Pokemon y los espacios religiosos

Los conventos, los monasterios y las iglesias no se libran de las visitas de los que juegan a Pokemon lo que se puede ver como una oportunidad para darse a conocer y sobre todo para que conozcan a Jesucristo. A cambio tienen que hacer concesiones a su vida privada y a su seguridad.

En una página de internet que se llama Nun’s Life encontramos muchas historias de religiosas que se han encontrado con jugadores en sus recintos. Las repuestas son variadas pues algunas comunidades piden que se limiten a las horas del día y que respeten sus cementerios o sus templos. Lo más positivo es que gente joven está visitando espacios que desconocían y en los que se encuentran con vidas de religiosas y que eso posibilita la interacción.

Algunas religiosas de una universidad católica han apostado por jugar y se han encontrado con multitud de compañeros. Se les veía por la forma en la que cogían sus teléfonos buscando a Pokemon. “Teníamos algo en común lo que nos facilitaba para entrar en conversación” decía una hermana. Es una forma de hospitalidad que puede pasar por aprender este nuevo lenguaje de la gente joven, entrar en su mundo y estar con ellos.

No deja de ser una experiencia para nosotras, dice Susan Oxley de Communicators for Women Religious, encontrarnos con jóvenes llamando a la puerta de nuestros conventos y aconsejamos que les reciban de buen grado y les den una vuelta para acabar compartiendo con ellos café y pastas. Es una maravillosa oportunidad para conocer a personas que nunca se hubieran acercado a nosotras y nadie sabe hasta donde nos puede llevar esa conversación.
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