La policía religiosa saudita
La policía religiosa saudita que se conoce como la Comisión para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, se ha caracterizado por su brutalidad. Una de sus actuaciones más inmisericordes sucedió en el 2002 en un incendió acaecido en la Meca cuando los guardias, mutaween,no dejaron salir a 15 chicas del edificio porque no estaban cubiertas con lo que murieron. En el 2013 persiguieron a dos jóvenes que iban en coche por llevar música demasiado alta, aunque era religiosa, el día de la fiesta nacional saudí. Se cayeron por un puente, perdiendo la vida en el accidente provocado
Esta policía nació en 1940 con mucha popularidad pues los sauditas apoyaban la recuperación de los valores perdidos de su sociedad. A partir de 1979, fecha en la que algunos extremistas se hicieron con la gran mezquita de la Meca, se incrementó su número a la vez que se les dieron poderes que podían utilizar a su antojo. No ayudó a la misericordia el hecho de que sus efectivos se reclutaran entre convictos con la única condición de que supieran recitar el Corán, lo que reducía sus penas.
Pero la filmación de sus brutales acciones por teléfonos móviles, que luego se publicaban en las redes sociales, elevó el clamor popular y ha hecho que el gobierno no tuviera más remedio que frenar sus abusos. Al día de hoy no pueden parar, perseguir o arrestar a las personas y deben mostrar gentileza y educación en su trato, incluso se exige que no hayan estado en prisión más de un año. Cuando observen una conducta inadecuada deben llevar sus denuncias a la policía.
En Ryadh, la capital del país, ya no se ven mutaween patrullando las calles y los varones respiran por no ser empujados el viernes para acudir a las mezquitas mientras que las mujeres pueden usar barniz de uñas y más coloridas abayas. Con todo hay temor a que emerjan de nuevo pues el gobierno tiene, por la bajada del precio del petróleo, que realizar reformas económicas para las que necesita el acuerdo con los elementos religiosos del país y los ciudadanos temen que éstos exijan la vuelta de la policía religiosa a las calles. De hecho un importante clérigo, Nasser – al Oman ha comentado que a la policía se le debería de dar más poder pues en caso contrario “podrían ocurrir grandes catástrofes“. El comentarista, sin nombre, del Economist donde he sacado los datos para este blog termina sus líneas con ironía ¿estará hablando del barniz de uñas de las mujeres?
Esta policía nació en 1940 con mucha popularidad pues los sauditas apoyaban la recuperación de los valores perdidos de su sociedad. A partir de 1979, fecha en la que algunos extremistas se hicieron con la gran mezquita de la Meca, se incrementó su número a la vez que se les dieron poderes que podían utilizar a su antojo. No ayudó a la misericordia el hecho de que sus efectivos se reclutaran entre convictos con la única condición de que supieran recitar el Corán, lo que reducía sus penas.
Pero la filmación de sus brutales acciones por teléfonos móviles, que luego se publicaban en las redes sociales, elevó el clamor popular y ha hecho que el gobierno no tuviera más remedio que frenar sus abusos. Al día de hoy no pueden parar, perseguir o arrestar a las personas y deben mostrar gentileza y educación en su trato, incluso se exige que no hayan estado en prisión más de un año. Cuando observen una conducta inadecuada deben llevar sus denuncias a la policía.
En Ryadh, la capital del país, ya no se ven mutaween patrullando las calles y los varones respiran por no ser empujados el viernes para acudir a las mezquitas mientras que las mujeres pueden usar barniz de uñas y más coloridas abayas. Con todo hay temor a que emerjan de nuevo pues el gobierno tiene, por la bajada del precio del petróleo, que realizar reformas económicas para las que necesita el acuerdo con los elementos religiosos del país y los ciudadanos temen que éstos exijan la vuelta de la policía religiosa a las calles. De hecho un importante clérigo, Nasser – al Oman ha comentado que a la policía se le debería de dar más poder pues en caso contrario “podrían ocurrir grandes catástrofes“. El comentarista, sin nombre, del Economist donde he sacado los datos para este blog termina sus líneas con ironía ¿estará hablando del barniz de uñas de las mujeres?