A propósito de Santa Emilia de Rodat - 2


Como dije ayer, me atraganté de tanta palabrería huera. Emilia hizo lo que hizo, y está bien. Pero su persona, vista en sus escritos, me resultó una piltrafa humana. Me parecía ver en su Autobiografía, un remedo "a lo vulgar" de Santa Teresa; quería ser santa imitando "las cosas" absurdas de los antiguos; se notaba en sus palabras una vejez mucho mayor que la de su abuela... Harto, escribí lo que sigue:


II

Mester de futuro endulza tu pena
cantando en la noche de turbios rumores
socorro de almas en cura de amores,
de Cristo la esclava y de Cristo llena.

Sangraba la tierra sedienta de savia
tallando en la historia un alma rendida,
Emilia, que surge a la vida,
mirando con ojos de santa y de sabia.

Fanal de la tierra
car en el cielo
titán de consuelo
cauce que no yerra.

Entonó tu alma un canto de acero
gregaria de Cristo y hermana del mundo
imán de los yerros que en fruto fecundo
dando todo a todos tiene a Dios entero.

Amor en dolores que así crucificas
mártir de los días, el tiempo y las horas,
ganada por Cristo, el Cristo que añoras
dando en todos, todo, a Dios magnificas.

Manantial de amores con agua de penas
sola, adusta, ausente, en crisis de vida
quisiste ser fuente, en la roca herida
tallada en congojas manando en tus venas.

Hija de tu tiempo, sin tiempo al pecado,
pobre por los pobres, rica en la pobreza,
criatura amada de Dios, tu grandeza
taponó las grietas que Francia ha dejado.

Dudaste en la duda, ¡mas fue deuda tanta...!
Donde Dios pusiera tanto ardor divino
sacaste la fuerza que torció tu sino;
demonio de amores en amores santa:
tocabas el cielo
dolida en tu celo.

Hilos de araña ferviente
jaspeados de tesón
dejan al mundo tu son
sumo amor, de suma fuente.

Amor que generó vida
buen alba de sementeras,
larva de mil primaveras
marcó al siglo tu venida.

Casas de silencio humano
dan al mundo su acogida
descanso de tanta herida
de un siglo aciago y tirano.

Labor que esconde labores
incubadas en tu seno
fanal de suave veneno
cianótico por amores.

Triste gemir de tus gentes
te quiebran el corazón
despertando la razón
del celo de los valientes.

Siempre tesón y cordura,
preñada el alba de gozo
rasgó el viento tu alborozo
trocando todo en dulzura.

De tu infancia en Dios sumida
creció Dios entre tus brazos,
erguida el alma en pedazos
se entregó a todos en vida.

Santa la Iglesia te dice
tallada en mármol de amores
y en ramillete de flores,
fin das a quien te bendice.

Familia sagrada has dado
nacida para el servicio,
timidez del sacrificio,
liz de amores ornado.

Sus hijas:

Pues somos tus hijas cantamos tu gloria,
radiantes, gozosas de ser tu memoria
y en celo encendidas de amor al humilde
--reto en ser familia,
don somos del mundo—
Madre Santa Emilia,
ndonos a todos en amor fecundo.

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POR SI ALGUIEN NO LO HA CAZADO, el mensaje está en el acróstico.
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