La Llamada
| Faustino Vilabrile
LA LLAMADA
Hemos dicho muchas veces que la fe es seguir a Jesús para hacer en este mundo lo que El hizo, pero nada más abrir el Evangelio vemos que Jesús hizo multitud de cosas, todas dirigidas a librar a la gente del sufrimiento, sobre todo de toda clase de enfermedades, así como del hambre, de la marginación y el desprecio social. Todo lo que El hacía lo identificaba con la construcción del Reino de Dios en este mundo. El tenía un poder extraordinario para hacer cosas para las que nosotros carecemos de fuerza suficiente.
Pero sí que podemos hacer hoy muchas cosas para seguir a Jesús y hacer un mundo mucho mejor para todos. Porque:
-Cuidar a un enfermo, a un niño o un anciano, es seguir a Jesús.
-Educar a los hijos para que sean buenas personas, es seguir a Jesús.
-Apoyar a una persona para superar una dependencia, como la droga, el alcohol, el juego, es seguir a Jesús.
-Participar en una actividad social como voluntario, para prestar un servicio a los demás, es seguir a Jesús.
-Asistir a una manifestación reivindicando la paz, rechazando la guerra o la violencia de género, es seguir a Jesús.
-Asumir un cargo público como compromiso de servicio a la sociedad, con honradez, con lealtad, con austeridad, es seguir a Jesús.
-Pagar un salario justo, es seguir a Jesús.
-Hacer el trabajo bien hecho, es seguir a Jesús.
-Ser un buen profesor, para que los estudiantes amen el conocimiento y la sabiduría, es seguir a Jesús.
-Ser buen médico o enfermero para reparar la salud de un enfermo, es seguir a Jesús.
-Ser buen esposo, buena esposa, ser buen padre, buena madre, es seguir a Jesús.
-Ser amable, delicado, atento, servicial, con los demás, es servir a Jesús.
-Ser austero para poder ayudar a los empobrecidos de la Tierra, es seguir a Jesús.
-Respetar y cuidar bien todos los seres de la creación, como los animales, las plantas, los peces, las aves…, es seguir a Jesús.
-Ser honrado, leal, sincero, honesto, noble, justo, en todo lo que pensamos, decimos y hacemos es seguir a Jesús.
-Pararse a pensar, a reflexionar, a meditar en qué podemos ser mejores con nosotros mismos, con los demás y con la creación, es seguir a Jesús.
-Cultivar en nosotros y en los demás ansias infinitas de justicia, de amor, de fraternidad, de paz, de solidaridad, de respeto, de cuidado, es seguir a Jesús.
Por tanto, no hace falta hacer ningún milagro para hacer el gran milagro de hacer un mundo mucho mejor, más feliz y gratificante, más lleno de esperanza y de vida para Todos los Seres Humanos y para Todas las Criaturas. Esto es responder a la llamada de Jesús de Nazaret y seguirle.