Tres de cada cuatro critican por escrito su designación Los sacerdotes de San Sebastián, contra Munilla
A monseñor Munilla se le rebelan sus curas incluso antes de que tome posesión. En un gesto sin apenas precedentes en los anales de la historia moderna de la Iglesia en España, el 77% de los curas de la diócesis de Guipúzcoa (y 11 de sus 14 arciprestes) han querido mostrar públicamente su "disconformidad" con el nombramiento de monseñor José Ignacio Munilla. "En modo alguno es la persona idónea para desempeñar el cargo de obispo y pastor de nuestra diócesis", aseguran tajantes.
El único precedente podría ser la rebelión de los curas catalanes, bajo el eslogan "volem bisbes catalans" (queremos obispos catalanes), cuando Roma nombró a Marcelo González Martín arzobispo de Barcelona el 7 de enero de 1967. Una campaña que dio sus frutos sólo en 1971, cuando Roma le trasladaba a Toledo. Desde entonces ha habido peticiones públicas previas de determinado tipo de obispo por parte de los curas, pero nunca una desautorización a posteriori de un prelado ya designado. Al menos, públicamente.
En este caso, el comunicado de repudio es breve, de apenas un folio. Y está avalado por 131 firmas. Con sus nombres, apellidos y carnets de identidad. De los 131 firmantes, 85 son párrocos y, entre ellos 11 de los 14 arciprestes o curas con la responsabilidad de coordinar a los compañeros de los diversos arciprestazgos de la diócesis. Teniendo en cuenta que San Sebastián cuenta con 110 sacerdotes y religiosos con cargo diocesano, el 77% de los curas guipuzcoanos reprueban a su nuevo obispo.
Entre los firmantes, figuran curas de peso, como los arciprestes, casi todos los profesores del seminario y hasta algún vicario episcopal, como el de Cáritas, José Ramón Trebiño. "Un documento con una representatividad muy alta. Esto no es obra de cuatro gatos o de un grupo de presión, sino expresión del sentir generalizado de nuestro clero", dice uno de los curas firmantes del manifiesto, que no quiere significarse más. Y añade: "No es un acto de rebelión, pero sí una advertencia y un aviso serio al nuevo obispo designado para ocupar la sede de San Sebastián".
Una designación que ha causado al clero, según dice el comunicado, "dolor y profunda inquietud" y con la que no comulgan ni en el fondo ni en la forma. "Manifestamos nuestra disconformidad y desaprobación con la intencionalidad y el procedimiento seguidos en el nombramiento de D. José Ignacio Munilla como obispo de nuestra diócesis".
Y, a continuación, enumeran las razones de este rechazo. Primero, porque, a la hora de elegir al sucesor de monseñor Uriarte, no se les tuvo en cuenta ni se respetó "el sentir de nuestra iglesia diocesana y sus organismo pastorales".
"Clara desautorización de la diócesis"
Pero los curas no sólo critican el procedimiento, sino también las intenciones que, a su juicio, se buscan con tal designación. Y es que los sacerdotes guipuzcoanos perciben el nombramiento de Munilla como "una clara desautorización de la vida eclesial de nuestra diócesis y también como una iniciativa destinada a variar su rumbo".
En conversación con RD, algunos de los firmantes quieren dejar muy claro que el comunicado "no se mueve para nada en línea política o ideológica, sino puramente eclesial". Y subrayan que "lo que defendemos es un modelo de Iglesia y lo que le venimos a decir a Munilla es que no estamos dispuestos a que ese modelo se arrincone".
Es decir, "colaboración y diálogo, sí, pero dentro de las coordenadas y del espíritu del Vaticano II, porque nuestro miedo no es político sino eclesiológico y pastoral". Entre otras cosas, porque "conocemos de cerca la trayectoria pastoral de D. José Ignacio Munilla como presbítero, profundamente marcada por la desafección y la falta de comunión con las líneas diocesanas".
Alguno de los firmantes explica la advertencia: "Munilla sabe que en Guipúzcoa hay una Iglesia muy viva y muy asentada. Que no crea que esto es un páramo, porque viene a una Iglesia con historia y raigambre".
Esto es lo que más temen los curas de San Sebastián: que el nuevo obispo cambie "la línea pastoral" seguida hasta ahora por la diócesis. Un modelo de Iglesia que los presbíteros simplifican así: "Una línea pastoral y un estilo eclesial en fidelidad al espíritu del Concilio Vaticano II".
Los firmantes temen que el nuevo obispo aplique en la diócesis la pastoral que ya practicó siendo párroco de Zumárraga y, después, como obispo de Palencia. Y que elimine, por ejemplo, la catequesis familiar, la pastoral de la mujer o la práctica litúrgica actual. "Si fuera otro que no conociésemos, hubiera sido más fácil aceptarlo, pero lo conocemos y sabemos que su praxis pastoral cuando estaba aquí iba en contra de toda la línea de la diócesis", dice un párroco de San Sebastián.
Ante el temor de una marcha atrás y de que las conquistas del Concilio queden enterradas por el nuevo obispo, los curas guipuzcoanos declaran solemne y públicamente ante sus comunidades cristianas su "voluntad y compromiso de seguir caminando en coherencia con las opciones pastorales que hemos mantenido a lo largo de toso estos años".
Y para cumplir su compromiso, que entraña un desafío al nuevo prelado que tomará posesión el día 9 de enero, piden "el aliento del Espíritu" y la "colaboración de los creyentes que, en estos momentos de incertidumbre, seguirán aportando lo mejor de su experiencia cristiana".
Como dicen algunos de los firmantes, "salvaguardamos la comunión, que nunca se va a romper, pero nos preguntamos si él querrá mantener también la comunión eclesial y pastoral". Porque lo que está claro es que "un obispo sin sus curas no es nadie".
Por eso, en el seno de los firmantes algunos apostaban incluso por pedirle en el comunicado al nuevo obispo que renunciase a tomar posesión de su nueva diócesis. "Decidimos que el comunicado sólo se publicaría si superaba el límite del 50% de las adhesiones de los curas, Al superarlo con creces, lo decidimos hacer público, pero sin pedirle que renunciase. Eso se quitó, porque nos parecía excesivo y demasiado provocativo". Eso sí, ya le mandaron el comunicado al Nuncio y al propio monseñor Munilla. Y están decidiendo si mandárselo a los demás obispo españoles.
¿Cabría la posibilidad de que monseñor Munilla pidiese al Vaticano que suspendiese su nombramiento? Los curas guipuzcoanos no lo creen. "Conociendo su temperamento, su forma de ser y su estilo martirial no creemos que esté dispuesto a renunciar". Por eso, el objetivo principal del documento que firmaron es "dejarle claro al obispo que no estamos dispuestos a renunciar a nuestro modelo pastoral por un modelo preconciliar".
¿Quiénes son los curas de San Sebastián?
San Sebastián cuenta con 110 curas diocesanos y religiosos con cargos diocesano para atender a 216 parroquias. Se trata de un clero bien formado, muy comprometido en el ámbito social y de tendencia mayoritaria nacionalista.
Un clero, pues, muy progresista y muy vinculado a la eclesiología de comunión y de corresponsabilidad del Concilio Vaticano II. De ahí que San Sebastián sea, junto a Bilbao, una de las diócesis que funciona con una mayor democracia interna y que más en serio se tomó el papel de los laicos en la Iglesia. De hecho, en Guipúzcoa son más de una docena los laicos con cargo diocesano.
La opción nacionalista del clero guipuzcoano no nace tanta de una ideología, que también, cuanto de aplicar a la vida el principio de la "encarnación" en el pueblo, que pide el Vaticano II como principio fundamental para todos los presbíteros.
¿Quién es monseñor Munilla?
Pertenece a las nuevas hornadas de curas y obispos que, sin renegar del Vaticano II, creen que ha ido demasiado lejos y le acusan de la mayoría de los males que afligen a la Iglesia. Militante hasta la médula, dicen de él que no se rinde ante nada ni ante nadie. Pertenece al sector más conservador del episcopado y es capaz de asumir hasta el final la mística del martirio por el mayor bien de la Iglesia.
Nacido en Donostia el 13 de noviembre de 1961, Munilla se crió eclesialmente hablando a los pechos del cardenal Marcelo González y del padre Mendizábal en el seminario de Toledo. Precisamente, por no compartir la línea formativa de la diócesis liderada primero por monseñor Setién y, después, por monseñor Uriarte.
De Toledo volvió de cura a Guipúzcoa durante unos años, para pasar a ser titular de Palencia en 2006 y el obispo más joven de España con 44 años. Ahora regresa a su tierra con mando en plaza y decidido a cambiar radicalmente el rumbo de la Iglesia guipuzcoana. ¿Podrá hacerlo con la mayoría de sus curas en contra?