Faltan mujeres

Cuando afirmo que faltan no estoy haciendo referencia a mujeres listas, valientes, emprendedoras sino simplemente a mujeres. La doctrina del hijo único en China, el hecho de que las hijas abandonen el domicilio familiar al casarse, las costumbres religiosas que exigían que un hijo varón prendiera la pira funeraria del padre y el menor valor económico de las féminas, han conseguido perturbar el equilibrio entre los dos sexos en muchos países orientales.

El resultado ha sido catastrófico y en pocos años se verán sus consecuencias. Al día de hoy faltan 130 millones de mujeres y para darnos cuenta del problema es como si toda la población femenina de Gran Bretaña, Francia, Alemania y España hubiera desaparecido.

En las naciones europeas y africanas los nacimientos son de 105 varones por 100 mujeres, una forma que tiene la naturaleza de compensar la mayor mortandad de los hijos. En el Punjab, un estado al norte de la India, nacieron recientemente 118 varones frente a 100 niñas y en China llegaron a los 121 varones. Los gobiernos tratan de paliar estas cifras porque conocen sus consecuencias, impiden las ecografías para averiguar el sexo del neonato y apoyan los nacimientos de mujeres pero resulta muy difícil remar contracorriente.

Lentamente en algunos países las cosas están cambiando. En las ciudades las mujeres obtienen puestos de trabajo bien remunerados y, como no abandonan el entorno de su hogar, pueden ocuparse de sus padres enfermos. Incluso si no viven en la misma localidad les pueden mandar dinero. Tenemos que hacer especial referencia al hecho de que las políticas que no consiguen los gobiernos de turno lo hacen las novelas televisivas y sus veneradas actrices. Una serie que ha hecho furor Balika Vahdu, (Niña novia) en India y Vietnam ha conseguido cambiar la percepción de las mujeres que ahora son vistas como personas valientes y poderosas, dignas de pertenecer a la familia.

Faltan muy pocos años para que la sociedad sufra por esta falta femenina. Los chicos jóvenes no encontrarán pareja para casarse, sobre todo si son pobres, porque los ricos pagarán por sus novias o se irán a otros países, como Filipinas, en su búsqueda. Aumentarán las violaciones y los altercados por mujeres. Quedan unos años malos cuando estas generaciones jóvenes lleguen a la pubertad pero, gracias a Dios, lo peor ha pasado y ya se vuelve al control natural de los nacimientos.
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