Lo que fue, es y será. Nihil novum sub sole.
Traigo a este ágora de supuestos pensadores un párrafo con la sugerencia de que el lector haga el ejercicio previo de situar la posible época de este texto independientemente de su autoría, texto que hace relación a la expansión y arraigo del cristianismo:
Encontrando sus raíces en las clases más bajas, esta religión continúa extendiéndose entre el vulgo: no, uno puede incluso decir que se expande gracias a su vulgaridad y por la falta de educación de sus adeptos. Y mientras que hay algunas personas moderadas, razonables e inteligentes que interpretan sus creencias alegóricamente, en su forma más pura crece entre los ignorantes.
Parece no haber pasado el tiempo. Sus argumentos siguen siendo válidos en nuestros días. El pasado se hace presente porque sus palabras están de plena actualidad.
Quien escribió esto no es otro que un filósofo romano del siglo II, cuya obra, Discurso verdadero, sólo conocemos por la réplica de Orígenes ochenta años más tarde.
Y dicho esto, digamos que el párrafo lo hemos extractado del supradicho libro que pueden adquirir en Alianza Editorial al módico precio de 8,50 €. Autor: Celso. Réplica de Orígenes, "Contra Celso".
Dado que Celso dirigió su obra no al vulgo, incapaz de leer pero sí de ser convencido con credulidades varias, sino a gente instruida, capaz de razonar por sus propios medios, no otra cosa pretendemos aquí, aunque parece que en estos foros todos se vuelven Orígenes tratando de preservar sus propios orígenes... infantiles.
Por si alguno quiere pensar, aquí va otra cita:
¿Qué razones os autorizaban a creer que él era Hijo de Dios? — Y, decís, porque él sufrió el suplicio para destruir la fuente del pecado. — Pero ¿no hay millares de otros que fueron ejecutados, y no con menos ignominia? (...) ¿Qué razón, a fin de cuentas, os persuade a creer en él? ¿Es porque predijo que después de muerto resucitaría? Pues bien, sea, admitamos que hubiera dicho eso. ¡Cuántos otros esparcen también maravillosas fanfarronadas para abusar y explotar la credulidad popular! Zamolxis de Citia, esclavo de Pitágoras, hizo otro tanto, según se dice, y el propio Pitágoras en Italia; y Rampsonit de Egipto, de quien se cuenta que jugó a los dados en el Hades con Deméter y que volvió a la tierra con un velo que la diosa le había dado. Y Orfeo entre los odrises, y Protesilao en Tesalia, y Hércules, y Teseo en Tenares. Convendría previamente examinar si alguna vez alguien, realmente muerto, resucitó con el mismo cuerpo.