La S. Congregación para la Doctrina de la Fe ha enmudecido
Uno de los cambios que ha introducido el papa Francisco, y sin que nadie se haya dado cuenta, es que la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe no ha publicado ningún documento para la toda la Iglesiaen estos últimos años cuando en épocas anteriores lo hacía entre dos y cuatro veces anuales. El último publicado data de abril del 2012 y fue sobre las conclusiones doctrinales de la investigación sobre la LCWR (la confederación del 80% de las religiosas norteamericanas) y el anterior supuso una notificación contra los escritos de la teóloga sor Margaret Farley. Creo que el papa ha tratado de apaciguar la investigación sobre estas religiosas que tanta perplejidad había causado en USA.
Aunque Francisco ha mantenido al cardenal Müller en su cargo al frente de la Congregación y le ha hecho cardenal, nunca ha utilizado sus servicios como lo hicieran sus predecesores y ha quitado a su oficina todo poder, autoridad o utilidad para su pontificado. Múller no fue llamado para presentar Lumen Fidei, tampoco recurrió a sus servicios para la elaboración y la explicación de sus siguientes documentos que fue encomendada a otros cardenales como Schönborg. Turkson, Baldisseri…
El papa se ha buscado colaboradores de todas las partes del mundo pero se apoya mucho en el arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica de Buenos Aires y en el pensamiento del cardenal Kasper. También consulta con antiguos compañeros jesuitas como Antonio Spadaro y profesores de la Universidad Gregoriana. Esta actitud supone una marginalización de la curia - es notoria la falta de protagonismo del cardenal Sarah encargado de la Sagrada Liturgia - y aunque no puede evitar la congregación que nombra a los santos y la que elige a los obispos de vez en cuando sugiere nombres para la santidad como Pedro Fabro y la lista de “sus obispos“, crece cada día.
He tomado estos datos de Robert Mickens en el National Catholic Reporter porque me han parecido interesantes. Creo que está quitando peso a los antiguos miembros con prestigio de la curia y que van a minar sus posibles cambios.
Aunque Francisco ha mantenido al cardenal Müller en su cargo al frente de la Congregación y le ha hecho cardenal, nunca ha utilizado sus servicios como lo hicieran sus predecesores y ha quitado a su oficina todo poder, autoridad o utilidad para su pontificado. Múller no fue llamado para presentar Lumen Fidei, tampoco recurrió a sus servicios para la elaboración y la explicación de sus siguientes documentos que fue encomendada a otros cardenales como Schönborg. Turkson, Baldisseri…
El papa se ha buscado colaboradores de todas las partes del mundo pero se apoya mucho en el arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica de Buenos Aires y en el pensamiento del cardenal Kasper. También consulta con antiguos compañeros jesuitas como Antonio Spadaro y profesores de la Universidad Gregoriana. Esta actitud supone una marginalización de la curia - es notoria la falta de protagonismo del cardenal Sarah encargado de la Sagrada Liturgia - y aunque no puede evitar la congregación que nombra a los santos y la que elige a los obispos de vez en cuando sugiere nombres para la santidad como Pedro Fabro y la lista de “sus obispos“, crece cada día.
He tomado estos datos de Robert Mickens en el National Catholic Reporter porque me han parecido interesantes. Creo que está quitando peso a los antiguos miembros con prestigio de la curia y que van a minar sus posibles cambios.