Estuve ayer por la tarde en una casa que tienen los Hogares Lázaro en Madrid porque querían que hablara de Dorothy Day, la protagonista de mi libro Perseguida por el amor. Esta mujer había sido una pionera en abrir viviendas para los desfavorecidos de la sociedad, - en los que veía el rostro de Jesucristo -en las que compartían la vida, voluntarios y residentes. A su muerte se habían establecido más de 250 hogares de este tipo en los Estados Unidos

            Me impresionó la casita que tienen los Hogares Lázaro en Madrid una aventura semejante a los hogares de Dorothy. Cuenta con un edificio moderno, céntrico y situado en una de las innumerables colonias de casitas bajas que hay en la ciudad. Tienen un piso para mujeres, otro para varones y un apartamento para el matrimonio voluntario que convive con ellos. Aparte hay servicios comunes: cocina, salón, terraza y un pequeño oratorio donde los que quieren, rezan juntos

            El auditorio de mis palabras fueron los residentes de la casa más algunos amigos externos. Se respiraba entre gentes de distinta raza, edad, cultura y entorno sociológico una grande y asombrosa fraternidad. Me contaban lo que pagaban al mes. Una señora me dijo que ella contribuía con 150 euros pero que otros residentes podían dar un poquito más. Una joven, con una gran sonrisa, me contó que escribía poemas todas las noches para acto seguido preguntarme si yo creía que algún día se podrían publicar. Le pedí que escogiera los mejores para subirlos a este blog

            Allí no había ricos ayudando a pobres, todos eran iguales y se hacían responsables de la limpieza de la casa, de la comida y de los eventos de ocio. Me contaron que, en La Cañada Real, ese barrio de Madrid que cuenta con enormes problemas, otro matrimonio había comprado un terreno y convivía con 35 personas. No conozco el sitio, aunque estoy deseando ir porque es muy fácil hablar de misericordia y caridad, pero en estos hogares no se predica lo que hay que hacer, se practica. No hay mejor sermón, ni libro,  que inste a vivir la vivencia del cristianismo, como el ejemplo