Una vida de Pasión (I): el padre Ángel García Mensajero de la Paz al servicio del Evangelio y de los crucificados por la soledad

Porque "solo ante Dios, un niño y un anciano debemos ponernos de rodillas" este cura asturiano tuvo la sabiduría de hacer caso al cardenal Tarancón y fundar una asociación (primero, La Cruz de los Ángeles, hoy Mensajeros de la Paz) civil, que a veces es la mejor herramienta para llevar el Evangelio hacia fuera, y hacia dentro
Si en su día consiguió que el mismo Papa de Roma instaurase una jornada para los ancianos, ¿quién piensa que no podrá hacer lo mismo con el Ministerio de la Soledad?
Hablar del padre Ángel es hablar de pasión. De pasión por la vida, por el desarrollo de los demás, por los niños y los ancianos. Una pasión por paliar la soledad de los que viven tristes, pobres, olvidados. Desde su Mieres natal al mundo (Mensajeros de la Paz está presente en más de medio centenar de países de los cinco continentes), este cura de culo inquieto, pasaporte fundido, dos móviles a mano y sonrisa perenne, que solo se enfada cuando pierde 'su' Madrid (o 'su' Oviedo), y cuando ve a un anciano llorar porque nadie le visita. O a un niño que pasa hambre.
Porque "solo ante Dios, un niño y un anciano debemos ponernos de rodillas" este cura asturiano tuvo la sabiduría de hacer caso al cardenal Tarancón y fundar una asociación (primero, La Cruz de los Ángeles, hoy Mensajeros de la Paz) civil, que a veces es la mejor herramienta para llevar el Evangelio hacia fuera, y hacia dentro.

Durante más de 60 años, el padre Ángel ha cuidado de niños y ancianos, ha levantado la voz ante la injusticia, proclamado sin cesar a los cuatro vientos que "otro mundo mejor es posible", y ha defendido la dignidad de los crucificados de hoy: los sin techo, los abuelos, los migrantes, los que han perdido todo por un terremoto, una hambruna o una inundación.
Desde hace una década, siguiendo la inspiración del papa Francisco (o tal vez, al revés, pues el sacerdote es pionero tanto en celebrar el Día de los Abuelos como en preferir "pedir perdón que pedir permiso"), el padre Ángel abrió en el centro de Madrid la iglesia '24 horas' de San Antón, un oasis de solidaridad, oración y descanso para los caídos de un mundo que cada vez va más deprisa, y cada vez mira menos a los ojos. "Da lo que puedas, coge lo que necesitas" es uno de los lemas del templo, uno de los últimos iconos de este divulgador de la solidaridad. El otro, la iglesia de Justo en Mejorada del Campo, una auténtica catedral 'Laudato Si' cuyo legado pronto veremos reflejado.

A sus 88 años, los mismos que Bergoglio, el padre Ángel no se para, y ha arrancado otro sueño: la Fundación Padre Ángel contra la soledad, el gran mal de nuestro tiempo. Si en su día consiguió que el mismo Papa de Roma instaurase una jornada para los ancianos, ¿quién piensa que no podrá hacer lo mismo con el Ministerio de la Soledad? Cristo nació, y murió solo, y Ángel no quiere ser el que mira desde lejos la escena. Por los niños que sufren buylling, por los jóvenes deprimidos, por los ancianos no visitados. Porque la soledad se cura con un abrazo, con un mensaje de Paz. De Pasión y de esperanza.
Etiquetas