La pedagogía portuguesa de la Virgen María (2)
¡Lo que aprendieron los niños fatimitas de la pedagogía de la Virgen! Hasta un máster en geopolítica.
| Pablo Heras Alonso.
Hoy tocaría hablar de San Isidro, pero en estas fechas estoy demasiado ocupado con los plantones de tomate, alubias, cebollas, lcalabacines... No olvidemos que San Isidro está ahí para que los hotelanos sepan que ha llegado el día. Divido por la mitad a Fátima, y todos tan contentos.
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Aleccionados por tan excelsa Señora, los niños aprendieron pronto geografía: sabían todo de Rusia, incluso su capital Moscú. Es más, pronto llegaron a sentir empatía total con el Vaticano, que vivía en un sobresalto continuo al conocer lo que estaba sucediendo en Rusia. Es tremendo lo que enseña el fenómeno “Fátima”.
Y presintieron, con el papado, que Rusia derivaría en ateísmo, la peor de las lacras que podía caer sobre el mundo. Eso de liberación de los pobres y los trabajadores era un camelo (adivinación certera). Pero pobres, trabajadores esquilmados, labriegos miserables… sólo había en Rusia.
Y lo mismo que entendieron pronto cuestiones profundas de geopolítica, también cayeron en la cuenta del modo de convertir a Rusia, supieron lo que era la escatología, o sea los terrores del infierno; y de hermenéutica, para distinguir unas revelaciones de otras. Eso sí, lo que Lucía no entendió fue por qué la “buena madre” no curó al niño Joao que tenía delante y estaba muy malito.
Otra cosa bien interesante es que supieron guardar los secretos, sobre todo el tercero, que no casaba con ninguna realidad. Menos mal que llegó un tiro oportuno en la Pza. de San Pedro y todo quedó claro. Durante años ha estado la Iglesia preservando este secreto, porque su mayor virtualidad es obrar sobre la imaginación. Pero a fuer de tanto hacer esperar, como el pastor mentiroso, el secreto ha sido recibido sin pena ni gloria. Y al que cree todo lo que le dicen, la explicación dada le sirve.
Comprendieron bien pronto estos niños lo que es la especulación inmobiliaria: los terrenos donde dejaban pastar a sus ovejas, pisados y convertidos en erial, bien pronto tuvieron un provecho mayor: los precios se dispararon, se comenzó a construir, se montaron tenderetes de chucherías sagradas… hasta hoy, que hay incluso pistas para que patinen de rodillas los fieles.
Y sobrevino el milagro de los milagros: miles o cientos de miles de personas vieron cómo bailaba el sol… aunque en España, bien cerca, nadie percibió nada y, por supuesto, tampoco el resto del mundo. El sol, ese día, sólo había amanecido en Portugal. Podía haber aprovechado el seísmo de Lisboa como profecía “ex eventu”.
Y a partir de ese milagro, los videntes se esparcieron por el mundo, cesaron los vicios nefandos, la explotación del obrero se trocó en salarios dignos, los gobiernos trabajaron por la paz y el bienestar de los pueblos, se dio fin a la Gran Guerra donde tantos soldados lusitanos habían caído… ¿Fue así o quizá se incrementó el turismo fatimita?
España no supo nada de todo eso, pero como compensación y para corroborar la siniestra profecía sobre los dos infantes victimarios, llegó la gripe española que acabó con la vida de Francisco. Lucía se preguntaría toda su vida por qué no salvó la “señora” a Francisco, pero nunca le dejaron decirlo. A Jacinta le fue peor: sus dolores, dicen sus biógrafos, fueron indescriptibles, horrorosos… No sabemos si la buena “señora” se le apareció en su camita para calmarla. Quizá porque las apariciones necesitaban un “locus” especial, Cova de Iría. ¡Qué gran señora!
Consecuentes los papas con el mensaje virginal, consagraron el mundo a todo lo consagrable: en 1942 Pío XII lo consagró a María. Así terminó con la II Guerra Mundial y con el comunismo, como todos hemos visto. En vista del éxito, consagró a la roja Rusia al Inmaculado Corazón de María. Tardó un poco en tener efecto, pero treinta y tantos años después, Rusia se convirtió… Sí, se convirtió en país capitalista con plutócratas a cientos y con dictadores a propósito para invadir Ucrania.