Crecen los asociados a congregaciones en los Estados Unidos

Cuenta Conni Dubick que cuando descubrió la comunidad de las Hermanas Dominicas de la Paz se dio cuenta de que era lo que estaba buscando desde hacía muchos años. La aceptaban como mujer no consagrada pero con un compromiso público, la permitían seguir en su trabajo en una universidad y a la vez llenar su vida de una espiritualidad profunda. La mayoría de este colectivo de asociados, aunque no hacen votos, se comprometen por uno o dos años, que se pueden renovar y de hecho la mayoría lo hace.

Este camino lo ha descubierto mucha gente. Un estudio del Center for Applied Research in the Apostolate (CARA) demuestra que su número en los Estados Unidos ha crecido de los 25.000 en el año 2000 a 35.000 al día de hoy, lo que supone un incremento del 40 por ciento. Incluso se han permitido el lujo de celebrar una convención North American Conference of Associates.

Es una nueva manera que los laicos han encontrado de vivir su vida cristiana acogidos por una congregación religiosa porque combina lo mejor de los mundos, el religioso y el laico. Los religiosos ofrecen su ejemplo y su vida mientras que aprenden de la existencia que discurren los laicos. Es una sugestiva vocación que nace en el seno de la Iglesia y que se adapta a los signos de los tiempos y cuyos números seguirán creciendo en la medida que se vayan conociendo, pues hoy es el mejor secreto guardado de la Iglesia ¿Por qué será?

Dos tercios de las congregaciones de los Estados Unidos y Canadá cuentan con asociados de los que cerca del 90% son mujeres. Se pueden adherir a diferentes programas. Las hermanas misioneras de Nuestra Señora de la Victoria tienen asociados en su labor misionera y otros que se unen con sus plegarias.

En una entrevista a Ryan Murphy, asociado a las hermanas de la Caridad de San José, confiesa que, desde que es asociado, es mejor marido, padre y profesor y que no se considera dentro de la orden un “novicio”. Aunque varía con el tipo de asociación muchos laicos continúan una vida que no difiere de la que llevaban antes pero con el espíritu de la orden a la que han unido su vida.

Preocupa la edad de los asociados pues el 70% están entre los 60 – 79 años, una cifra que ha crecido desde el año 2000 en el que eran más jóvenes. Un motivo de preocupación que se matiza si se considera la edad de las religiosas a las que se han unido que son mucho mayores. Éstas dejan en manos de estos asociados muchas de sus obras que es la manera de seguir con el carisma de sus fundadores. Hacen lo que las religiosas hicieron antes y que se perderían de no estar ellos al frente
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