Carta abierta al cardenal venezolano Baltazar Porras
El cardenal Porras es uno de los mas activos cardenales en la lucha contra la revolución bolivariana. Desde el principio de esa revolución tiene compromiso con la derrota de esa revolución. Ha participado en todas las tentativas de golpe de Estado, como fue el caso en abril 2002.Ell papa Juan-Pablo II vio em él a un buen candidato y lo ha nombrado obispo Titular de Lamdia y Auxiliar del Arzobispo de Mérida el 23 de julio de 1983. Fue ordenado Obispo el 17 de septiembre 1983, en la catedral de Miranda .El 19 de noviembre del 2016, Mons. Baltazar Porras es consagrado como el segundo Cardenal en función de Venezuela por manos del Papa Francisco. Sus compromisos políticos en contra del gobierno de Venezuela no constituye un obstáculo a su promoción. Su proximidad con el ex-Nuncio apostolico de Venezuela, Pietro Parolin, ahora Secretario general del Vaticano ha facilitado, sin duda, esa promoción.
| Oscar Fortin
Señor cardenal, lo sigo desde un buen tiempo como pastor de la Iglesia católica, la cual cuenta, con alrededor de 31 millones de fieles, lo que representa al 98 % de la población. Esos datos nos revelan que una gran mayoría del pueblo que acompaña la revolución bolivariana, desde el principio hasta hoy, es católica. Sabemos que Chávez, al origen del cambio de régimen político, en 1998, por la vía democrática, era un católico con una fe no disimulada y muy activa.
Yo recuerdo todos esos datos, porque vi que los resultados de ese referéndum, dando paso por adelante a la nueva constitución, ha sido el elemento central de su rechazo de Chávez y de la Revolución bolivariana. Ese rechazo explicaría su presencia activa en el golpe de estado de 2002. De lo visto, su lucha contra la revolución bolivariana tendría sus raíces en esa constitución, realizada por el gobierno y el pueblo y que fue sancionada por referéndum nacional.
https://elestimulo.com/baltazar-porras-el-diablo-del-chavismo-que-recibio-la-franquicia-del-cielo/
Señor cardenal, le pregunto ¿cuales fueron y siguen siendo sus motivaciones, como pastor de la Iglesia católica, para que siga, usted, rechazando esa revolución “democrática”, sostenida y apoyada por la mayoría del pueblo venezolano y por varios del mundo? Lo mas curioso es que los mas importantes personajes que lo están apoyando, a usted, en su lucha contra esa revolución, son los que quieren recuperar el control del Estado venezolano y de sus riquezas. Yo estoy hablando del imperio de Estados Unidos. A mi entender, no es parte de la doctrina social de la Iglesia de hacerse socio del imperialismo, considerado como el gran maestro del capitalismo mundial, calificado por el papa Benedicto XVI, en su libro "Jesús de Nazaret":
“"Frente a los abusos del poder económico, frente a los actos de crueldad de un capitalismo que rebaja a los hombres al nivel de la mercancía, nuestros ojos se han abierto a los peligros que oculta la riqueza, y comprendemos de manera renovada lo que Jesús quería decir cuando advertía contra la riqueza, contra el dios Mammon que destruye al hombre y que estrangula, entre sus horribles garras rapaces, una gran parte del mundo (p. 120)."
El papa Francisco, en su Exhortación apostólica Evangelii gaudium dice algo parecido:
“Lo dicho por el papa:“Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. » (173)
Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas [EG, 56].
Para no perder nada de su buena voluntad, señor Cardenal, he leído la conferencia que usted dio sobre el tema “política y doctrina social de la Iglesia".Me permito recordar unos de sus pronunciamientos:
“En conclusión, “dice usted” la doctrina social de la Iglesia clarifica ante los sistemas “ideológicos” del liberalismo y el socialismo, -como todo “ismo”, signo de “desmesura”-, que la persona es sujeto, centro y fin del desarrollo humano integral y sostenible.
Para la Iglesia el compromiso por un desarrollo humano, integral y solidario forma parte de su misión evangelizadora. Y lo tiene que hacer realidad: con su doctrina sobre el ser humano y sus posibilidades, con su implicación en la lucha por un mundo más justo, con su búsqueda de reformas estructurales para erradicar las causas de la injusticia, con su espiritualidad y su testimonio, y siempre con una atención preferencial por los pobres y excluidos.”
Yo he leído, también, lo que dice usted sobre el compromiso cristiano en lucha por un mundo mas justo, con su búsqueda de reformas estructurales en lucha por un mundo mas justo…y al mismo tiempo yo veo al cristiano Chávez, con su revolución bolivariana, y sus sucesores buscando lo mismo: un mundo mas justo, búsqueda de reformas estructurales para erradicar las causas de las injusticias con una atención especial por los pobres y excluidos.
Me di cuenta, al recoger sus distintas intervenciones, que usted se hace silenciosos sobre dos temas en particular:Usted no habla nunca de las conquistas de la revolución bolivariana como fue el caso en varios sectores sociales como la educación gratuita, la salud accesible a todos de forma gratuita, los 4 millones de residencias puestas a la disposición de familias humildes, así que la democracia participativa que involucra a todos los Venezolanos y Venezolanas en el desarrollo social, cultural y económica de Venezuela etc. Va de lo mismo con su silencio sobre el intervencionismo del imperialismo norte americano y sus aliados en los asuntos internos de Venezuela. Silencio sobre las acciones terroristas, promovidas por los que quieren desestabilizar al gobierno y hacer sufrir al pueblo para que se revuelta en contra de sus dirigentes, falsamente acusados de ser los únicos responsables de lo malo que sucede. Ni una palabra sobre las sanciones, sobre el congelo de miles de millones de dólares que impiden comprar medicamentos, productos de necesidad industrial etc. No veo el porque de su silencio al respecto de ese intervencionismo, calificado de criminal por la comunidad internacional. Silencio suyo, también, sobre las acciones terroristas promovidas por Washington y su presidente auto proclamado, Juan Guaido. Usted sabe que las primeras víctimas de esas acciones son los pobres y el hambrientos de los cuales le gusta hablar con emoción y sufrimiento interior.
Hay un tema que le gusta tocar a cualquier momento; el gobierno de Maduro es responsable de todos los problemas de sufrimiento que tocan a los pobres y humildes de Venezuela. De eso, usted habla ampliamente. No pierde ni una sola oportunidad para echarle su gran de arena en contra Maduro y la revolución bolivariana. Una invitación suya para movilizar a los adversarios de esa revolución con el fin de un cambio de régimen al servicio, ante todo, de los intereses de Estados Unidos y de las oligarquías nacionales.movilizarse para echar por afuera a Maduro y a todos los que lo acompañan.
En su conferencia, citada mas arriba, hay esa frase de usted: "El desafío que nos toca como hijos de la ciudad terrena y de la ciudad de Dios es construir los puentes que permitan ser esperanza en el mundo de hoy."
Le pregunto ¿qué puente esta usted desarrollando con los de la revolución bolivariana? No se trata solo de Maduro, sino, mas bien, de todos los que se dedican a cumplir y a respetar la constitución del pueblo. Son millones de ciudadanos y ciudadanas, cristianos y revolucionarios que están involucrados en el proyecto de esa revolución. ¿Qué representan ellos para usted?
Hay un pensamiento del papa Francisco que aparece en su Exhortación apostólica E.G. y que merece un profundo examen de consciencia:
“Existe también una tensión bipolar entre la idea y la realidad. La realidad simplemente es, la idea se elabora. Entre las dos se debe instaurar un diálogo constante, evitando que la idea termine separándose de la realidad. Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular un tercer principio: la realidad es superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracioncitas, los proyectos más formales que reales, los fundamentalismos a históricos, los aticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría [EG, 231].
El 20 de marzo 2020, usted hizo una declaración que considero pertinente:
Asumamos esta fiesta de la Anunciación como el desafío para revisar nuestra condición de creyentes, y preguntarnos si lo que estamos haciendo es lo que debemos hacer. O se nos pide algo más, desde conversión personal, y capacidad de exigir y exigirnos un cambio de rumbo para bien de todos. Es muy grande el padecimiento y la angustia de la mayor parte de nuestra gente, sin poder trabajar, sin poder llevar lo necesario al hogar, sin poder entender, por qué quienes más padecen las medidas tomadas, necesarias por otra parte, sean los que sufran más, los que menos tienen.
Pero el mundo, también el nuestro, el cercano, está lleno de violencia, de rapiña, de mentira. Tenemos urgencia y necesidad de saber contemplar ese mundo y discernir lo que en él debemos mirar, admirar y corregir para responder a esa imagen con la que Dios nos creó, para conservar la novedad y la belleza de su obra. Es nuestra tarea
Me despido de usted con la esperanza que haya leído esta carta que yo le mando con mucho respeto, compartido con la fe en en Jesus de Nazaret, y con la esperanza de la conversión, de la cual habla en su intervención del 20 de marzo 2020. En el reino del Padre no se puede servir dos maestros a la vez. no podemos servir al pueblo al mismo tiempo que al imperio.
Oscar Fortin
HERMANO EN LA FE