Profetas, perseguidas, teólogas, creyentes que cambiaron la historia de la Iglesia 'Herstóricas': Mujeres al servicio del Evangelio, en el altar de San Antón
“Cuando llegué a la iglesia hoy, y vi el altar repleto de rostros de mujeres, me dije: ‘Esta es mi iglesia’. Esta es la Iglesia de Jesús”, arrancó el padre Ángel
María Magdalena, Etty Hillesum, Madeleine Delbrel, María de Nazaret, Mary Ward, Josefina Bakhita, Teresa de Jesús, Clara de Asís, Simone Weil, Dorothy Day, Teresa de Jesús, Edith Stein…. Mil y una mujeres que, hoy, se hicieron presentes en la iglesia de San Antón, para reivindicar la plena igualdad en la Iglesia.
María Magdalena, Etty Hillesum, Madeleine Delbrel, María de Nazaret, Mary Ward, Josefina Bakhita, Teresa de Jesús, Clara de Asís, Simone Weil, Dorothy Day, Teresa de Jesús, Edith Stein…. Mil y una mujeres que, hoy, se hicieron presentes en la iglesia de San Antón, para reivindicar la plena igualdad en la Iglesia. Hombres y mujeres del Reino, construyendo un futuro mejor, y reivindicando derechos, y obligaciones, como creyentes.
‘Venimos de lejos, y somos muchas. Herstóricas en la Iglesia’ fue el título de la exposición dialogada que, gracias al esfuerzo de Revuelta de Mujeres en la Iglesia, nos permitió conocer a “mujeres, revolucionarias en su tiempo, en favor de los preferidos de Jesús”. Un acto dentro de la semana del 8-M, organizado por la Revuelta con el apoyo de Religión Digital y Mensajeros de la Paz. Que no podía tener mejor foro que la iglesia ’24 horas’ de San Antón. "Hasta que la igualdad se haga costumbre", como reza el lema de la Revuela.
“Cuando llegué a la iglesia hoy, y vi el altar repleto de rostros de mujeres, me dije: ‘Esta es mi iglesia’. Esta es la Iglesia de Jesús”, arrancó el padre Ángel, quien dirigió una oración al comienzo del acto. “Ellas, adelantadas a su tiempo, y sus aportaciones, revolucionaras, en muchos casos, impulsaron avances en la Iglesia y en la sociedad de su tiempo… en favor de los preferidos de Jesús y su Reino”.
Seguidoras, discípulas, apóstolas… tantas y tantas mujeres que, durante siglos, se atrevieron a vivir su fe con valentía y en igualdad, en un mundo, y en una Iglesia, que sigue siendo excesivamente patriarcal. Hasta 14, como las estaciones del Vía Crucis, pasaron por la exposición. Tal vez un símbolo del sufrimiento, el dolor y la incomprensión que, aún hoy, padecen en el seno de una institución machista que, pese a los impulsos, sigue sin comprender, en plano de igualdad, a más de la mitad de sus miembros. 'Herstóricas', de 'her' (ella en inglés), e 'históricas', que no de 'histéricas', que no es el tema...
La primera mujer, María Magdalena. “Enviada y apóstola”, símbolo de la comunidad. Pero confundida históricamente como la mujer adúltera, la prostituta, o la hermana de Lázaro. Otro modo de invisibilizar…. Hasta 1969, la Iglesia la muestra “erróneamente” como prostituta y pecadora arrepentida. Durante siglos, se ha borrado y distorsionado su imagen, como la de tantas otras a lo largo de la historia. Francisco la destaca como “apóstola entre los apóstoles”.
Teresa de Jesús, una mujer “libre y liberadora”. Lectora, culta, la primera Doctora de la Iglesia, aunque hubo que esperar hasta 1970 para ello. Febe, y Tecla, diaconisas, compañeras en el primer anuncio del Evangelio. Hildegarda de Bingen, mística y consejera de reyes, nobles y papas, predicadora y libre para anunciar la Palabra.
Clara de Asís, una de las figuras más luminosas de la Cristiandad. Compañera de Francisco, la primera feminista. O Dorothy Day, madre de la resistencia pasiva, defensora de la vida y de la dignidad de los trabajadores. O Edith Stein, mártir del nazismo en Auschwitz, defensora de los derechos de todos los seres humanos.
Marguerite Porete, de las beguinas, mujer independiente y libre, que acabó siendo quemada en la hoguera en una plaza de París. ¿Su delito? Escribir, defender la dignidad. Oculta y silenciada durante siglos. O Madeleine Delbrêl, que nos enseñó que Dios está en las calles, con el Evangelio como única regla. Una teología de las periferias de la que, sin duda, bebe el Papa Francisco.
O Simone Weil, convencida defensora de la lucha obrera, luchó en la Guerra Civil y contra los nazis en la II Guerra Mundial. Pensadora, política, una de las grandes místicas del siglo XX. Mujer que vivió en los umbrales de la Iglesia. O Josefina Bakhita, la 'madre' de las mujeres víctimas de la trata, secuestrada y tratada como esclava desde niña. O Etty Hillesum, enamorada de Dios en mitad de la guerra, también mártir de los 'hermanos judíos' en mitad del horror nazi. O Mary Ward, perseguida por parte de la Iglesia anglicana, hereje e incomprendida por todos, pese a que siempre defendió tres máximas: libertad, justicia y verdad.
Y, finalmente, María de Nazaret. La madre de Jesús y más, mucho más. Una mujer excepcional, que se sale del estereotipo de las mujeres de su sociedad, y que construyó una nueva esperanza. "Dios necesitó el permiso de María para hacerse concreto", pues María fue una mujer libre, sin miedo. Porque se siente siempre acompañada por Dios. No es sólo una madre, es la primera y más fiel discípula de Jesús. Una discípula que aglutinó en torno a sí a la comunidad naciente. La 'llena de Gracia' con toda su naturaleza. Como ella, tantas mujeres, santas y peregrinas en este mundo tan falto de igualdad, que necesita que se haga costumbre. Y que hoy, en San Antón, se hizo más visible que nunca.
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