglesia Comunitaria, Fernando Bermúdez, desarrolló su vivencia de un nuevo modelo de Iglesia en la diócesis de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas (México), con el obispo Samuel Ruiz, un profeta impulsor de una Iglesia comunidad de comunidades, de iguales, participativa, inculturada, desclericalizada, libre y liberadora, al servicio de los campesinos e indígenas. Asumió la eclesiología Pueblo de Dios del Concilio Vaticano II. Una Iglesia participativa, abierta al diálogo, toda ella ministerial, con una jerarquía de servicio. Una Iglesia profética, defensora de la vida y de los derechos humanos. Una Iglesia solidaria con el sufrimiento, luchas y esperanzas de los pobres y de los refugiados guatemaltecos acogidos en la diócesis. Una Iglesia ecuménica, abierta al diálogo interreligioso, dispuesta a caminar junto a aquellos, cristianos o no cristianos, que trabajan por otro mundo alternativo de justicia y fraternidad. Una Iglesia orante, abierta al Espíritu, que busca ser signo y anticipo del reino de Dios en la historia,

En la diócesis de San Cristóbal de las Casas no se hacía diferencia entre quién es laico o sacerdote, hombre o mujer. La Iglesia es la comunidad. De alguna manera, se estaba viviendo la sinodalidad que hoy el papa Francisco desea para toda la Iglesia.

Foro Montesclaros
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Asimismo, Bermúdez compartió su experiencia de trabajo en Guatemala con el obispo Juan Gerardi, mártir de la Recuperación de la Memoria Histórica, otro profeta de la Verdad y la Paz. Su testimonio de vida hasta derramar la sangre en solidaridad con las víctimas del conflicto armado, queda como legado no solo para el pueblo guatemalteco sino también para todos los pueblos que han sufrido represión y genocidio. Finalmente, hizo memoria del obispo Álvaro Ramazzini, hoy cardenal, un pastor que al ser nombrado obispo, dedicó un largo tiempo para visitar los pueblos y aldeas de la diócesis de San Marcos (Guatemala) a fin de ver y escuchar a la gente campesina, conocer sus necesidades, sus angustias y esperanzas. Desde esa experiencia se transformó en un defensor infatigable de los Derechos Humanos.

Otra ponencia giró en torno a la Visión del Papa Francisco sobre la economía, desarrollada por el profesor de la Facultad de Económicas del País Vasco, Joaquín Arriola. Expuso gráficamente la situación de creciente desigualdad existente hoy en el mundo. Calificó el sistema de libre mercado  como una economía que mata, siguiendo las palabras del Papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti, porque  es un sistema que genera exclusión, hambre y muerte

La propiedad privada absoluta que proclama el sistema capitalista neoliberal justifica la concentración de riqueza en pocas manos. La libertad sin justicia social anula el bien común y conduce a la muerte de los pobres y a la muerte del planeta. En este sistema destaca la industria armamentista, que devora la riqueza que debería invertirse en el desarrollo de los pueblos del Sur global. Este tema lo amplió Carlos Díaz en la Mesa Redonda. Asimismo, Fidel García, secretario de Justicia y Paz, expresó que la economía capitalista neoliberal funciona como una pirámide. Algunos todavía defienden que las teorías del “derrame”,  favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad y desarrollo en el mundo.  Pero esto está demostrado que no es cierto, al contrario, provoca más desigualdad y hambre. La economía capitalista funciona como una rígida pirámide. El reto es pasar a una economía que busque y priorice la dignidad de cada persona y el bien común.

Caridad y justicia deben caminar de la mano. La práctica de la caridad asistencial no molesta a nadie. Hasta muchos ricos explotadores la ven bien y la promueven. No así la caridad política, que es la justicia social. No basta el cambio personal, hace falta también el cambio estructural

Avelino Seco abordó el tema de la Caridad política o amor político. El amor solo se desarrolla entre iguales. En el amor asistencial no hay igualdad, en cambio el amor político se desarrolla de igual a igual. Conlleva la justicia social. Caridad y justicia deben caminar de la mano. La práctica de la caridad asistencial no molesta a nadie. Hasta muchos ricos explotadores la ven bien y la promueven. No así la caridad política, que es la justicia social. No basta el cambio personal, hace falta también el cambio estructural.  No basta dar de comer al hambriento (caridad asistencial); es necesario apoyar el cambio de leyes que cubran las necesidades vitales (caridad política) o justicia social.

El amor político asume la dignidad y derecho de todo ser humano a una vida digna. Y respecto a los migrantes, hay que sustituir el término “ilegales” por el de “hermanos”. Nadie es ilegal en este mundo.

Otro de los temas centrales del Foro fue La mujer en una Iglesia sinodal  de iguales, desarrollado por Pepa Moleón  y Charo Díez. Expresaron que la Iglesia es marcadamente patriarcal, que en un principio no fue así. Jesús de Nazaret no hizo distinción entre hombres y mujeres. Él tenía una especial amistad con dos mujeres, Marta y María (Lc 10, 38-42)  Fue a una mujer, Marta, a quien le revela un acontecimiento central de su mensaje, cuando le dice: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25). Asimismo, fue a una mujer, la samaritana, a quien por primera vez se presenta como el Mesías (Jn 4, 25-26). Integra a la mujer en la misión evangelizadora. Las mujeres son las primeras en anunciar la Buena Noticia de la resurrección de Jesús (Lc 24,9). María Magdalena fue la escogida por Jesús para anunciar a los Once su resurrección. “Anda, ve a decirles a mis hermanos…” (Jn 20,17). En conclusión, Jesús valora sobremanera la dignidad de la mujer y le confió responsabilidades. Las mujeres fueron líderes de la Iglesia en los tiempos apostólicos.

Con el tiempo la mujer fue relegada en la Iglesia, que es marcadamente patriarcal. Es como un águila que se permite volar con una sola ala. Rechaza el ala femenina. La Iglesia no nació machista, se hizo machista a lo largo de la historia.

Hoy las mujeres en la Iglesia y muchos hombres están implicados en la construcción de una Iglesia de iguales siguiendo aquellas palabras del apóstol Pablo “Ya no se distinguen judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, pues en Cristo Jesús todos sois uno” (Gal 3,28). La Revuelta de las mujeres en la Iglesia es una expresión de ello. La lucha de la mujer por lograr espacios de participación en las decisiones al interior de la Iglesia está unida a la lucha de los laicos y de la comunidad cristiana en general por la realización de su vocación de ser sujetos activos, con voz y voto, en la misión y servicio de la Iglesia, participando en las decisiones y ministerios. Sin abrir espacios a las mujeres y a la aceptación de la diversidad sexual la institución eclesial no puede ser creíble.

La Revuelta es un movimiento de mujeres que busca la igualdad y dignidad de las mujeres en la Iglesia. Es un movimiento que une su fin «hasta que la igualdad se haga costumbre en la Iglesia» como reza su lema. Decir Revuelta de mujeres en la Iglesia, más allá de los retos y la reivindicación, es hablar de SORORIDAD con mayúsculas. Es hablar de una manera de hacer, sentir y buscar que hace realidad esa igual dignidad que se quiere construir en la Iglesia. Su significado nos remite a la experiencia compartida, la confianza, el agradecimiento, los vínculos, la amistad… que se van generando en el camino emprendido y que animan a seguir caminando, pues entendemos que estas experiencias vividas pueden enriquecer a una Iglesia que necesita de los dones y carismas de todos sus miembros para ser testigo de Jesús de Nazaret en el mundo.

Finalmente, se compartieron dos experiencias comunitarias.  Una es la “Comunidad La Garma” en Cantabria. Esta comunidad se constituyó hace 21 años.  Está integrada por un grupo de 24 personas que viven en comunidad, entre mayores y pequeños, en una extensa finca, más otras dos que forman parte, aunque viven fuera.  Unos trabajan en el campo, otros en la educación y la transformación social, otros en diversas actividades artísticas. Existen también distintas iniciativas de autoempleo y producción agroalimentaria.

Son asamblearios, horizontales y se rigen por consenso. Acogen a personas  necesitadas, siguiendo el principio "el que no tiene, no paga". Intentan ser militantes, trabajando no por un mundo mejor, sino por un mundo nuevo de hermanos y hermanas.

Las personas integrantes en esta comunidad tienen como referencia las comunidades cristianas de la Iglesia apostólica. Aquellas que vendían sus posesiones para repartirlas entre todos. Una de las palabras que marcaron y marcan definitivamente sus vidas es COMUNIDAD.

La otra experiencia es con el obispo Pedro Casaldáliga, a cargo de Mari Pepa Raba y José Mª Concepción, dos personas que convivieron en Sao Félix do Araguaia (Brasil) con este profeta, poeta y místico, pedro Casaldáliga

La otra experiencia es conel obispo Pedro Casaldáliga, a cargo de Mari Pepa Raba y José Mª Concepción, dos personas que convivieron en Sao Félix do Araguaia (Brasil) con este profeta, poeta y místico, pedro Casaldáliga. Un pastor que vivió siempre al filo de la muerte por defender a los más vulnerables. Siempre decía que sus causas valían más que su vida. Fue un hombre libre como el viento y coherente. Proclamaba lo que vivía y vivía lo que proclamaba. Observador de la realidad social de Brasil, de América Latina y del mundo, crítico frente al sistema capitalista neoliberal que deshumaniza y explota a los seres humanos y a la naturaleza y crítico también frente a una Iglesia aliada con el poder y la riqueza. Fue un pastor que acompañó a los campesinos e indígenas en su lucha por la tierra. Su vida fue un canto a la compasión, a la libertad, a la solidaridad y al compromiso liberador. Se leyeron varios poemas de los muchos que él escribió.

Pedro Casaldáliga dejó este mundo el 8 de agosto del 2020. Fue sepultado, según su voluntad, en el cementerio indígena de Sao Félix do Araguaia. Él es una de esas personas que nunca mueren. Su testimonio de vida y mensajes viven por siempre.

Lamentablemente, sentimos que en la práctica, la mayoría de los católicos en España, incluidos sacerdotes y obispos, no tienen mucho interés en este proceso sinodal. La gente sigue viviendo su fe de un modo tradicional

En conclusión. Además de las ponencias, se desarrollaron diversas Mesas Redondas con mucha participación de los asistentes.  Todo el Foro “Hacia una Iglesia Sinodal de iguales” se realizó en un  ambiente de fraternidad y sororidad, de denuncia profética, de crítica constructiva y de esperanza. Lamentablemente, sentimos que en la práctica, la mayoría de los católicos en España, incluidos sacerdotes y obispos, no tienen mucho interés en este proceso sinodal. La gente sigue viviendo su fe de un modo tradicional. No obstante, consideramos este Foro de Montesclaros como una lucecita profética que nos llenó de esperanza en la utopía del Reino, con la certeza de que la última palabra sobre la Iglesia y sobre la historia de la humanidad no la tienen las fuerzas del mal sino el Dios de la Vida.

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