Las hermanas de Loreto son llamadas a Roma
La Sagrada Congregación para la Vida Religiosa, mediante una carta del cardenal João Braz de Aviz, ha llamado a Roma a la superiora de una de las mayores órdenes de religiosas estadounidenses, las hermanas de Loreto, para que informara “de algunas áreas preocupantes de su actuación”. Se las acusa de ambigüedad respecto a algunas enseñanzas de la Iglesia y de su manera de vivir la vida religiosa.
Ha sido a raíz de la investigación que se ha llevado desde el año 2008 a muchas congregaciones americanas y que terminó con un escrito donde se expresaban las conclusiones. La hermana Pearl McGivney ha mandado una carta a todas sus comunidades donde asegura que contestaron con sinceridad a las personas que entrevistaron a 90 monjas de su orden en el año 2010 y que éstas nunca mostraron preocupación por las respuestas que recibían. Ahora seis años después, aparecen las preguntas a las que tiene que responder el 18 de octubre, lo que asume como una oportunidad de mostrar su fidelidad responsable a la Iglesia y al papado:
1 - Su manera de promover la vida comunitaria y espiritual en la congregación a la luz de la definición de la que supone para la Iglesia la vida religiosa apostólica
2 – Una cierta ambigüedad en la que se refiere a la adhesión de algunas áreas morales y de la doctrina de la Iglesia
3 – La política de la congregación respecto a los miembros de la comunidad que mantienen posturas que no siguen la enseñanza moral de la Iglesia o sus prácticas litúrgicas.
Parece ser que les preocupa el sistema de aceptar a laicos como “comiembros” y algunas normas de incorporación a los diversos institutos de la orden donde no quedan claras las fronteras entre las religiosas y los laicos. La falta de vocaciones ha hecho que las hermanas de Loreto hayan buscado la suma de los laicos a su congregación y los describen como “mujeres y varones de distintas tradiciones religiosas que viven el espíritu y la misión de Loreto a través de un compromiso individual”. Aunque no hacen votos participan con su tiempo y talento a la misión. También asegura la hermana McGivney que a partir del concilio adoptaron una nueva forma de entender su vocación.
McGivney se va a reunir con su ejecutiva uno de estos día para diseñar los pasos a dar que incluirán reuniones regionales para discutir el asunto y recoger el parecer de la mayoría de las hermanas. “Estamos al pie de la cruz e intentamos acercar el espíritu sanador de Dios a nuestro mundo para mejorar a todos los que sufren injusticia, opresión y privación de su dignidad”.
El tema preocupa a otras muchas órdenes en los Estados Unidos pues pensaban que la investigación a sus comunidades había quedado resuelta pero parece que no es así.
Ha sido a raíz de la investigación que se ha llevado desde el año 2008 a muchas congregaciones americanas y que terminó con un escrito donde se expresaban las conclusiones. La hermana Pearl McGivney ha mandado una carta a todas sus comunidades donde asegura que contestaron con sinceridad a las personas que entrevistaron a 90 monjas de su orden en el año 2010 y que éstas nunca mostraron preocupación por las respuestas que recibían. Ahora seis años después, aparecen las preguntas a las que tiene que responder el 18 de octubre, lo que asume como una oportunidad de mostrar su fidelidad responsable a la Iglesia y al papado:
1 - Su manera de promover la vida comunitaria y espiritual en la congregación a la luz de la definición de la que supone para la Iglesia la vida religiosa apostólica
2 – Una cierta ambigüedad en la que se refiere a la adhesión de algunas áreas morales y de la doctrina de la Iglesia
3 – La política de la congregación respecto a los miembros de la comunidad que mantienen posturas que no siguen la enseñanza moral de la Iglesia o sus prácticas litúrgicas.
Parece ser que les preocupa el sistema de aceptar a laicos como “comiembros” y algunas normas de incorporación a los diversos institutos de la orden donde no quedan claras las fronteras entre las religiosas y los laicos. La falta de vocaciones ha hecho que las hermanas de Loreto hayan buscado la suma de los laicos a su congregación y los describen como “mujeres y varones de distintas tradiciones religiosas que viven el espíritu y la misión de Loreto a través de un compromiso individual”. Aunque no hacen votos participan con su tiempo y talento a la misión. También asegura la hermana McGivney que a partir del concilio adoptaron una nueva forma de entender su vocación.
McGivney se va a reunir con su ejecutiva uno de estos día para diseñar los pasos a dar que incluirán reuniones regionales para discutir el asunto y recoger el parecer de la mayoría de las hermanas. “Estamos al pie de la cruz e intentamos acercar el espíritu sanador de Dios a nuestro mundo para mejorar a todos los que sufren injusticia, opresión y privación de su dignidad”.
El tema preocupa a otras muchas órdenes en los Estados Unidos pues pensaban que la investigación a sus comunidades había quedado resuelta pero parece que no es así.