The Lady in the Van

Los primeros veinte minutos de la película me desconcertaron ¡Cómo me podían haber recomendado una historia en torno a una vagabunda, medio loca y sucia! Pero en la medida que pasaban las secuencias quedé prendada de la relación de la señora Mary Shepherd y un vecino, autor de obras de teatro, Alain Bennet.

La mujer aparca su vieja furgoneta en un barrio de clase media de Londres donde los vecinos la toleran, movidos por su conciencia ante la pobreza. Siente con Bennet una cierta afinidad que la lleva a instalarse con su destartalado - hogar vehículo, en la entrada al garaje de su casa donde permanece quince años.

¿Por qué consentía Bennet esta invasión de su propiedad? ¿Por qué no la echaba cuando las bolsas de basura llegaban hasta su misma puerta y el olor se adentraba por todos los rincones del edificio? ¿Por qué la dejaba usar el baño cuando tenía que utilizar un desinfectante al irse? La razón que se daba así mismo era que utilizaría la vida de Miss Mary para hacer una obra de teatro pero no era verdad. Tímido y solitario no quería compartir su existencia con nadie y la repugnancia que generaba la vagabunda le servía de ahuyenta personas.

La película tiene muy poco argumento y se salva por la maravillosa interpretación que hace de la protagonista, una Maggie Smith de 84 años, que sencillamente lo borda. Pero también porque el personaje de Bennet se desdobla y permite al espectador ver lo que de verdad piensa y no coincide con lo que expresa.

Tengo mi propia interpretación de los motivos que le empujan al escritor para tolerar a una mujer sucia y maloliente que no sabe dar las gracias pues cree que todo le es debido. Me pareció que la película es en moderno la parábola del samaritano. La cabalgadura es la furgoneta, el herido es la vagabunda y el que la permite utilizar su casa es el buen samaritano. Creo que las personas nos desdoblamos, ante los casos de pobreza extrema que vemos por la calle, pues aunque deseamos no ver, la conciencia nos empuja a hacerlo. Eso sí, muy pocos somos los que actuamos como el buen samaritano y estos mensajes, que vemos en una película, nos sirven para recordarlo.
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