Día de los Inocentes como inocentada.
| Pablo Heras Alonso.
Les han llamado “santos inocentes”. El día a ellos dedicado, con toda lógica ha derivado en “día de las inocentadas”. ¿Por qué? Porque no hay mayor inocentada que hacer creer a la gente que hubo tal matanza de niños que tales niños son santos porque sí que la gente tiene que celebrar también, porque sí, una matanza más... inexistente.
De ahí que, como siempre hace el pueblo, derive por el camino de la risa lo que no puede conseguir por el camino del enfrentamiento.
De nuevo lo que parece más racional y real: la matanza de los inocentes es una leyenda más que reproduce la matanza ordenada por el Faraón en tiempo de Moisés, que a su vez reproduce la yenda hindú cuando nació el dios Krishna. Ésta parece ser la leyenda original, de donde proceden otras similares.
Cuando Krishna nació (en Mathura, India), el sabio volador Nárada Muni habló con el malvado rey Kamsa de Mathura y le dijo que este bebé estaba destinado a matarle. Como el rey no conocía el paradero de Krishná, mandó matar a todos los kumaras (en sánscrito literalmente ‘muere fácil’, bebé de menos de dos años de edad) de la zona de Mathura.
Yo supongo que los fieles católicos celebran tal fiesta como lo que es, como leyenda. Pero a la vista de lo que sucede con otros hechos, mucho sospecho de que haya suficientes crédulos que mantengan todavía este hecho como real y que existan en el cielo “santos inocentes”.
Es ésta una de esas fiestas que debieran hacerle pensar al muy creyente católico, si alguna vez tuviera ganas de pensar:
- ¿cree que hubo tal matanza de niños en Belén y alrededores?
- ¿creen que lo que es mito en otros sitios se convirtió en realidad en la región de Belén?
- ¿creen que un reyezuelo sujeto a la autoridad romana se habría atrevido a ello?
- ¿cree que los romanos hubieran consentido tamaño despropósito?
- ¿cree que el “no nos es permitido condenar a nadie a muerte” respecto a Jesús, sí estaba permitido con los niños de Belén?
- ¿creen, en definitiva, que el relato –único, por cierto, de Mateo—es algo real?
Y ya no es sonrisa misericorde lo que deja traslucir en algunos esta fiesta. Es indignación. Porque siguen haciendo tragar a tanta gente como verdades lo que sólo son mitos. Si dijeran: “Son alegorías, son simbologías, son formas de hablar...” quizá no dijéramos nada, que sí lo diríamos porque hay otros elementos concomitantes. Pero no: tratan de hacerlo pasar como algo real, histórico, a creer y defender como sucedido... cuando es un puro cuento que revisten con moralina.
En este caso concreto se nos brinda un motivo evangélico: había que justificar de alguna manera el que el Mesías tuviera que “bajar” a Egipto, lo mismo que lo habían hecho anteriormente sus antepasados José y Cía. Hoy retorcerían el relato de tal manera que este Mesías tuviera que descender en helicóptero sobre la plaza Columbus, allí, en la esquina del Central Park, en Manhatan.
Esta fiesta es una más de las grietas que tiene la represa de la credulidad, que si no revienta por más sitios es por la conmiseración de la sociedad civil.
Así pues, señores crédulos, lo mismo que esta fiesta, si quieren mantenerla, la han de defender en sentido simbólico, así les debe suceder con el resto de sus credos: Navidad, Resurrección, Ascensión, Corpus, Espíritu Santo...
Porque hoy son los Inocentes. Pero mañana es la Sagrada Familia. ¿Qué es eso de Sagrada Familia como reclamo para veneraciones intra y hace años extra eclesiales, colonizando la Pza. Colón? ¡He ahí el paso de lo irreal a lo real y la relevancia de creer en símbolos, mitos y alegorías para luego crear verdades!
Pues terminemos con eso de “Sagrada Familia”: con su propio Derecho Canónico en la mano, sería una familia ilegítima, ilegal y de vínculo desligable. La sobredicha familia, tal como la presentan los Evangelios y se mire por donde se mire, no es modelo a imitar en nada. Es una familia absolutamente irreal y mítica, sin consistencia alguna ni posible imitación. Volveremos otro día sobre ello y sus porqués.