"La primavera no se va a borrar como tal vez sueñan los tradicionalistas" Papa Francisco: continuaremos tu legado

PAPA FRANCISCO: CONTINUAREMOS TU LEGADO
PAPA FRANCISCO: CONTINUAREMOS TU LEGADO

Un Pontífice de la Iglesia Católica fue capaz de convertirse en un líder mundial en temas como el cuidado de la casa común, la paz, el diálogo interreligioso, la dignidad humana, la justicia social, la defensa de los migrantes, la acogida a la diversidad sexual y, prácticamente todos los signos de los tiempos que hoy nos desafían

“Lo que viene del Espíritu no puede detenerse” y sea el pontífice que sea, el Espíritu seguirá soplando, haciendo ruido, empujando la primavera que el pontificado de Francisco comenzó en muchos sentidos

La noticia de la pascua del Papa Francisco nos tomó por sorpresa porque ayer lo habíamos visto deseándonos Feliz Pascua y, aunque se percibía muy cansado, no esperábamos amanecer con esa noticia. Pero también sabíamos que no faltaría mucho para que esto sucediera.

Especial Papa Francisco y Cónclave

De todas partes del mundo llegan expresiones de agradecimiento y, sobre todo, de reconocimiento por su persona, su pontificado, su obra. Una convicción parece reforzarse en todos los comentarios que se están haciendo: Dios ha bendecido a la Iglesia con Francisco como pontífice. Y esto da una gran alegría poque justamente un Pontífice de la Iglesia Católica fue capaz de convertirse en un líder mundial en temas como el cuidado de la casa común, la paz, el diálogo interreligioso, la dignidad humana, la justicia social, la defensa de los migrantes, la acogida a la diversidad sexual y, prácticamente todos los signos de los tiempos que hoy nos desafían. Y, no solo eso, fue capaz de “abrir la puerta” de la reforma de la Iglesia, tema que a tantos asusta y, con sus luces y temas pendientes, logró mucho más de lo que esperábamos. Es tiempo de retomar la posta -como se dice en las carreras de relevo- y no dejar que nada de lo que Francisco ha dejado, se pierda.

Papa Francisco
Papa Francisco

Nos mostró que se puede vivir con sencillez, humildad, naturalidad, cercano a los más pobres y últimos siendo pontífice. Pidámosle a quién llegue, que siga por el mismo camino.

Nos mostró que evangelizar no es enseñar doctrinas y vigilar el cumplimiento de los mandamientos. Es comunicar la buena noticia del amor infinito de Dios por toda la humanidad. Hagámoslo nosotros y motivemos a todos los demás a que sigan este camino.

Nos enseñó que la evangelización tiene una dimensión social “ineludible”. Por eso todas las situaciones de la realidad han de tener espacio en nuestra acción pastoral, nuestras predicaciones, nuestra espiritualidad. No temamos a los que lo acusaron de desviar el evangelio por ocuparse de lo social. Por el contrario, recordémosle que la espiritualidad nunca nos aparta del mundo, sino que nos compromete con él.

Nos enseñó que la Iglesia solo encuentra su razón de ser, siendo una Iglesia “en salida”, “sin miedo a herirse ni mancharse”, una Iglesia misionera, que quiere llegar a todos, sin prejuicios, mandatos, imposiciones, sino abierta al diálogo, al mutuo enriquecimiento, al unir fuerzas por el bien de la humanidad. No nos encerremos en los templos, como decía Francisco, salgamos a “primerear” la buena noticia de la alegría del evangelio.

Nos dejó la experiencia de una Iglesia sinodal que incluya, en verdad, al laicado, no solo como un miembro de ella sino en lugares de decisión, con todos los derechos y deberes que se derivan del primer y fundamental sacramento: el bautismo. Este proceso ya quedó para la historia y dependerá de nosotros que no lo dejemos olvidar y, de alguna manera, exijamos que siga su implementación. Quedaron muchos procesos en marcha, es preciso, seguirlos y, en cierto modo, exigirlos.

Como escribí al celebrar los doce años del pontificado de Francisco, había mucho temor por su muerte porque las fuerzas conservadoras que se han resistido a este pontificado pueden aprovechar la circunstancia para redoblar esfuerzos, retomando el mando y consiguiendo, de nuevo, una involución eclesial. En verdad, no sabemos quién podría ser el próximo Papa y que línea tomará. Pero creo que estos años de Francisco han hecho “saborear” algo de primavera y eso no se va a borrar como tal vez sueñan los tradicionalistas. Independiente del camino que tome la Iglesia, el mundo de hoy está mucho más libre de la tutela eclesiástica y seguirá su marcha. Los cristianos que hemos apreciado tanto al papa Francisco no vamos a echar para atrás, sino que seguiremos asumiendo la realidad actual para responder con nuestra experiencia de fe, nuestra reflexión teológica y nuestro compromiso evangelizador a los desafíos actuales.

Por todo esto, creo que es urgente continuar con su legado, empujando una iglesia sinodal misionera donde todos, sintiéndonos responsables de la misión evangelizadora de la iglesia, la ejercemos y no decaigamos en nuestros esfuerzos por transformar toda esa estructura pesada que cierra puertas, impide ministerios, ignora contribuciones, “detiene”, en cierto sentido, lo que el Espíritu Santo inspira para este tiempo. Y, como bien se dijo en el documento final del sínodo: “Lo que viene del Espíritu no puede detenerse” (n. 60) y sea el pontífice que sea, el Espíritu seguirá soplando, haciendo ruido, empujando la primavera que el pontificado de Francisco comenzó en muchos sentidos.

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